POR DENIS AGUILAR
daguilar@lahora.com.gt

Tras un turbulento proceso de elección en el Congreso, Jordán Rodas tomará posesión como nuevo Procurador de los Derechos Humanos (PDH) el próximo 20 de agosto, cuando Jorge de León Duque entregue el cargo.

El próximo magistrado de conciencia en materia de derechos humanos está interesado, por lo menos de momento, en mantener una buena relación con los diputados y dice mantener la fe en que eventualmente comprenderán su rol en la coyuntura del país. Asimismo, aseguró que continuará apoyando al Ministerio Público (MP) y a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) en la misma línea que lo hizo su antecesor, aunque propone ampliar la discusión de las reformas constitucionales para incluir a más sectores.

La elección del PDH tuvo un cabildeo intenso, los diputados no lograban consensos en cuanto a quién apoyar ¿Por qué cree que al final se inclinaron por usted?

Yo pienso que prevaleció la intención de los diputados de oxigenar la institución. Había dos propuestas más, respetables; pero una representaba la continuidad del actual Procurador, lo cual, como es un juicio de valor, a unos les gusta y a otros no.

Pero percibí en el hemiciclo, en distintas etapas en las que se dio el proceso, como si había un distanciamiento entre el Procurador y el Congreso. Yo pienso que eso debe de ser una señal de que el Procurador no debe olvidar nunca que es un comisionado, más no subordinado del Congreso de la República, y debe tener una relación armónica en el cumplimiento de su competencia, que da la Constitución y la ley de comisión y de Procurador de Derechos Humanos. Entonces ese distanciamiento -es el porqué- la colega que representaba el continuismo –no fue electa–, pues lógicamente había un desgaste de cinco años, porque iba a defender un proyecto.

Por otra parte estaba otro colega, un gran académico; pero a la mirada de los diputados, seguramente que yo tenía suficiente dinamismo, a parte de la capacidad y trayectoria que podría tratar de darle un reimpulso, reorientar al Procurador a los roles que nos da la Constitución.

Mencionaba que hubo una especie de rompimiento entre PDH y Congreso ¿a qué atribuye el distanciamiento?

Ya eso sí sabrá sus razones el actual Procurador. Esa es mi percepción con base en el acercamiento que tuve yo con los diputados en las últimas semanas o meses a partir de que presenté mi expediente. Pero es una percepción y ya los diputados tendrán sus razones, y el Procurador. Pero uno tiene que ser humilde y aprender de las lecciones de otras personas.

La Hora obtuvo información del Congreso acerca de que los diputados solicitaban compromisos de parte de los aspirantes a PDH para entregarles su apoyo. ¿Hubo algún tipo de condición por parte de congresistas para darles sus votos?

Sí hubo acercamientos con diputados. Yo tenía claro que no era una elección popular y tenía claro que era a 158 electores a los que yo tenía que tratar de convencer. Fui por tres etapas: uno, el reto era que me conocieran; dos, que se percataran de la visión que yo quería tener para la institución, y tres, convencerlos del porqué mi propuesta era la mejor para la actual coyuntura del país.

Nunca hubo una solicitud de plazas ni intercambio de favores. Yo no sé si así se ha manejado anteriormente, pero no le quiero mentir de que pidieron, porque yo pienso que ya los diputados están también suficientemente conscientes, quisiera pensar, de que la Guatemala de hoy no es la misma que antes del 2015. Entonces, si se dieron esas viejas prácticas, donde se miraba la institución como un botín político, en el caso personal no fue así, afortunadamente.

Medios como Plaza Pública mencionan que usted fue elegido con el visto bueno de la CICIG y la embajada de Estados Unidos, respaldado por Edgar Gutiérrez y Acción Ciudadana. ¿Influirá esto en su gestión?

Yo de hecho no supe que yo haya tenido bendición, y si es así, pues qué bueno, gracias a Dios. Pero aparte, más allá de la bendición, que la bendición la da Dios, yo lo que siento es que tuve el apoyo de 131 de los 158 diputados que de forma soberana hicieron uso de su derecho de elegirme. Eso es lo que yo reconozco dentro del tema de legalidad.

Lógicamente yo a mis 48 años he tenido una trayectoria social y política que, sin duda, conozco mucha gente. No solo en Quetzaltenango, donde nací, vivo y trabajo, sino en el medio nacional. Entonces, eso me da un abanico, pero yo tengo claro una cosa, que voy a ser un Procurador de los Derechos Humanos independiente, con agenda propia. No voy a ser un operador político de ningún sector, tengo que escuchar a todos los sectores, ser un interlocutor. Para mediar tengo que ganar la confianza necesaria y no voy a descalificar a ningún sector.

Yo desconozco que ellos hayan influido en mí, eso tendrían que decirlo los diputados. Yo lo que sé es que yo hice un trabajo. Me dediqué por más de dos meses a hacer el cabildeo necesario, en el buen sentido de la palabra; a que me conocieran, a que conociera la propuesta y después a convencerlos.

