Por Grecia Ortíz
lahora@lahora.com.gt

En un ambiente jovial, Willy Barreno convive con el grupo de personas que trabaja en La Red Kat, el restaurante que fundó en 2010, que se caracteriza por sus productos orgánicos y que brinda un espacio de convivencia para personas retornadas de Estados Unidos en Quetzaltenango. Barreno señala que en busca de cumplir sueños en otro país, el guatemalteco se olvida de hacerlo en el propio.

En el marco de la Cumbre de Migrantes y Retornados, Barreno conversó con La Hora Voz del Migrante y contó que decidió dejar el país por razones económicas, aunque fue un momento difícil porque tenía el sueño de superarse y ser trabajador social, pues estaba preparándose en la Universidad de San Carlos.

Al llegar a Estados Unidos ese sueño se fue quedando atrás porque se desempeñó en la labor de conserje ya que al no saber inglés las oportunidades fueron limitadas para él, pero no conforme con esa situación decidió aprender mientras trabajaba.

Con el tiempo logró trabajar en una cocina, en donde preparaban alimentos orgánicos.

“Uno puede escoger para trabajar en jardinería, en la recolección de verduras, construcción o limpiar cuartos. Entonces yo decía que podía trabajar más en contacto con la comida en una cocina”, recordó.

Aunque vivió por un tiempo en Wisconsin, decidió mudarse a Santa Fe Nuevo México en donde sintió que había un ambiente similar al de Guatemala por la cantidad de latinos que vivían en el lugar por lo que no se sentía tan lejos.

Al principio su idea era trabajar en Estados Unidos por 6 meses, pero al final fueron 14 años, como sucede en la mayoría de casos.

Haber dejado el país fue una experiencia triste para Barreno porque por muchos años dejó de ver a su municipio y gente, mismos que cambiaron en su ausencia. Al establecerse nuevamente en Guatemala decidió poner un negocio de comida orgánica y local, tal y como aprendió a hacerlo en Estados Unidos.

“Lo peor que está pasando es que el guatemalteco quiere vivir el sueño de Estados Unidos aquí adentro y no estamos proponiendo cual es el sueño guatemalteco”, enfatizó.

La Red Kat es una organización que sirve de soporte para pequeños productores, en donde pueden ofrecer sus productos. El emprendedor reconoce que es muy poco el apoyo a las pequeñas empresas en Guatemala.

NECESITAN APOYO DE LOS GUATEMALTECOS PARA SEGUIR

El guatemalteco refirió que en su restaurante se encuentran alimentos de origen orgánico, uno de los que destaca entre sus comensales son los nachos montaña que son acompañados por guacamol, pico de gallo y frijoles colorados.

El restaurante y su organización está integrado por mujeres y hombres retornados y deportados de Estados Unidos y cuenta con un programa de prevención de la migración.

Hace 3 años que se graduaron 15 chefs con el apoyo de Intecap, pero para continuar es necesario redefinir el modelo que desarrollan.

“Tal vez cuando tenga unos 65 años, los que están naciendo ahorita van a llevar adelante nuestra visión de vender todo local y que sea innovador”, expresó.

De acuerdo con Barreno lo que debería haber es una revolución cultural además de la política, en donde se logre crear el sueño guatemalteco para destacar los productos locales.

Para reunir a los integrantes de La Red Kat, el guatemalteco comentó que se logró con soporte de la tecnología y así fue como más organizaciones decidieron unirse a su proyecto.

“Yo tengo ocho años de estar en Guatemala sin salario, lo único que hacemos es compartir y en ese compartimiento estamos recibiendo un tiempo de remuneración económica”, expresó.

“Uno puede escoger para trabajar en jardinería, en la recolección de verduras, construcción o limpiar cuartos. Entonces yo decía que podía trabajar más en contacto con la comida en una cocina”.
“Yo tengo ocho años de estar en Guatemala sin salario, lo único que hacemos es compartir y en ese compartimiento estamos recibiendo un tiempo de remuneración económica”.
WILLY BARRENO

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