Por Grecia Ortíz
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Cuando tenía 10 años la vida de Steve Guerra dio un giro diferente, porque de vivir en Guatemala pasó a residir a Los Ángeles, Estados Unidos, en un esfuerzo de su madre para tener el futuro que ella no tuvo, proceso en el que, incluso, sacrificó su salud para poder lograrlo.

Steve llegó a Estados Unidos cuando tenía 10 años, acompañado de su mamá quien consideró que en Guatemala no tendrían alternativa para superarse.

El guatemalteco recuerda que adaptarse a otras costumbres, en un principio, resultó complicado, y uno de esos primeros cambios se dio en la escuela, porque como no hablaba inglés lo regresaron a quinto grado.

Estar lejos del lugar en donde creció y en donde jugaba con sus primos fue uno de los primeros cambios que sintió, pero entendía que la decisión era por un futuro mejor, como su mamá se lo decía. Fue en ese proceso que trató de relacionarse más con otros niños para adaptarse a su nuevo hogar.

“Mi mamá fue indocumentada como yo, porque nos venimos indocumentados, ella se dedicó por más de treinta años a limpiar casas y pues cuando yo no estaba en la escuela o era descanso de verano me llevaba con ella para que me quedara con ella porque no tenía a nadie que me pudiera cuidar”, contó.

El guatemalteco recordó que se quedaba en un cuarto esperando a que su mamá terminara de hacer su trabajo, e incluso a veces le pedía ayuda en algunas tareas. Fue ahí cuando se percató que la vida era complicada y que contrario a lo que muchas personas piensan de que el dinero se puede conseguir fácil en Estados Unidos.

Aquí cuesta mucho trabajo lo que se gana, afirmó Guerra. Ahora que ve a su mamá piensa en todos esos años en que trabajó duro y como a consecuencia desarrolló muchos problemas digestivos y de artritis.

Con el ideal de que él tuviera un mejor futuro, su mamá lo inscribió en una escuela de tipo privado en donde logró recibir una mejor educación y con lo que obtuvo su diploma universitario.

GUATEMALA NUNCA SALIÓ DE SU CORAZÓN

A pesar de tener varios años viviendo en Estados Unidos, el guatemalteco afirmó que Guatemala nunca ha salido de su corazón y siempre recuerda los momentos que vivió en su país.

“Guatemala nunca se ha ido de mí, siempre ha estado dentro de mi corazón, fueron más de once años que no pudimos regresar a Guatemala así que tuve varios años en los que no pude regresar hasta que cumplí los 21 años, se me hizo un nudo en la garganta al regresar porque pude ver a mi familia. Yo siempre voy a ser primero un ciudadano chapín y segundo estadounidense, porque mi país es primero”, destacó.

En la entrevista detalló que ha trabajado en varias compañías, uno de esos empleos fue como supervisor en Walt Disney con quienes laboró por diez años, también con tres de los bancos más importantes del país y en una de las empresas celulares más grandes.

Por eso el guatemalteco considera que el estudio es la clave para lograr el éxito y que la iniciativa debe surgir de cada una de las personas quienes deben motivarse a mejorar el idioma, porque hay que considerar que ahora para lograr un buen empleo se debe contar con buena educación.

La profesión que actualmente desempeña el guatemalteco es banquero, en donde es el encargado de abrir cuentas bancarias, solicitud de préstamos, vehículos, entre otras responsabilidades que tiene asignadas.

LAS PELÍCULAS SON SU PASATIEMPO FAVORITO

En su tiempo libre, Steve le dedica tiempo a las películas porque le gusta dedicarse a la crítica de cintas, aunque por esto no reciba ninguna remuneración y su pasión es escribir porque sus amigos le consultan y él les hace recomendaciones de qué pueden ver.

“A veces también voy a eventos especiales en Hollywood en donde están las estrellas y pues puedo conocerlas. Ese es mi pasatiempo favorito, las películas, porque para mí es lo que me hace olvidar la vida dura, no estar a la par de una familia que uno quiere”, añadió.

El guatemalteco recomienda a quienes decidan migrar que estén preparados con el inglés, porque al llegar se sufre y no se devenga el mejor de los salarios, “hay que venir lo más preparado, por lo menos hablar el idioma, es lo primero que yo recomendaría”, comentó.

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