*Por Redacción La Hora
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Extrema necesidad los pone en manos de traficantes de personas

Frank Guisseppe Fuentes González, de 20 años, era un joven que había sido beneficiario por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés). El domingo 23 de julio, Fuentes murió bajo las extremas condiciones de calor en San Antonio Texas, junto con otros nueve migrantes que estaban apilados en un remolque con varios más, en un estacionamiento de Walmart, en su intento de regresar a Estados Unidos tras ser deportado a Guatemala.

Dos días después, otros tres guatemaltecos, una mujer de 37 años, un adolescente de 16 y una joven de 15, murieron en su travesía hacia el país del norte, cuando intentaban cruzar el Río Bravo. Hasta el cierre de esta edición el Ministerio de Relaciones Exteriores no había dado a conocer los nombres de los fallecidos.

Las muertes de los connacionales han causado tristeza y consternación en la comunidad migrante en EE. UU., quienes consideran que la pobreza y falta de oportunidades obligan a los guatemaltecos a emprender una peligrosa travesía en manos de los traficantes, al tiempo que demandan acciones del Gobierno que logren frenar la pobreza que obliga a los guatemaltecos a buscar una mejor vida.

MUERTES SUCEDEN A DIARIO

Guillermo Castillo de la Cooperación Migrante, lamentó las muertes de connacionales en su camino en busca del sueño americano. Castillo dijo que los riesgos que se toman son influidos por las mismas dificultades que enfrentan los guatemaltecos en su país.

“Cuando uno migra está claro que puede encontrar la muerte, secuestro, trata sexual, pérdida de extremidades o mucho sufrimiento, pero aún así los migrantes se arriesgan con la idea de que es mejor migrar que esperar la muerte en su comunidad de origen por la falta de justicia, crimen organizado, narcotráfico, pandillas y desaparición de menores”, relató.

Castillo lamentó que la muerte de migrantes en tránsito sucede a diario. “La muerte de migrantes es una realidad diaria. El caso de Texas o las personas ahogadas son una muestra, pero en realidad hay cientos que mueren o quedan en México, que a veces se entierran como XX y cuyos familiares nunca más saben de sus seres queridos”, lamentó.

“No existe ninguna voluntad política del Gobierno de Guatemala de atender el fondo de los problemas de migración, hoy por hoy, seguridad y corrupción”, mencionó.

EMPATÍA CON LAS VÍCTIMAS

José Santos, de Los Ángeles, California, uno de los primeros migrantes entrevistados por La Hora Voz del Migrante, expresó su tristeza por las noticias sobre los connacionales fallecidos en su ruta hacia Estados Unidos. Recientemente una conocida de él murió en condiciones similares a las personas que perdieron la vida en un contenedor, en San Antonio, Texas.

“Es triste y lamentable que sucedan estos hechos a causa de la falta de oportunidades que existen en el país, que la gente arriesga todo incluso su vida buscando el bienestar de su familia”, manifestó.

Según Santos, la falta de oportunidad empuja a los guatemaltecos a ponerse en manos de traficantes que los ven como “mercancías” y no como humanos.

“Se ponen en manos de gente inconsciente que únicamente los ve como mercancías y no como seres humanos tratando de mejorar su calidad de vida y la de su familia”, añadió.

NADA JUSTIFICA PERDER LA VIDA

Por su parte, Omar Archila, quien vive en una de las ciudades de California, lamentó lo sucedido a los guatemaltecos y advirtió la necesidad de evaluar con más detenimiento la decisión de migrar porque además de los riesgos en tránsito, ya establecidos en Estados Unidos los guatemaltecos deben continuar enfrentando condiciones adversas.

“El sueño americano está muy alejado a lo que la gente te cuenta, la situación es totalmente diferente, el riesgo que corren es innecesario porque no siempre se obtienen los frutos que uno quiere, las condiciones en el país es dura, en el aspecto económico, laboral, discriminación, son factores que hay que sopesar antes de decidir hacer el viaje”, expresó.