Las instituciones nacionales e internacionales que me miraron con buenos ojos, pues yo tengo que estar convencido de que todo lo que zumba en favor de lograr el objetivo, media vez no haya nada ilícito, pues es positivo para lograr ser el Procurador de todos, no casarme con un sector ni ideológicamente. Porque los derechos humanos nos pertenecen a todos, desde la izquierda hasta la derecha, y eso se vio en primer lugar durante el trabajo de la Comisión de Derechos Humanos: yo tuve los 13 votos de los 13 posibles, desde Unionista, PAN y Fuerza, hasta Winaq, URN y Convergencia. Eso me da la legitimidad suficiente para no sentirme comprometido con ningún sector, sino tratar de articular.

¿Cómo calificaría usted la gestión de Jorge de León Duque al frente de la institución? ¿Qué haría diferente?

Yo no soy quien para juzgar a Jorge de León Duque y su gestión. Pienso que tuvo un balance de un 6 sobre 10. Es mi percepción personal. Yo lo que no haría, seguramente mejor dicho, es distanciarme del Organismo Legislativo institucionalmente. Algunos dicen: es que los diputados son la representación de nuestro país. Entonces, tenemos que mejorar la cultura política si queremos tener mejores diputados. A algunos les gustan y otros no, pero mientras haya la institucionalidad que existe, pues yo no tengo que venir a socavar la institucionalidad. Tengo que fortalecerla y ver qué podemos hacer.

Yo miro que hay un momento en el que nos podemos coordinar el trabajo. Los diputados ¿qué hacen a parte de legislar? Pues, fiscalizan, y el PDH debe velar porque la administración pública funcione bien. Y es más, yo voy a invitar a los diputados para que me acompañen cuando visite los departamentos, para que constaten ellos en su rol de fiscalizadores y yo como el garante de que no se violen los derechos humanos, que el Estado está en la búsqueda del bien común. ¿Y cómo se llega al bien común? A partir de los servicios públicos. Y los servicios públicos tienen que ser de calidad, con pertenencia cultural y transparencia.

De León Duque fue fuertemente criticado por decir que Guatemala era un Estado fallido ¿Qué opina sobre esta aseveración?

Respeto su criterio, pienso que estamos encaminados hacia eso. Pero quiero ser optimista y pensar que los guatemaltecos tenemos que reconocer, pero absolutamente todos los sectores, todos nos hemos equivocado; unos más y otros menos. Pero si no hacemos ese acto de contrición, si no reconocemos esa responsabilidad y aprendemos del pasado para comprender el presente y visualizar el futuro, yo pienso que ahí nos vamos a empantanar y a la larga perdemos todo.

Quienes apoyan medidas más drásticas para los criminales, señalan a la PDH de defenderlos ¿Qué respondería a esas acusaciones? y ¿cómo se puede cambiar esta percepción en la ciudadanía?

No con base en discursos; hablar pueden todos, hasta los loros pueden aprender a hablar. Va a ser con base en actitudes y respetar la institucionalidad. Quien defiende a las personas que tienen problemas con la ley penal es el Instituto de la Defensoría Pública Penal.

Yo quiero, y mi compromiso es que la población de la gente trabajadora y honrada de Guatemala sepa que va a tener un Procurador sensible a la problemática cotidiana. Y es más, me gustaría impulsar fuertemente e instar a las instancias correspondientes a que se le dé un mayor empuje al instituto que tenga que darle la atención a las víctimas. Yo pienso que el Estado tiene que dar un acompañamiento a las víctimas, porque si no solamente se defiende a las personas que cometen delitos, pero a las víctimas ¿qué?, ¿quién las defiende? Yo pienso que el Estado tiene que jugar un papel importante en ese sentido.

En una entrevista con La Hora señaló que apoya la reforma de la Constitución, pero no así la propuesta actual, ya que a su parecer debe discutirse aún más, ¿cree entonces que los diputados actuaron bien al retrasar su aprobación?

Bueno, calificar la actitud de los diputados, pienso que no soy yo quien para evaluarlo. Ellos tienen su competencia, yo no me quiero entrometer en su función. Pero lo que sí salta a la vista es que la metodología usada evidentemente no ha obtenido los resultados, porque la mesa técnica de la cual el PDH junto a la CICIG, el MP y OACNUDH apoyaron a los presidentes de los organismos para que en más de un año presentaran el proyecto a las reformas, se empantanó y fue por algo. Habría que revisar si existe la suficiente discusión.

Yo confío en la madurez de los diputados, en que, con un cronograma viable, donde se sientan ellos plenamente en libertad de hacer los aportes, hacer una construcción en conjunto, pienso yo que debe de aprobarse las reformas al sector justicia. Y es más, se queda corto, yo reformaría otras cosas más, pero no es mi competencia.

