Redacción La Hora
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Decidido a reencontrarse con sus hermanas, Orlando Martínez, originario de San Pedro Sula, Honduras, explicó hace unos meses la travesía que logró librar en un viaje sin precedentes que realizó con pocos recursos económicos y la infaltable compañía de su bicicleta con la que recorrió Guatemala y México.
El hondureño relató en una entrevista para la cadena de noticias Univisión, que tenía muchos ánimos de volver a ver a sus hermanas a quienes no había visto por unos 15 años, no obstante la falta de dinero fue una limitante para emprender su viaje, porque solo contaba con unos 20 dólares, que le servirían en su paso por Guatemala y México.
Ese deseo de reunirse con sus hermanas y de mejorar las condiciones de vida que tenía fueron los motivantes para hacer toda una travesía en bicicleta, que adquirió por 500 lempiras a una vecina, “le digo que voy a salir a Estados Unidos, y ella sin creerme, tal vez pensó que estaba bromeando”.
Para lograr su propósito, el hondureño logró plasmar y diseñar su plan de viaje en una hoja, su hermano en México fue una de las personas que lo apoyó, dándole algunos recursos económicos para que lograra con éxito su plan.
Una de las razones por las que decidió viajar de esa manera fue por temor a morir o salir lastimado como ha ocurrido a migrantes que viajan en La Bestia.
“Puse un saco de ropa y algo de comida para el camino. Desde San Pedro Sula, por Corinto salí yo porque es más corto el camino y de ahí al Ceibo estuve seis días”, explicó.
Asegura que viajar en bicicleta fue una ventaja porque los oficiales solamente lo observaban y lo dejaban pasar sin que eso representara un problema. Sus trayectos incluso fueron de catorce horas diarias, en los que recorría unos 50 kilómetros al día y dormía escasamente seis horas.
POSITIVO ANTE LA ADVERSIDAD
No obstante, no todo el tiempo lograba mantener el ritmo de su viaje porque en varias ocasiones pinchó sus neumáticos en diferentes lugares y países. En su viaje, el hondureño no logró documentar su trayecto porque no contaba con una cámara que lo ayudara.
A pesar de la adversidad, Martínez destacó en la entrevista que nunca se rindió e incluso descansó como le ocurrió en el puerto de Veracruz donde se tomó un baño y se metió a la playa.
No obstante, cruzar el río Bravo, significó uno de sus mayores problemas porque en bicicleta no podría continuar con su plan de viaje y por eso se refugió en un centro de apoyo para migrantes, sin perder la esperanza de lograr reencontrarse con sus hermanas.
“Esta bicicleta me ha librado de todo y gracias a Dios no me ha pasado nada, llegué sano y salvo, un poco delgado”, comentó.
Para completar el trayecto final, el entrevistado explicó que dejaría su bicicleta, porque no podría llevarla hasta Estados Unidos. Conseguir un empleo le serviría para recolectar el dinero suficiente para completar su plan de cruzar la frontera.
“Puse un saco de ropa y algo de comida para el camino. Desde San Pedro Sula, por Corinto salí yo porque es más corto el camino y de ahí al Ceibo estuve seis días”.
ORLANDO MARTÌNEZ