“Hay que sopesar el riesgo que se corre, la gente te habla mentiras de aquí, de que los árboles te dan dinero, pero es difícil y se vienen a topar con un muro, nada justifica perder la vida”, agregó.

“TE ROMPE EL CORAZÓN”

Mientras que Edna Sandoval, una migrante guatemalteca en Los Ángeles, indicó que como alguien que también buscó mejorar sus condiciones al migrar “le rompe” el corazón saber que guatemaltecos enfrentan dificultades o mueren por buscar una vida más digna para ellos y sus familiares.

“Es un reflejo de las políticas migratorias y no solo de las actuales, históricamente el Triángulo Norte ha estado en desventaja para migrar a pesar de que Estados Unidos extrae materias primas y recursos humanos de Guatemala, si los capitales pueden cruzar fronteras, nosotros los humanos deberíamos poder hacerlo libremente”, explicó.

Sandoval destacó que la mayor preocupación es por los familiares de las víctimas mortales, porque ellos resentirán directamente las consecuencias de esas muertes.

TRISTEZA LES INVADE

“Cuántos quieren llevar su comida a sus mesas y de veras esto llora sangre, todos queremos vivir dignamente, cuántos niños quedaron huérfanos, endeudados”, cuestionó la connacional Dayan Hernández.

Hernández enfatizó en la responsabilidad y los malos tratos a los que son sometidos los migrantes en manos de los traficantes de personas.

“La irresponsabilidad de los que los traen sin ninguna seguridad, por favor son seres humanos no animales, y aparte cobran demasiado dinero, y para que sufran, no es justo, todo porque a los gobiernos de cada país les importa un pepino su población”, puntualizó.

Por su parte el guatemalteco Carlos Humberto Díaz, residente en México, señaló que a los gobiernos les conviene que salgan niños y jóvenes en masas para evitar la responsabilidad de proyectos sociales y la inversión en educación, salud y trabajo.

Díaz agregó que la muerte de los guatemaltecos en los Estados Unidos y México es resultado de un gobierno sin horizonte, que vela más por los intereses del partido oficial y las esferas del poder económico que de la realidad nacional de pobreza.

SOLO LES DICEN QUE ENVIARÁN EL CUERPO

Para Víctor Arestí son lamentables este tipo de noticias y más si el único remedio que encuentran las autoridades es decir a los familiares “les vamos a mandar el cuerpo”.

En ese sentido, su crítica llega hasta las más altas autoridades de quienes considera no hacen nada por los guatemaltecos, quienes en su intento de mejorar su salud, alimentación, vivienda y seguridad se siguen arriesgando en la peligrosa travesía.

“El gobierno de Trump está rechazando a todo el que venga y esté ilegal aquí en los Estados Unidos. No vengan más, levántense allá en nuestra tierra”, destacó.

Con tristeza se expresó Mario Ávila, quien reside en Los Ángeles, y quien considera que esto es la realidad de un país en el que no existe compromiso del Gobierno para buscar mejoras.

La ingobernabilidad para Ávila “es el reflejo de esa crisis en que Jimmy, la oligarquía y los militares nos han enfrascado, es importante que el pueblo de a pie, tomemos nuestro propio futuro”.

Mientras que desde Florida, Jorge Estuardo Guzmán, guatemalteco migrante de San Marcos, cree que la migración es resultado de la pobreza extrema que se vive en el interior del país, razón por la que deciden arriesgarse para lograr el sueño americano.

SE NECESITAN MUCHOS CAMBIOS EN GUATEMALA

Al igual que Guzmán, Diety Madrid, comentó que es lamentable que no existan fuentes de trabajo que los lleva a arriesgarse a seguir un camino peligroso.

Ante lo sucedido, la guatemalteca espera que las muertes no queden en vano, pues es necesario que el gobierno busque crear fuentes de trabajo.

