Por Grecia Ortíz
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Con la ilusión de un futuro diferente, Luis Enrique Espinoza, artista guatemalteco originario de Jutiapa, emigró a Estados Unidos en 2004, tiempo en el que ha desempeñado varios trabajos y ha logrado pulir su inclinación para practicar arte, por lo que insta a las demás personas a esforzarse y trabajar por sus sueños.

En una entrevista realizada vía teléfono, Espinoza relató a La Hora Voz del Migrante que la decisión de migrar la tomó al vislumbrar un futuro sin oportunidades de desarrollo económico en Guatemala y también por miedo a la violencia.

_2Lo primero que hizo al llegar fue trabajar, y aunque no tuvo oportunidad de estudiar, considera que ahora es el tiempo adecuado para hacerlo.

“Mi primer trabajo fue en Houston Texas, y era como tipo trabajo de albañilería. Ahí estuve tres meses y luego unos amigos me hablaron de Virginia y me fui a los tres meses de estar en Houston”, dijo.

Durante este tiempo, el guatemalteco ha desempeñado varios trabajos, y ahora labora con una empresa que brinda servicios de aire acondicionado.

Espinoza agregó que han sido varios los retos a los que se ha enfrentado, pero los más fuertes y comunes entre migrantes, representan el idioma y no contar con una identificación para mostrarla en los lugares en donde se las requieran.

“Hay muchas personas que no aceptan la –tarjeta- consular, son un poco racistas y dicen que si no tienes ID del Estado no te podemos vender o no puedes entrar, son cosas así”, comentó.

Y aunque los obstáculos se han presentado, el guatemalteco nunca ha olvidado su pasión por el dibujo, pues desde muy pequeño se sintió atraído por el arte; no obstante, en ese entonces aun no tenía noción de la importancia que tendría este aspecto más adelante en su vida.

_3VOLVIÓ A PERSEGUIR SU GUSTO POR EL ARTE

En Guatemala, pintaba y dibujada, y al llegar a Estados Unidos ese gusto de nuevo empezó a surgir con los años; sin embargo, por el tiempo en que dejó de practicarlo, necesitó más horas para perfeccionar su trabajo.

Al ver que no podía sobrevivir con su arte, de nuevo lo abandonó por un largo período, pero en una ocasión se enteró que un sacerdote a quien conocía visitó a su mamá y hablaron de uno de los cuadros que dejó en su casa.

“Regresé a pintar otra vez. Dije: tengo talento, lo puedo hacer; confié en mí otra vez y hace tres años empecé a dibujar, para que la mano me fuera agarrando práctica, y luego pase a pintar otra vez”, añadió.

De niño las figuras que más le gustaban eran los dibujos animados de Dragón Ball Z. Con alegría recordó que tiene una de sus obras terminada desde hace cinco años, que su hermano le encargó y aún está pendiente de entregar.

Recientemente, Espinoza asistió a un Fashion Show efectuado en Los Ángeles, donde expuso varias de sus obras y participaron varios modelos con la finalidad de recaudar fondos dirigidos a niños de El Salvador y Guatemala.

“Doné dos de mis pinturas para que fueran sorteadas y se recaudaran fondos. Entonces, llevé más pinturas para que la gente mirara más de las que fueron sorteadas. Llevé dos piezas más para que fueran exhibidas”, resaltó.

Uno de los retos para Espinoza, como artista, es buscar innovar el arte que usualmente se conoce y que lo hace destacarse entre el resto: “tiene un poco de surrealismo y en 3D”, dijo acerca de su estilo propio.

En ese sentido, añadió que uno de sus consejos a quienes se abren camino y buscan el éxito es que nunca se detengan y que trabajen duro para lograr lo que desean para que vivan sus sueños.

Pero detrás de sus triunfos, Espinoza agrega que existen varias personas que lo incentivan a seguir adelante y lo instan a seguir desarrollando su talento.

“Estoy pintando símbolos patrios y temas de la cultura de Guatemala, y eso le gusta a la gente, mostrando en sí la realidad en que nuestro país está y pues eso les gusta. Ya ve que uno estando aquí pierde un poco sus raíces, se le va olvidando qué es en sí Guatemala. Al ver mis obras les revive esos recuerdos de lo lindo que es nuestro país”, puntualizó.

“Mi primer trabajo fue en Houston Texas y era como tipo trabajo de albañilería. Ahí estuve tres meses y luego unos amigos me hablaron de Virginia y me fui a los tres meses de estar en Houston”.

“Regresé a pintar otra vez. Dije: tengo talento, lo puedo hacer; confié en mí otra vez y hace tres años empecé a dibujar otra vez, para que la mano me fuera agarrando práctica, y luego pase a pintar otra vez”.
ENRIQUE ESPINOZA

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