POR DOUGLAS GÁMEZ
dgamez@lahora.com.gt
Lo que empezó con el sueño de comprar un automóvil para evitar trasladarse en el transporte urbano, se convirtió en una historia de emprendimiento, superación y sobre todo éxito. Con un mensaje para los migrantes de continuar luchando por sus metas, Jessica Fabiola García Rodríguez relata su experiencia como migrante, los obstáculos que enfrentó y sus objetivos alcanzados en Estados Unidos.
La visión de Jessica de una vida en el país del norte inició a sus 16 años, en 1999. Con las vicisitudes que muchos guatemaltecos enfrentan para salir adelante, hija de una madre soltera y con dos hermanos más, tenía claro que el camino para la superación era cuesta arriba. Como cualquier joven, uno de sus anhelos era tener un vehículo “soñaba con comprarme un carrito para ya no irme literalmente colgando de los buses urbanos al colegio y mi madre por ser una madre soltera con tres hijos era prácticamente imposible que me lo comprara, pues de por si la situación era muy difícil para ella sola con nosotros tres”, recuerda en una entrevista con La Hora Voz del Migrante.
Desde esa edad, expresó a su madre su anhelo de viajar a Estados Unidos, pero que ella se negaba “porque amaba Guatemala”. A la vez, menciona que su progenitora le indicó que no se imaginaba viviendo en otro país.
“Desafortunadamente yo no contaba con la ayuda económica de nadie para poder llegar a Estados Unidos”, menciona.
UNA PROBADITA
Con el paso del tiempo, el abuelo de Jessica debía viajar a Estados Unidos, pero por su avanzada edad no podía hacerlo solo, así que tramitó su visa para acompañar a su familiar.
“Me dijo mija que tal si vamos a ver si te dan tu visa, para ver si te podé s ir conmigo a Estados Unidos, porque a mí me da miedo irme solo”, enfatiza Jessica al recordar ese momento, el cual lo describe como la oportunidad que estaba esperando.
Luego de regresar del viaje en el que acompañó a su abuelo, Jessica le insistió a su madre que deseaba quedarse a vivir en Estados Unidos. “De aquí no me salís hasta que tengás un título y te podás defender en la vida y mientras no tengás la mayoría de edad yo te mando y no me salís del país”, le respondió su mamá en esa oportunidad.
Jessica logró graduarse a nivel medio en el Liceo Técnico de Ciencia y Desarrollo, menciona que su objetivo era seguir en la Universidad para profesionalizarse y convertirse en abogada porque odia las injusticias y los abusos hacia los vulnerables.
Sin embargo, menciona que no pudo realizar su meta en Guatemala y de nuevo regresó a su vida la intención de viajar a Estados Unidos, “Con mucha tristeza tuve que dejar a mi familia y amigos pero no tenía otra opción porque yo sabía que aquí –Estados Unidos– iba a poder lograr mis sueños”.
EL PRIMER PASO
“Finalmente vine a Nueva York, con escasos 50 dólares en el bolsillo, más la deuda de mi boleto de avión”, así empezaba una nueva etapa en la vida de Jessica, se encontraba en el país que deseaba y el camino a la cumbre estaba lleno de obstáculos y esfuerzos.
Al inició fue recibida por una tía que vivía en Nueva York. Jessica parece recordar pequeños detalles, como que le prestó un mueble de su sala y que le proporcionó alimentación mientras conseguía trabajo, algo que también su familiar le ayudó a encontrar.
Su primer empleo en el país del sueño americano fue de niñera, aunque el salario era bajo, pudo rentar un cuarto junto a sus tías.
Durante la conversación, menciona otro detalle, en esa época conoció a Franklin, quien se convertiría en su esposo.
EMPRENDER O ESTANCARSE
Pero como ya lo resaltó Jessica en la entrevista, el salario de niñera era bajo, así que decidió emprender un negocio. “Un día vi que mi salario era muy poco y decidí hacer unos volantes para la limpieza de casas y dejarlos en los buzones de un lugar muy exclusivo llamado Greenwich, CT. Gracias a Dios logré conseguir cuatro mansiones para limpiar y aunque era un trabajo muy duro era mejor pagado”, enfatiza.
En esa etapa de su vida, consiguió el sueño por el que había migrado, compró su automóvil, el cual le sirvió para transportar sus implementos de limpieza.
“Aunque a veces me avergonzaba de tener que andar con mis cubetas, trapeadores, escobas y plumeros, con el tiempo aprendí que eso era una manera muy digna de ganarme la vida y aunque no fue nada fácil porque limpiar nueve enormes baños en un día, siempre estuve muy agradecida con Dios por mi trabajo”, puntualiza.
SUPERACIÓN EN LA EDUCACIÓN
A pesar de lograr uno de sus objetivos y el cansancio provocado por el trabajo, Jessica asistía por las noches a la escuela para aprender inglés. Luego el High School.
En 2007 lograría junto a su esposo obtener la residencia estadounidense, pero el estudio y los deseos de superarse no se detenían, a pesar de las dudas que surgían.
“Siempre tuve el gran sueño de poder ir al College aquí en Estados Unidos y lo logré hacer hasta que tuve mi Green Card, pero tenía miedo de que no fuera a entender nada o que no pudiera costearlo, en fin eran tantas cosas hasta que un día dije yo lo intentaré, porque el que no arriesga no gana”, recuerda.
La convicción y dedicación le permitió a nuestra entrevistada ingresar al Westchester Community College, ahí se gradúo de Associates Degree in Paralegal, luego estudió en la Purchase College en la cual obtuvo un grado académico con un Bachelor Degree in Legal Studies.
“Actualmente trabajo para una firma de abogados como Office Manager. Y estoy estudiando muy duro para poder ingresar a una Law School en donde continuaré mis estudios como abogada y así poder seguir cumpliendo mi sueño de ayudar a los más vulnerables, solo que esta vez sueño con poder ayudar al inmigrante”, cuenta.
Llegar a esos resultados le significó a Jessica sacrificios, evitar dormirse en clase, estudiar y hacer tareas hasta las cuatro de la madrugada, luego de una extensa jornada laboral.
“Ahora a casi 18 años de haber venido a este hermoso país soy testigo que este es el país de las oportunidades que uno mismo se da a base de perseverancia, esfuerzo, dedicación. Mi consejo para todos los inmigrantes es que traten de superarse que nada es imposible y que mientras más duras son las batallas más grandes serán las victorias y que no desmayen y que luchen por sus sueños”, es el consejo que le da Jessica a los migrantes, a esos connacionales que espera ayudar en el futuro.
LOS TRABAJOS DE JESSICA GARCÍA EN EE. UU.
Niñera
Servicio de limpieza
Office Manager (gerente)
“Finalmente vine a Nueva York, con escasos 50 dólares en el bolsillo más la deuda de mi boleto de avión”
Jessica García“Tenía miedo de que no fuera a entender nada o que no pudiera costearlo en fin eran tantas cosas hasta que un día dije yo lo intentaré; porque el que no arriesga no gana”
Jessica García