POR DOUGLAS GÁMEZ
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Por muchos años fue un migrante estadounidense en Guatemala, aunque ahora está en su país natal, la vida es similar a la de un extranjero en Estados Unidos. Dos trabajos y la universidad, poco tiempo para descasar, pero con la frente en alto y convencido de que la preparación y su vocación por la repostería le abrirán las puertas al éxito, él es Ronald Archila y esta es su historia.
“Soy de Guatemala, pero a la vez no soy de Guatemala. Nací en California, mis padres son guatemaltecos, a los seis meses de nacido me llevaron a Guatemala”, así comenzó la entrevista de Ronald Archila con La Hora Voz del Migrante.
Sin poder definir en un principio si se considera o no migrante, relata que su papá lo llevó y dejó en Guatemala a los seis meses, su madre se quedó en California. A los 2 años su padre y madre retornaron para vivir por un tiempo con Ronald, en ese lapso nació su hermana.
“Luego mi papá decide volver a Estados Unidos… antes de que cumpliera 5 años mi mamá me llevó con mis abuelitos paternos, yo le preguntaba por qué tomábamos un bus, con lágrimas me dice que me tenía que dejar en un lugar seguro… al año me enteré que mi mamá había vuelto a Estados Unidos”, cuenta Ronald con un tono de voz tranquila.
MIGRANTE EN GUATEMALA
Ronald cuenta que no tenía documento que certificara su nacimiento en Estados Unidos.
Sus abuelos lo inscribieron en un colegio, luego decidieron cambiarlo a una institución educativa dirigido por monjas y continúo sus estudios básicos. Paralelo a eso debía comunicarse cada cierto tiempo a la Embajada de Estados Unidos acreditada en el país.
“Un día me llamaron y me dijeron ¿qué piensas hacer? Tú tienes que regresar a Estados Unidos. Yo les contestaba que no tenía a nadie, solo sabía de unos tíos allá, pero no los conocía”, añadió.
Con tranquilidad en su voz, en esta parte de la entrevista revela que su padre murió cuando él tenía 7 años y que su mamá lo abandonó, situaciones con las que tuvo que lidiar y sobreponerse. “Me hice más fuerte”, dijo.
EL CONOCIMIENTO
Cuando finalizó sus estudios básicos decidió ingresar al Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap) para estudiar cocina y se graduó de chef.
Luego de graduarse, una de sus tías le compró el boleto aéreo para que viajara a Estados Unidos. Actualmente vive en Fredericksburg, Virginia.
“Pensé que iba ser como un cuento de Disney, pero cuando ya estás en la realidad, no saber inglés, no entender lo que te dicen, ¿Ellos me decían, cómo qué tu siendo americano no sabes inglés?”, señaló. Para Ronald, el desconocimiento del idioma fue una barrera para alcanzar mejores oportunidades laborales y también fue motivo de burlas.
Su primer trabajo fue lavando platos, empleo que no le trajo muchas experiencias gratificantes. Su tía decidió enviarlo al High School, donde según el entrevistado debió repetir casi todos los grados del nivel básico.
“Yo no me sentía cómodo, estaba entre niños de 12 y 14 años, yo estaba a punto de cumplir 18 años… decidí hablar con la directora, ella era una dominicana y me recomendó ir a la Universidad e ir a aprender inglés”, indica.
SER INDEPENDIENTE
Un tiempo después decidió independizarse “ahí vi la vida tal y como es”, recuerda. Asimismo, relata que en un principio fue difícil, su sueldo era bajo y las cuentas por pagar altas.
Mientras realizaba sus estudios de inglés en la Universidad, también logró ingresar a la cadena de supermercados Walmart. “Yo sabía que ahí podía poner en práctica mis conocimientos. Fui a la presentación con una puertorriqueña, le dije que podía decorar pasteles y ella me dijo, te voy a dar la oportunidad”, recuerda.
Estuvo durante dos años en ese supermercado, pero era objeto de burlas. Sus compañeros lo molestaban porque podía decorar pasteles, pero no hablar inglés. “No sabía que contestar, así que me salí y me dije algún día voy a volver y les voy hablar en inglés”.
Luego trabajó en una escuela en el área de limpieza, todo estos pasos los dio con la ayuda de una amiga. Con el tiempo conoció a la hermana de su amiga, con 45 años y sin graduarse de la Universidad lo aconsejó a seguir educándose “puedes tener muchos trabajos, pero sin educación de nada sirve, tu salud se va afectar”, destacó.
CUESTA ARRIBA
A la vez, Ronald debió enfrentar otra dificultad, le fue detectada escoliosis, una desviación lateral de la columna vertebral. “Si mi amiga teniendo 45 años puede, y yo teniendo en ese entonces 23 años tenía que seguir”, agregó.
La enfermedad y las dificultades del idioma motivaron a Ronald. El tiempo pasó, ahora domina el inglés y actualmente es supervisor por las noches y en las mañanas trabaja reparando computadoras. Además, asiste dos veces o tres por semana a la universidad.
“Manejo dos horas y media para llegar a la universidad, llegó tarde, pero me sorprende, llevo buenas notas y tengo mi beca. Me está costando, me faltan tres años para graduarme, pero lo voy a lograr”, dice Archila.
Ahora Ronald realiza estudios de chef en la universidad, su sueño es trabajar en un crucero o emprender un negocio propio, una repostería y no en Estados Unidos, sino en Guatemala.
“Este país tiene restaurantes, reposterías, o sea hay oportunidades para demasiadas personas. Si yo tengo un negoció lo abriría en Guatemala, ¿por qué? Hay jóvenes que salen de estudiar, sin trabajo, experiencia, te piden un nivel universitario, yo estuve en Guatemala y las cosas son difíciles”, explicó.
ESTUDIAR Y ESTUDIAR
Para finalizar la entrevista le preguntamos a Ronald qué piensa de la migración y qué consejos con su experiencia le daría a otros connacionales. No duda en responder que les pediría seguir estudiando.
“El mensaje es que no tenga límites para seguir educándose… he visto a guatemaltecos estudiar y no tienen papeles, -entonces- ellos deben pagarse sus estudios, pero quieren sacar adelante a sus familias”, menciona.