POR GRECIA ORTÍZ
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Trabajar en las alturas para Juan José Jiménez es un acto de costumbre en su vida, dedicado a la instalación de techos. El guatemalteco originario de Sanarate El Progreso, nos cuenta que migró hace quince años y se estableció en Maryland, Estados Unidos, en búsqueda de las oportunidades que no pudo encontrar en su país. Ahora relata su travesía.

A pesar de encontrarse lejos de su patria, Jiménez no olvida a sus familiares, y asegura que siente tristeza al ver las noticias de lo que sucede en Guatemala, porque siempre está pendiente del bienestar de sus seres queridos.

“Tengo mis años de vivir en este país. Toda la gente que llega –al gobierno-, a robar llegan, a hacerse ricos y en Guatemala últimamente han hecho algo bueno desde que sacaron al General (Otto Pérez Molina) que está preso, con Roxana Baldetti”, comentó.

Aunque en ese país ha encontrado oportunidades de desarrollo, Jiménez considera que si se aprovecharan las riquezas que el país posee, los guatemaltecos no tendrían que recurrir a la migración.

En su caso, recuerda que tiene quince años de no ver a sus hijos, quienes permanecen en Guatemala al cuidado de su esposa.

“Vine por ellos, porque los saque adelante, uno se hizo maestro, uno electricista, uno soldador, todos viven allá, aunque hay uno en Nueva York y otra en Stamford a quien acabo de ir a verla”, comentó.

En la entrevista con La Hora Voz del Migrante, el guatemalteco comentó que su primer trabajo fue en una empresa de mudanzas y destacó que abrirse camino en Estados Unidos es difícil, aunque en su caso considera que logró conseguir las metas que se trazó por sus ansias de superación y la motivación de sacar adelante a la familia que dejó en Guatemala.

“Uno por su familia tiene que luchar y pelear por lo que le salga, pero después me actualicé y ahora pues trabajo en techos, con un compañero que es de Zacapa él es el dueño de la compañía y ahí trabajamos”, resaltó Jiménez.

Por último, hizo un llamado para que las personas luchen por los objetivos que desean alcanzar y recomendó a quienes pretendan migrar, hacerlo pero de manera segura, sin arriesgar sus vidas, “duele, créame, hay noches que lloro pensando en mí país”, puntualizó.

LA NOSTALGIA POR GUATEMALA

Asistir a festivales organizados por migrantes es uno de los pasatiempos de Jiménez, aunque a la vez le causa tristeza, porque extraña a su familia y al país.

“Cuando miro una bandera de Guatemala me da nostalgia, me dan ganas de llorar. Allá tengo a mi esposa, mis hijos, y me dicen que cuándo me voy a ir, porque me quieren ver. Tengo cinco nietos, pero no los conozco, solo por fotos”, recordó el entrevistado.

Algunas de las dificultades que ha sorteado es por ejemplo solicitar alimentos en inglés, lo cual ha significado un avance para su vida, porque ha ido aprendiendo a utilizar ese idioma y no sentir vergüenza.

Otra de las facilidades que encontró para adaptarse a Estados Unidos, es que en el lugar en donde vive hay una persona que les prepara alimentos y que es originaria de Petén.

“Yo me encierro en mi cuarto, no salgo, quisiera tener a mi familia, gozar, tenerlos, platicarles y decirles que los quiero, nunca ajusto para irme porque les digo yo me iré pronto. Los quiero mucho, los extraño y adoro mi país, es maravilloso”, mencionó.

Uno de sus mensajes para la ciudadanía, es que no desilusionen y sigan en la lucha contra la corrupción. Lo sucedido en 2015, asegura que también le ha servido de halagos de parte de migrantes de otros países que admiran las protestas de la población.

Previo a migrar comentó que trabajó en el departamento de Petén, en una compañía en la cual percibía un salario considerable, pero con el tiempo las condiciones de su empleo disminuyeron de calidad.

Actualmente no practica ningún deporte, pero cuando estuvo en Guatemala sí lo hizo, “aquí no me atrevo, porque si me lastimo quién me va atender, ¿Quién me va ayudar?, no hay nadie, tengo que luchar yo para mantenerme”.

Finalmente añadió que en su familia son diez hermanos y de todos únicamente Jiménez vive en Estados Unidos. Asimismo reconoce que es positivo que exista un medio que le de espacios de opinión a los migrantes al referirse a La Hora Voz del Migrante.

“Vine por ellos, porque los saque adelante, uno se hizo maestro, uno electricista, uno soldador, todos viven allá, aunque hay uno en Nueva York y otra en Stamford a quien acabo de ir a verla”.
“Uno por su familia tiene que luchar y pelear por lo que le salga, pero después me actualicé y ahora pues trabajo en techos, con un compañero que es de Zacapa él es el dueño de la compañía y ahí trabajamos”.
JUAN JOSÉ JIMÉNEZ

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