¿A qué voy? A que el Congreso de la República tendría que tener la capacidad de ser muy creativo y ver a qué sectores involucrar. Yo pienso que la academia tiene que tomar un papel más importante ¿dónde están los decanos de las facultades de derecho? Ellos tendrían que sumarse a este esfuerzo de reformar el sistema de justicia. Si nos circunscribimos al sector justicia yo estoy plenamente convencido que son urgentes las reformas, ¿por qué? Porque las comisiones de postulación han fracasado. Hoy por hoy son un banco de favores y no puede seguir ese sistema clientelar porque si no vamos a tener más de lo mismo. Un síntoma preocupante es que tres de los trece magistrados de la Corte Suprema de Justicia, hoy, apenas dos años y pico que han pasado, ya no están por tener problemas con la ley. Entonces, evidentemente el sistema ya colapsó su vida útil y tenemos que repensar ese sistema.

¿Qué aspectos en específico cree que deben discutirse más sobre la propuesta de reforma constitucional?

Es la cuestión de la metodología, porque es lo que cualquier guatemalteco con dos dedos de frente y un poquito de conciencia social debe percatarse, que el sistema de justicia es importante para la consolidación de la democracia y que debe de variar. El qué y el cómo es lo que se tiene que poner de acuerdo.

Yo diría – que hay que invitar- a los secretarios generales, porque a veces se queda en instancia de bloques, pero tener la madurez para hablar de un pacto de nación, donde se involucren los secretarios nacionales de los partidos políticos. Puede ser que tengan diferencias, puede ser que no tengan tantas; pero sin afán de protagonismos, que tengan la madurez de decir: vamos a convocar, vamos a partir de cero. Lo malo aquí son las imposiciones. Si viene la bancada oficial – y expresa una postura-, la oposición automáticamente se van en contra, y al revés, y ahí se empantana todo. Y ahí es donde la mesa técnica debería revisar la metodología, ser creativa e incorporar al Colegio de Abogados y Notarios, a las facultades de derecho de todas las universidades, porque las facultades no solo sirven para las comisiones. Se cuestiona mucho eso, que se crean universidades para tener garantizada su silla para las comisiones de postulación; pues llegó el momento que demuestren que tienen conocimiento científico para construir una propuesta en la que nos sintamos representados todos.

Pero tomando en cuenta que el Colegio de Abogados y la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos han sido señaladas de corrupción, ¿considera correcto involucrar a estas entidades en el proceso de reformas?

Lo que pasa es que santos con suerte hay en el cielo. No podemos esperar que un grupo de ángeles vengan del cielo y nos digan qué rumbo tomar. Es el sistema, hay que democratizar la misma Universidad de San Carlos, los propios colegios profesionales también, pero que a partir de esa experiencia también cambien y democraticen esa toma de decisiones para apostar en conjunto. Yo pienso que, partiendo de ese reconocimiento de las deficiencias y falencias constitucionales, y no pensar también en un factor de un acomodamiento: yo Universidad de San Carlos voy a perder mi rol en las comisiones de postulación. No, no tendría que prevalecer una visión sectorial. La visión sectorial tendría que sacrificarse en virtud de una visión de país.

De León Duque fue un aliado de la lucha contra la impunidad junto al MP y la CICIG ¿Cree que esa es una función que le correspondía a la PDH? ¿Seguirá usted en la misma línea?

Yo voy a seguir en la línea de un apoyo directo y específico, y es más, en agradecimiento a esa mancuerna del Ministerio Público y la CICIG en contra del crimen organizado y especialmente contra la corrupción, ¿por qué? Porque nos sale de gratis a los guatemaltecos; por la CICIG no tenemos que aportar ningún centavo y el acompañamiento ha sido importante. Guatemala sin la CICIG no sería la misma. Pero no podemos esperar que la CICIG siga por siempre, tenemos que fortalecer las instituciones.

En concreto, yo voy a apostar y apoyar; aplaudo y felicito la labor de la CICIG y el Ministerio Público en esa lucha frontal contra la corrupción.

¿Qué tiene que ver el PDH? Es sencillo y fácil de entender: a más corrupción, hay menos recursos públicos para prestar servicios y en consecuencia se van a violar más los Derechos Humanos. A más corrupción, menos educación, menos seguridad, menos salud pública. Entonces los guatemaltecos tenemos que entender que lo público nos pertenece a todos.

Usted mencionó que se deben fortalecer las instituciones de justicia, ¿ese fortalecimiento se puede dar únicamente a través de una reforma constitucional?

No. Ese es un paso importante e indispensable, – pero – se debe apostar por fortalecer las cuatro patas de la mesa de la justicia, que es un Organismo Judicial independiente, para eso sí son necesarias las reformas; un Ministerio Público con cobertura a nivel nacional e independiente; un Instituto de la Defensa Público Penal con suficiente presencia en todo el país y, sobre todo, la cenicienta, que es el Sistema Penitenciario. No tenemos que pasar de vista que los privados de libertad también son seres humanos y el Estado es responsable de brindarles lugares seguros, higiénicos donde se alimenten bien.

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