POR DELIA BONILLA
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“Decidí irme para Estados Unidos para darle a mis hijos nuevas oportunidades, es lo primero que uno piensa cuando está allá, trabajar para la familia, si no me hubiera ido a Estados Unidos de repente hubiera hecho mi casa pero no como la tengo ahora, sino más pequeña”, relató a La Hora José Espina, quien construyó su casa por medio de las remesas que enviaba al país.

Guatemala ocupa la posición número 17 de la lista mundial de la recepción de remesas, siendo el único país centroamericano dentro de los primeros 20 países, lo que representa el 1.30 por ciento del total de remesas a nivel mundial. Los primeros lugares los ocupa India, China y Filipinas, según datos del Banco Mundial en el año 2017.

Según estimaciones del Banco de Guatemala (Banguat), durante el año 2017 Guatemala recibió alrededor de 8 mil 192 millones de dólares por concepto de remesas.

El relato de José Espina, guatemalteco originario de Horcones, Santa Catarina Mita, Jutiapa, es una de las tantas historias de compatriotas que han migrado hacia Estados Unidos con el objetivo de ofrecer un mejor futuro para su familia y mejorar sus condiciones de vida.

Con cuatro hijos, logró sacar adelante a su familia, construir su casa en tres años y brindarle los recursos básicos a su familia durante varios años, “aquí en Guatemala uno va ganando para ir comiendo más que todo y allá tiene uno otras oportunidades porque al cambiar el dinero acá abunda y es cuando se logran hacer las cosas”.

Para el guatemalteco el envío de remesas significó una mejor calidad de vida para su familia, “con ese dinero ya se daba la posibilidad de tener acceso a otras cosas, era más fácil para ellos, quizá hubiese logrado hacer algo si no me hubiera ido, pero hubiera sido muy difícil”, añadió.

Espina regresó a Guatemala porque para él “la vida allá es muy diferente”, actualmente se dedica a la agricultura y destacó que, aunque en sus planes no está el viajar de nuevo agradece la oportunidad de haber trabajado en el país norteamericano que le permitió darle mejores oportunidades a su familia.

Esta narración es similar a la de muchos guatemaltecos que han conseguido mejorar la calidad de vida de ellos y sus familias gracias a las remesas, tal como lo menciona el reciente estudio presentado por la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), en donde se evidenció que la calidad de vida para los guatemaltecos con familiares en Estados Unidos se ha favorecido a través de este ingreso económico.

El estudio muestra que, en Guatemala, la mayor parte de las remesas se invierte en gastos para consumo, mantenimiento, mejoras y adquisición de la vivienda. Al comparar las cifras de los años 2007 con 2016, se observa que la mayor parte de remesas en 2007 se utilizaban en consumo, mientras que en 2016 la inversión marcaba una tendencia mayor hacia el mantenimiento, mejoras y adquisición de vivienda.

En el año 2007 la recepción de remesas representó más de 4 mil 128 millones de dólares, mientras que en 2016 fueron alrededor de 7 mil 159 millones de dólares.

Esta comparación muestra que en 2007 el gasto para consumo representó el 48.3 por ciento mientras que en 2016 el 30.8 por ciento del total percibido, en cuanto al mantenimiento, mejoras y adquisición de vivienda en 2007 se registró un 10.0 por ciento utilizado para este fin y en 2016 se incrementó al 50.9 por ciento.

Por su parte, la analista Úrsula Roldán, resaltó que este estudio no es un hallazgo nuevo, pues la vivienda siempre ha sido una prioridad de los migrantes, “basta con dar una vuelta en el altiplano occidental y se da uno cuenta que esa inversión es de muchos más años, para el migrante es tener su espacio seguro en caso sea deportado, en caso tengan que volver porque ellos se van pensando en volver, son pocos los que van pensando en quedarse allá”.

HUEHUETENANGO, MAYOR RECEPTOR A NIVEL DEPARTAMENTAL

Debido a que en el país son escasos los estudios sobre la incidencia de la calidad de vida de la población, el estudio de ASIES se basó en información de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) de los años 2000, 2006, 2011 y 2014, para tener un contexto de la situación de estos departamentos.

La investigación se enfocó en las remesas y su impacto en los hogares guatemaltecos con base en la incidencia en las condiciones de vida de cuatro departamentos: Huehuetenango, Quetzaltenango, San Marcos y Zacapa.

La investigadora del Centro de Opinión Pública de ASIES, Sofía Domínguez, indicó que los primeros tres departamentos fueron seleccionados por ser los que más remesas reciben, excluyendo Guatemala. Para evitar el sesgo y darle diversidad al estudio se incluyó a Zacapa, a pesar de ser uno de los departamentos que menos remesas reciben.

