POR DOUGLAS GÁMEZ
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Luego de vivir 25 años en Estados Unidos, la guatemalteca Juana Luz Tobar Ortega fue notificada por autoridades migratorias que debía retornar voluntariamente al país el 31 de mayo, sin embargo, ante el temor a la violencia y falta de oportunidades que asegura enfrentaría en Guatemala decidió encerrarse en una iglesia de Carolina del Norte.

Tobar Ortega migró a Estados Unidos durante los últimos años del Conflicto Armado Interno, específicamente en 1992. Es originaria de San Cristóbal, Jutiapa y relató que lo hizo para evitar unirse a la guerrilla.

“Cuando llegué a Los Ángeles apliqué al asilo, en esos años les daban a los guatemaltecos –el estatus- de refugiados, me extendieron el permiso de trabajo”, explicó.

Tobar buscó mejores oportunidades y se trasladó a Carolina del Norte. En 1999 empezaron sus dificultades, ya que viajó a Guatemala para cuidar de su hija que se enfermó. Cuando intentó volver a Estados Unidos fue detenida y deportada.

No obstante la connacional volvió a ese país y tras varias solicitudes para normalizar su estatus legal, aduciendo que no tenía un record criminal, en mayo se le notificó que debía abandonar ese país, ya que su requerimiento fue denegado.

Sin embargo, se refugió en la Iglesia Episcopal St Barnabas, de la cual asegura no saldrá, mientras su abogado emprende una serie de acciones legales para evitar su deportación. A la vez, la comunidad de la localidad ha realizado una serie de peticiones y movimientos para evitar su expulsión de Estados Unidos.

Jorge Archila, quién será el cónsul para la sede del Consulado de Guatemala en Carolina del Norte, cuando inicie funciones el 19 de junio, explicó que se movilizaron para asistir a la guatemalteca y que ella se encuentra bien de salud. También destacó el apoyo que le dio la iglesia. Archila agregó que los agentes migratorios no suelen realizar detenciones en edificios religiosos.

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