Joseline Ayala
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El Congreso de la República entró el 16 de mayo a un receso parlamentario, tras concluir el primer período de sesiones ordinarias del Organismo Legislativo. Analistas políticos acusan a los diputados de “reprobar” este primer ciclo de plenarias debido a que fue improductivo, no se lograron consensos y no se avanzó en la agenda pendiente para la reforma del sistema.
El receso parlamentario comenzó el 16 de mayo y terminará el 31 de julio. A dos meses y medio se le suma la pausa de diciembre a enero, con el que acumulan tres meses de interrupción de plenarias.
Sin embargo, aunque disminuya la carga de trabajo, los recesos no son vacaciones, advierten los politólogos, quienes recomiendan a los congresistas aprovechar el tiempo para ponerse al día con los asuntos que quedaron pendientes en el período que acaba de terminar.
Durante el primer período ordinario los diputados presentaron 59 iniciativas de ley y el Organismo Ejecutivo entregó 4 solicitudes de préstamos. En comparación, el año pasado en ese mismo período se propusieron 189 iniciativas de ley.
De esos proyectos, solo ocho recibieron dictamen favorable de las comisiones a las que fueron remitidas y una recibió dictamen desfavorable. Además se aprobaron catorce acuerdos y tres puntos resolutivos.
De acuerdo con el analista político independiente, Renzo Rosal, el receso parlamentario es un derecho formal establecido en ley, pero debido a que la agenda de trabajo de los diputados en los últimos meses ha sido improductiva y ha dejado un “mal sabor de boca”, se considera un beneficio no merecido.
“Este período –de receso– debería servir para que los diputados se dediquen a ponerse al día con los temas que han dejado a un lado, pero en la práctica se utiliza más para que la dinámica que ya está manejándose desde hace unos meses termine de bajar la velocidad lenta que tenía”, asegura.
Rosal se refiere a las tácticas dilatorias de los congresistas para no aprobar proyectos legislativos importantes para el país, como las reformas constitucionales.
Estos mecanismos han sido utilizados por el oficialismo, en alianza con Movimiento Reformador y Alianza Ciudadana, pero también han sido posibles gracias al débil papel de Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) como partido opositor, señala.
Para el analista político del Instituto de Problemas Nacionales de las USAC (Ipnusac), Christians Castillo, el receso ha sido malinterpretado por los diputados creyendo que son vacaciones que pueden aprovechar para dirigirse a sus distritos o para ocuparse de sus asuntos personales.
“En realidad el receso debería representar un incremento del trabajo sustancial que debe hacer el Congreso y retomar temas de importancia nacional, además de enfocarse en lo administrativo emitiendo dictámenes y realizando trabajo de comisiones”, indica.
Agrega que en estos momentos los diputados no deberían darse el lujo de no sesionar o proyectar la imagen de que durante estos meses estarán descansando, pues hasta el momento el Congreso no ha cumplido con las expectativas que se tenían para esta legislatura.
TEMAS PENDIENTES
La agenda del Congreso no solo ha sido ineficiente en cuanto a la cantidad de proyectos de ley presentados y aprobados, sino también en lo relativo al contenido de las iniciativas.
Sin avances permanecieron iniciativas como la ley de aguas, la iniciativa de desarrollo rural, la segunda generación de reformas electorales y la ley de juventud. La lectura de las reformas constitucionales al sector justicia no pasaron del séptimo artículo.
Además, el Congreso ha tenido que aceptar la cancelación de al menos tres de sus decisiones más importantes (todas a través de alianzas): la creación de las Comisiones Extraordinarias y la designación de representantes ante el Registro Nacional de las Personas (Renap), Junta Monetaria y las autoridades del Consejo Nacional de Atención al Migrante en Guatemala, (Conamigua).
También evidencia el nivel de incapacidad de los congresistas la reforma al Código de Trabajo, el decreto 7-2017, en la que un artículo transitorio anula todo lo establecido en el mismo documento.
MOMENTO DE ACTUAR
Durante todo el período ordinario, el presidente de la Junta Directiva del Congreso, Óscar Chinchilla aseguró que durante el receso se realizarían al menos cuatro sesiones extraordinarias por mes y se continuaría con la discusión permanente de las reformas constitucionales; sin embargo, ayer los congresistas informaron que el tema quedará relegado.
Chinchilla explica que se postergará la aprobación de las reformas debido a que constituye un obstáculo para avanzar en cualquier otro punto de la agenda, ya que no se han logrado consensos sobre el artículo 7 de la iniciativa.
“El primer período del Congreso se ha encontrado en una coyuntura complicada por el desgaste que suponen las reformas, la interpelación, mucha resistencia de algunos bloques mayoritarios para seguir aprobando algunas leyes importantes para el país”, reconoce Chinchilla.
Además, asegura que hay muchos temas pendientes como la ley de la Carrera Judicial, de la niñez, de derechos humanos, el Código de Comercio, la ley de Aguas, la ley de Competencia y algunos temas administrativos suspendidos que priorizarán en estas semanas.
Sin embargo, para el director de Congreso Transparente, Ángel Pineda el ritmo de la agenda no ha sido obstaculizado por las reformas, sino que responde a los intereses del oficialismo, de retrasar los temas importantes para el país.
“La composición y manejo de la alianza que domina el Congreso modificó la estructura y la agenda parlamentaria, lo que afecta sumamente en la producción del Legislativo, que ya no pasa por temas de consensos de jefes de bloque sino de oposición total en el pleno”, indica.









