POR DOUGLAS GÁMEZ
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Originario de la aldea Piedra Parada, San Pedro Sacatepéquez, San Marcos, Dani Velásquez González, es un migrante guatemalteco radicado en Nueva York, Estados Unidos, quien a pesar de ver en varias ocasiones sus proyectos truncados, se puso de pie; una y otra vez, hasta alcanzar sus sueños, los cuales ahora ve materializados en dos negocios que ha emprendido: una constructora y un restaurante en pleno crecimiento.
Dani recordó sus inicios en la aldea Piedra Parada, durante el día trabajaba y por las noches estudiaba. “A veces comíamos un huevito dentro de cinco”, comentó sobre las limitaciones que enfrentaba su familia.
A la vez, enumeró los trabajos que desempeñó desde los 7 años. Entre estos laboró en una panadería, heladería, como taxista, entre otros.
Al culminar sus estudios se integró a una cadena de comida rápida, lugar en el que se inició como cocinero de pizzas, repartidor, para luego escalar a otros puestos.
“Empecé a hacerle promesas a mi mamá, de que un día iba a sacarlos adelante a ella y a mis hermanos, ella ya no está aquí -murió-, pero sigo cumpliendo con mi promesa -ayuda a sus hermanos- vivíamos en casitas de barro con pajón…a veces poníamos ahí la ropa para que no entrará el frío porque ya tenía hoyos la casa y cada vez que veía eso le pedía a Dios que me ayudará a hacer algo diferente en la vida”, apuntó.
LA DECISIÓN DE MIGRAR
Dani contrajo matrimonio mientras aún trabajaba en el restaurante de comida rápida, momento en el que se presentó la oportunidad para acceder a la gerencia de este, sin embargo, luego de someterse a las pruebas requeridas por la empresa no fue seleccionado para el puesto y decidió que era momento de buscar nuevos rumbos. Ante sus aspiraciones renunció a su trabajo y con la indemnización que recibió decidió emigrar a Estados Unidos.
“El camino fue muy sufrido, nosotros estuvimos un buen tiempo para llegar aquí, tarde como un mes y 15 días, lo había intentado tres veces y no había podido, la última vez fue un camino más difícil, sufríamos hambre, subimos montañas, pasé siete días en el desierto, sin comer en el último día. A cuatro horas de salir del desierto me entregué a Dios y así empezó todo”, recordó.
Desde pequeño Dani consideraba que su meta era ser un empresario y ese era su objetivo de migrar, sin embargo, el camino fue cuesta arriba, su primer trabajo en Estados Unidos era a la intemperie bajo la nieve, pensó en volver al país.
A pesar de eso persistió, y tras dos años de extenuantes jornadas dio sus primeros pasos para laborar de forma independiente. Investigó sobre los requisitos para abrir su propia compañía: “se burlaban de mí, me decían eres muy pequeño, no lo vas a lograr”, comentó.
Aunque durante esa época debió enfrentar dificultades, por ejemplo, en su primer intento para emprender una compañía lo estafaron, luego estuvo a punto de ser desalojado por el impago de alquiler, las deudas de pago de otros contratistas también le afectaron, entre otras problemáticas. “No tenía dinero para empezar de nuevo”, resaltó sobre la estafa que le hicieron.
“Se terminaron mis sueños no quiero más, mejor me quedo como un trabajador, estoy cansado que todo me salga mal”, eran los pensamientos que rondaban en la mente de Dani durante esas vicisitudes. Sin embargo, con el acompañamiento de su familia y su fe en Dios logró salir adelante, mencionó el entrevistado.
Según Dani, en cuatro ocasiones consideró la posibilidad de abandonar sus metas y sueños.
Su esposa migró también junto a su hijo a Estados Unidos para reunirse con Dani, quienes fueron fundamentales durante sus recaídas para motivarse y continuar luchando.
SU PROPIA CONSTRUCTORA
Con el tiempo Dani logró establecer su propia constructora, Advrliberty, la cual se ha convertido en una compañía en ascenso en la ciudad de Nueva York. Para ello debió ahorrar y trabajar arduamente en un restaurante, colocando blocks a la intemperie durante el verano, así como en una empresa de demoliciones, entre otros.
En un principio su negocio únicamente se dedicaba a colocar tabla yeso, ahora es una constructora que ha entablado contratos para la edificación de inmuebles como apartamentos con importantes contratistas.
Una tramitadora se encargó de establecer su constructora, aunque en un principio no concertaba contratos, ya que no confiaban en su liquidez de pago y capacidad para realizar los trabajos, relató.
La constructora logró abrirse camino entre los contratistas, quienes empezaron a confiar en él y otorgarle trabajos.
HAY QUE EXPANDIRSE
Su compañía le permitió a Dani alcanzar sus primeras metas y mejorar aún más las oportunidades para su familia. Hace unos meses la constructora le facilitó la apertura del restaurante, Lesly´s, la Esquinita guatemalteca, ubicado en la 147-20, 11435 Jamaica Avenue, Nueva York, el cual considera un emprendimiento conjunto con su esposa.
Dani recordó el proceso para poner en funcionamiento el restaurante, “al principio costó mucho…aquí hay grados de inspección, hay que pagar seguros, tarjeta de sanidad para el manejo de alimentos, verduras, hay que recibir clases, eso lleva dos semanas y es un montón de trabajo”, recordó.
“Yo recuerdo mi vida de niño y no puedo creer lo que estoy haciendo, actualmente ayudamos a una fundación en San Marcos, Manos de Amor…le pido a Dios que me siga proveyendo para ayudar a los necesitados”, puntualizó.
“No se den por vencidos, aunque no crean en uno, no dejen de soñar, los sueños se logran si uno persiste, pero si en la primera trampa uno se queda nunca van a cumplir sus sueños, hay que seguir y luchar, si mi objetivo es ser un gran empresario en la vida a ese objetivo debo dirigirme”, es uno de los consejos que da a los migrantes y guatemaltecos en general.
Por último, volvió a recordar las dificultades que enfrentó de niño, “cuando compartíamos ese huevito, yo quería ser empresario, no he perdido mi enfoque”, agregó.