“Son muchos los cambios que se necesitan en Guatemala ésta problemática viene de años atrás, pero lo inmediato sería crear fuentes de trabajo, que les den préstamos para que puedan trabajar sus tierras y educarlos, dejarles saber el riesgo que corren al venirse. Eso sería lo inmediato”, apuntó.

El Ministerio de Relaciones Exteriores dio a conocer el pasado 26 de julio que los restos de Fuentes González, fallecido en Texas, serán enterrados en Estados Unidos, mientras que los cuerpos de los demás migrantes fallecidos serán repatriados a Guatemala.

LA TRAGEDIA

El pasado 23 de julio se conoció que al menos 90 migrantes viajaban apiñados en total oscuridad dentro del remolque de un camión de carga que había emprendido un trayecto de 225 kilómetros (140 millas), bajo un intenso calor desde la localidad fronteriza de Laredo a San Antonio, ambas en Texas.

De los diez que fallecieron en esa tragedia, uno era guatemalteco.

Según los relatos de los sobrevivientes, las personas se turnaron para respirar por un orificio que había en una de las paredes del remolque. Golpeaban los lados del remolque y gritaban para llamar la atención del conductor, tras lo cual comenzaron a desmayarse.

Un sobreviviente de origen mexicano relató los detalles de este calvario a la agencia The Associated Press así como en una denuncia penal federal presentada contra el conductor, James Matthew Bradley, quien podría enfrentar la pena de muerte por el fallecimiento de las 10 personas.

“Después de una hora escuchaba que lloraban, pedían agua. Y yo también sudaba. Toda la gente se desesperaba. Y después perdimos la conciencia”, dijo Adan Lara Vega desde la cama de un hospital.

LA TRAVESÍA

Otro pasajero describió la peligrosa travesía que inició en México, diciéndoles a investigadores que él y otros cruzaron en una balsa hacia Estados Unidos, después de pagarles a traficantes de personas unos 12 mil 500 pesos mexicanos (unos 700 dólares), una cantidad que también incluía protección del cártel narcotraficante de Los Zetas.

Luego caminaron hasta el día siguiente y se subieron a una camioneta pickup hasta Laredo, en donde fueron colocados en el remolque para ser llevados a San Antonio. El pasajero dijo que debía pagarle a los traficantes 5 mil 500 dólares una vez que llegaran.

Otro migrante les dijo a las autoridades que era parte de un grupo de 24 personas que permanecieron en un “depósito” en Laredo durante 11 días antes de ser llevados al camión.

Por su parte Lara Vega, quien sobrevivió en el camión, dijo que los traficantes que lo ocultaron a él y a seis amigos en una casa de Laredo les dijeron que irían en un espacio con aire acondicionado.

El jornalero mexicano del estado de Aguascalientes contó que cuando se subieron al tráiler en una calle de Laredo la noche del sábado para el viaje de dos horas a San Antonio, ya estaba lleno de gente, pero estaba tan oscuro que no distinguieron cuántos eran.

Agregó que nunca le ofrecieron agua y nunca vio al chófer del camión. Lara afirmó que cuando la gente es llevada sin autorización a Estados Unidos les piden no ver los rostros de los encargados y lo mejor es obedecer.

El piloto del camión, James Thomas Bradley, les dijo a las autoridades que cuando llegó a San Antonio nadie recibió el camión, pero un pasajero expresó que seis camionetas suburbanas negras esperaban para recoger a los inmigrantes y se llenaron en cuestión de minutos.

La policía de San Antonio dijo que en un video de seguridad de la tienda se veía que varios vehículos recogían a algunos inmigrantes.

Lara Vega dijo que fue deportado de Estados Unidos hace tres años pero decidió intentarlo de nuevo por la crisis económica en donde vive con su esposa, hija de 4 años e hijo de 3.

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