El departamento de Guatemala, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el año 2017 fue el que obtuvo la mayor recepción de remesas de todo el país con un 13.28 por ciento.

Mientras, Huehuetenango registró el 8.73 por ciento, San Marcos el 8.65 por ciento, Quetzaltenango el 7.01 por ciento y Zacapa el 2.69 por ciento. Además, Jutiapa tuvo un ingreso del 4.23 por ciento de remesas evidenciando que los departamentos que no pertenecen a este estudio también han tenido incidencia en la mejora de la calidad de vida como lo muestra la historia de José Espina.

Los departamentos con menor ingreso de remesas son Sololá con 1.86 por ciento y Sacatepéquez con 1.63 por ciento.

Las condiciones de vida que se midieron según el tipo de vivienda y el acceso a los servicios básicos determinaron que las remesas son invertidas para mejorar la calidad de vida de las personas que tienen familiares en el extranjero.

El estudio se basó en el acceso a servicios básicos como energía eléctrica, servicio sanitario y de agua potable, servicio de disposición de basura y drenaje, acceso a vacunación, línea de teléfono fijo, servicio de internet y la infraestructura de las viviendas.

La investigación indica que las remesas que modifican significativamente el Índice Compuesto de Calidad de Vida (ICCV), son las que principalmente se invierten en la vivienda, y en menor proporción en servicios municipales y vacunación de los hijos.

A MENOR POBLACIÓN, MAYORES BENEFICIOS

Según Domínguez, en el estudio se evidenció un fenómeno extraño, pues los departamentos que registran menor población indígena o los hogares que presentan un menor número de personas por hogar es en donde más se nota el efecto positivo de las remesas, esto se debe a que mientras haya menor número de miembros por familia los recursos benefician más a los receptores.

Para Roldán las remesas son una válvula de escape de las familias rurales que tienen una economía precaria, pues no han tenido oportunidades a través de políticas públicas en Guatemala que les permitan satisfacer la demanda de empleo, salud, educación y vivienda, por ello migran en la búsqueda de mayores ingresos.

“Las familias lo que están haciendo es una subsidiaridad que el Estado no les provee, por eso es que invierten en educación, en vivienda y en alimentación… después de que logran sopesar las demandas de subsistencia entonces logran tener ahorro y logran invertir en cosas productivas”, indicó.

Eduardo Olmedo, investigador del Departamento de Investigación y Consultoría Económica de ASIES y colaborador en el desarrollo del estudio indicó que durante el año 2017 se dio un crecimiento en la tasa de recepción de remesas con un 14 por ciento con relación al 13 por ciento registrado durante el año 2016.

Para el investigador este índice indica que en los departamentos estudiados hay una mejora en la calidad de vida si se mide a nivel departamental, pues hay un cierto uso de las remesas que se destina al consumo, y cada vez más se evidencia que invierten en la mejora de infraestructura de viviendas.

REMESAS SON UNA PALANCA PARA LA SUBSISTENCIA

En el país, las remesas representan actualmente el 10.86 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Según Roldán, las remesas son una palanca para la subsistencia, pero no terminan de ser un sustituto, sin embargo, sí ha incidido en la mejora de vida de las familias porque cuentan con mejores viviendas y han promovido actividades comerciales en sus territorios.

Guatemala es el principal receptor de remesas a nivel centroamericano y muestra la tasa más alta de crecimiento en concepto de remesas en el Triángulo Norte con el 14 por ciento en los años 2016 y 2017 en comparación con el año 2015 donde hubo un crecimiento del 13 por ciento, mientras que en 2014 se registró el 9 por ciento.

Según la OIM, sobre la base de las políticas migratorias implementadas por la nueva administración estadounidense se prevé que el ingreso de remesas al país en el año 2018 mantenga un crecimiento mayor al registrado en 2017, teniendo en cuenta que el 97.1 por ciento de las personas que envían remesas residen en los Estados Unidos.

El resto proviene de países como Canadá, Noruega, España, México, entre otros. Del total de las remesas enviadas por guatemaltecos que se encuentran en Estados Unidos, el 26.3 por ciento proviene de California, el 18.1 por ciento de Nueva York, el 9.9 por ciento de Florida, el 8.1 por ciento de Texas y el 5.1 por ciento de Massachusetts, según datos de 2017. Cinco estados son los que representan el 70 por ciento del volumen de remesas.

“Creo que debe llamarse la atención al Estado y a la empresa privada, especialmente a los bancos para que tengan políticas de fomento a la producción, a la investigación para la producción y a la capacitación de los actores de los territorios para encontrar nuevas alternativas económicas que permitan que las familias logren encontrar líneas de producción en sus territorios”, destacó la analista.

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