POR KIMBERLY LÓPEZ
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El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) no cuenta con un laboratorio propio de análisis de sustancias, con el que puedan realizar revisiones de muestras de agua y especies. Según el viceministro de la cartera, Alfonso Alonzo, a eso se debe la lentitud de la institución para dar seguimiento a casos de contaminación.
Alonzo indicó que para el próximo año serían necesarios Q10 millones más de presupuesto para desarrollar programas de educación ambiental. Los recursos también serían invertidos en medidas de fortalecimiento del Ministerio.
Según el viceministro, dentro de las deficiencias del Ministerio destaca la lentitud en los procesos que requieren de análisis de aguas, como sustento para evaluar diagnósticos de recursos hídricos.
“El Ministerio necesita un laboratorio de análisis de agua porque un análisis así se tarda entre 1 o 2 meses, porque vamos al laboratorio de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (Amsa) o al laboratorio del Ministerio de Salud”, indicó.
Agregó que todo ese procedimiento se vuelve lento por la custodia de los estudios.
Sin embargo, dijo que el laboratorio no está programado para este año, pero por falta de recursos buscarían apoyo de la comunidad internacional.
CONTAMINACIÓN DE RÍOS
El estudio de la contaminación de ríos, para la cual son necesarios los análisis de agua, es un campo recurrente en el país.
Según el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA) de la Universidad Rafael Landívar, el país posee 38 ríos principales, en donde al menos 14 de éstos y cuatro lagos presentan altos porcentajes de contaminantes físicos.
El estudio revela que gran parte de la contaminación de los cuerpos acuíferos en el país proviene de las aguas residuales de los centros urbanos, las cuales son vertidas en los cauces de los ríos, por lo general, sin ningún tipo de tratamiento.
Este tipo de descargas son ricas en nutrientes, bacterias y patógenos, lo que favorece la proliferación de algas en los cuerpos receptores, factores de riesgo para la salud humana, tal como ha sucedido con el lago de Amatitlán y las recientes evidencias del lago de Atitlán.