Por Douglas Cuevas
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En las últimas semanas, autoridades de seguridad han reportado un incremento en las acciones criminales de las pandillas como ataques a pilotos, sicariato y extorsiones. Las estimaciones de la Unidad Contra las Pandillas del Ministerio Público (MP), es que seis de cada diez jóvenes guatemaltecos ingresan en la red de las maras.

Julio Díaz, agente fiscal del MP designado en procesos contra pandilleros, señaló que los menores de edad acuerpan dichas estructuras criminales para sobrevivir ante la carencia de recursos o espacios de oportunidades, lo cual es aprovechado por los líderes de las maras para atraerlos a sus agrupaciones.

“La estructura criminal ventila a los menores porque las penas, las sanciones, son máximas de 6 años si el adolescente tiene de 15 a 18 años, pero si tiene de 13 a 15 solo son dos años de sanción”, destacó Díaz quien agregó que las maras están reclutando a niños de apenas 11 años de edad.

La carencia de oportunidades no conoce de género, es por eso que recientemente autoridades de la Policía Nacional Civil (PNC) han documentado la conducción de varias menores de edad a las pandillas, que a pesar de no poder escalar en la organización criminal, por el simple hecho de ser mujeres, acuden a las maras.

“Ellas están involucrándose a estructuras criminales para superar factores sociales que el Estado no les está garantizando, hay que resaltar que en una estructura criminal una mujer nunca va a formar parte de un puesto superior jerárquico, la estructura criminal es machista”, puntualizó el agente fiscal.

EL RECHAZO SOCIAL, IMPEDIMENTO PARA LA REHABILITACIÓN

José Miguel Cruz, de la Universidad Internacional de Florida, que ha estudiado el fenómeno de las maras en la región Centroamericana, señaló que muchos adolescentes al ir madurando recapacitan y buscan abandonar las pandillas, pero la falta de oportunidades y los tatuajes les impiden enderezar su camino.

“Muchos jóvenes quieren salirse de las pandillas, pero no encuentran maneras para hacerlo. Es muy importante establecer mecanismo y programas para aquellos que se quieren salir de las pandillas y enfrentar un proceso que puedan cumplir con los delitos y rehabilitarse”, señaló Cruz, quien participó en el foro “Jóvenes y Armas de Fuego en el Triángulo Norte de Centroamérica”, evento que organizaron varias entidades en un hotel capitalino.

Cruz lamenta que por la falta de espacios y el mismo estigma social de diez pandilleros que desean dejar la mara, solo dos pueden hacerlo, puesto que el resto se ve obligado a delinquir para sobrevivir o bien son asesinados por pandilleros que los tachan de traición.

El agente fiscal Julio Díaz también resalta que han conocido casos de jóvenes que desean abandonar la mara, pero las instrucciones de los líderes son llevarlos a la muerte como su única salida, por lo cual buscan el momento propicio para huir y alejarse de la zona bajo mando de su antigua estructura criminal.

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