POR JOSELINE AYALA
jayala@lahora.com.gt

¿Qué experiencia y qué capacidades cree que lo harían un buen defensor del pueblo?

Mi experiencia y mis capacidades derivan desde que empecé a trabajar en estudios y en investigación sobre derechos humanos desde mis años de estudiante, y de ahí ya no dejé de trabajar en eso; trabajé mucho en organizaciones sociales, para mujeres, indígenas, siempre en el marco de velar por el respeto de los derechos humanos.

Fui procurador adjunto, director ejecutivo de Copredeh, subsecretario de la paz y finalmente terminé siendo embajador y representante de Guatemala ante los organismos internacionales de derechos humanos. A partir de eso, creo que puedo desempeñar el cargo y creo que tengo suficiente experiencia para eso.

¿Cuál es su definición de derechos humanos y cuáles son sus alcances?

Los derechos humanos como definición podría decirse que son todas aquellas facultades inherentes a la persona humana, podríamos tal vez definirlos en una lista corta como los de la vida, dignidad e integridad y de ahí se derivan muchos derechos. Solo con tomar el derecho a la vida, este depende del derecho humano a la salud y esta depende del disfrute de un medio ambiente sano, y así hay muchas derivaciones de esos tres temas. El catálogo de derechos humanos no tiene límite.

¿Cuál es la situación de Guatemala en materia de derechos humanos?

La situación es la de cualquier país tercermundista, la de un Estado que no termina de ser Estado democrático ni de derecho, porque somos un resabio colonial. Guatemala nunca superó esa situación, los famosos criollos nos heredaron una oligarquía y unas fuerzas armadas que jamás se han puesto al servicio del desarrollo del país, en ese esquema es complicado trabajar con los derechos humanos. El trabajo de un Procurador en Guatemala es más complicado que en otros países de la región, ese problema de estos Estados que todavía no han nacido en el marco del Estado nacional democrático.

¿Se puede ayudar a transformar el sistema desde la PDH? ¿Cómo?

La PDH realmente no tiene por qué transformarse, yo no tengo capacidad de criticar el trabajo de los procuradores que ha habido, todos han hecho lo que han podido, con las grandes limitaciones, de manera que transformarla… al contrario, hay que fortalecerla, organizarla, como cualquier otra entidad de la administración pública para continuar en la protección y en la defensa de los derechos humanos, no sólo de los ciudadanos guatemaltecos, sino de todos los habitantes.

¿Qué papel debe jugar la PDH en la lucha contra la corrupción?

El Procurador, en su palabra de otro idioma que lo origina, que es ombudsman, es un supervisor de la administración pública y, entonces, lo que tiene que hacer es exigirle un papel más incidente y más efectivo y eficaz a las instituciones.

¿Cómo ve el papel que jugó la PDH en la discusión de las reformas a la Constitución?

Yo creo que la PDH tiene la atribución y el deber de opinar. Tal vez si yo hubiera estado en el cargo no me voy de una vez a protagonizar una actividad, sino desde la oficina estudiarla, dar opiniones, hacer recomendaciones. Ahora, ya ponerme a trabajar en las reformas constitucionales… El Procurador no es legislador constitucional.

Un proyecto de reforma constitucional para que sea suficiente, para que sea legítimo se debe ampliar a una mayor participación de los diferentes sectores sociales, ya Guatemala debe abandonar esa práctica cuasi colonial, que para reformar la ley se encierran tres abogados en un Gabinete y se fuman las reformas y ya las sacan. Aquí hay que oírlos, atenderlos, hay que preguntarles, pero creer que se la saben todas solo porque tienen un grado académico, no comparto que ellos crean que lo sepan todo.

¿Qué problemáticas relacionadas con los derechos humanos considera que se deben atender con prioridad en la PDH?

Los derechos humanos son interdependientes, atienden a todos y a los diferentes sectores sociales y en este trabajo no hay prioridades, porque podría estarse incurriendo en discriminación. Es decir, por atender un derecho individual no voy a desatender, no podría hablar de prioridades sin incurrir en discriminaciones, lo cual no compatibiliza con los derechos humanos.

¿De qué forma fortalecería la incidencia de la PDH en la solución de tales problemáticas?

Yo no creo que sea cuestión de cambios, es cuestión de avanzar, avanzar más, incidir mejor, pero yo creo que la PDH ha venido en la línea correcta. Lo que pasa es que hay que, tal vez, intensificar un poco más esta nueva gestión; pero eso también depende del personal calificado con que la Procuraduría debe contar, no solo que sepan cuáles son sus atribuciones y las metas, sino que se empoderen totalmente con una mística de defensores de derechos humanos. Yo no lo veo como un cambio, yo fui procurador adjunto y nosotros tuvimos gente muy eficaz y efectiva en su trabajo, sino que avanzar y tratar de incidir y fortalecer la institución.

¿Qué cambios internos implementaría en la PDH para fortalecer su trabajo?

Con una mejor comunicación con todas las instituciones del Estado, visitándolos, buscándolos, haciendo una interacción más activa con secretarios, ministros, directores, con los mismos diputados, eso del lado del Estado. Del lado de la sociedad, acompañándolos a sus gestiones para ir a exigir a la administración pública que se les atienda como debe ser; entonces, con una actitud así se entra en una mejor relación con las instituciones y las personas tienen más confianza en la PDH.

¿Considera que el proceso de la comisión de DD. HH. en la elección de la terna ha sido transparente?

Sí, yo lo vi. Lo único que podría criticarle es que fue un proceso muy largo, burocrático y tedioso, pero dentro de eso fueron muy transparentes.

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