Por Grecia Ortiz
gortiz@lahora.com.gt

El segundo domingo de mayo en Estados Unidos migrantes guatemaltecas son agasajadas en compañía de su familia con motivo de la celebración del Día de las Madres, y es entre los más queridos que reciben festejos y regalos, en una de las pocas ocasiones en que pueden compartir en familia puesto que muchas de ellas deben llevar su vida entre su trabajo y las labores del hogar.

A diferencia de Estados Unidos, en Guatemala las madres lo celebran cada 10 de mayo, en una fiesta similar, y aunque algunas lo hacen lejos de sus hijos porque decidieron migrar en busca de un futuro mejor, aseguran sentirse orgullosas del esfuerzo que hacen.

La Voz del Migrante conversó con algunas de ellas, quienes radican en Estados Unidos y Guatemala, sus historias son de dedicación y entrega, a diario buscan superarse junto a sus familias y vencer los obstáculos que se presenten.

“NO ES LO MISMO SER MADRE EN GUATEMALA, QUE EN ESTADOS UNIDOS”

Ericka Sazo es guatemalteca, pero desde hace varios años vive en California, Estados Unidos, y actualmente es la coordinadora de un programa que apoya a personas que enfrentan violencia doméstica.

El programa en el que participa Sazo da soporte a personas de diversas nacionalidades, niveles sociales y creencias religiosas. El año pasado fue acreedora del reconocimiento a la Mujer del Año del Condado de Los Ángeles, por sus aportes a la comunidad.

Mientras lleva su vida laboral, la guatemalteca siempre trata de compartir tiempo de calidad con su familia, y aunque las jornadas son largas, su dedicación nunca merma.

Para ella ser madre es una experiencia que cambia la vida, y la describe como un acto de amor puro, pues los hijos son esa muestra de amor incondicional.

“Ser madre es una experiencia que te cambia la vida, algo que nunca imaginaste poder hacer, amar a alguien de forma incondicional e infinita. Ser mamá es dar todito tu corazón las 24 horas de los 7 días de la semana”, expresó.

Una de las razones por las que siempre ha buscado superarse es para dar un mejor futuro a sus hijos y demostrarles que todo se puede lograr con esfuerzo, además de guiarlos a ser buenos seres humanos, en un mundo en donde los valores cada vez son menos importantes.

Los triunfos de sus hijos son de las mayores satisfacciones de su vida. “Verlos triunfar me llena de satisfacción, pero principalmente de agradecimiento a Dios que me dio la oportunidad de ser mamá de dos personas extraordinarias”, manifestó.

Sazo considera que existe mucha diferencia entre madre en Estados Unidos y en Guatemala, porque existen más oportunidades el primer país para que los hijos puedan superarse, mientras que las condiciones de su lugar de origen limitan su desarrollo.

Sin embargo, las familias en Estados Unidos deben esforzarse por mantener la unidad familiar, pues las largas jornadas de trabajo inciden en el tiempo que comparten.

“Hay muchas oportunidades para los hijos, pero para los que no tenemos más familia acá sentimos que falta el componente que da el ser madre en Guatemala, en donde el núcleo familiar está activamente involucrado y provee un sistema positivo de apoyo a la familia completa”, comentó.

Sazo desea formar a sus hijos para que sepan enfrentar retos con decisión y confianza, de modo hagan de este mundo un lugar mejor, al incentivarlos a desarrollar sus talentos y a luchar por sus metas.

Para celebrar el Día de las Madres, Sazo toma el día libre, para que su familia pueda festejarla. Usualmente la invitan a un restaurante, para luego retornar a su hogar y compartir el postre, que puede ser comprado o elaborado en casa. Además, sus hijos redactan tarjetas de felicitación mano para agradecer su amor incondicional.

LAS MAMÁS DE LOS “DREAMERS” FUERON LAS PRIMERAS SOÑADORAS

Margarita González de Quintana, migrante originaria de Nueva Concepción, Escuintla, dejó Guatemala con el sueño de encontrar un futuro mejor para su hijo, que llegó con ella a Estados Unidos en 1995. Actualmente viven en Dallas, Texas.

Hoy, su hijo es un “dreamer” que aprovecha las oportunidades de desarrollo que ofrece el país norteamericano para mejorar su vida y la de su familia, así como para aportar a su lugar de residencia.

Para la familia de González, Estados Unidos se ha convertido en un lugar que les ha ofrecido comodidad y recursos para salir adelante, aunque para ello ha tenido que trabajar por largas jornadas, lejos de su familia en Guatemala, a donde no pierde las esperanzas de regresar.

González ha trabajado arduamente limpiando casas y oficinas, incluso por las noches. Además, también ha buscado ingresos vendiendo comidas guatemaltecas. Toda la motivación para continuar luchando la encuentra en sus hijos y también en su mamá, dice.

“Me motivan mis hijos y mi madre que depende de mí. El tener la responsabilidad de cuidar de mis hijos cuando eran pequeños, el tener que irlos a dejar y a traer a la escuela, era un gran desafío. Recuerdo muy bien las palabras de mi hijo mayor que siempre me decía que tenía miedo de que yo no lo fuera a recoger a la escuela por migración”, expresó.

La guatemalteca, tiene 22 años de no ver a su madre que se encuentra en Guatemala, sus hermanos murieron y su padre también: “no pude ni siquiera irlos a enterrar”.

González celebra el Día de las Madres con sus hijos, quienes son su orgullo, pues todos han buscado superarse y han logrado culminar sus grados académicos.

“Aquí el Día de las Madres se celebra el segundo domingo de mayo y sí, mis hijos me dan regalitos y rosas, aunque el 10 de mayo se trabaja igual que cualquier día”, indicó.

Su hijo mayor labora como asistente de gerencia en una de las gasolineras más grandes y famosas de Texas. “Ver a cada uno de mis hijos en su trabajo, desempeñando puestos importantes al lado de americanos, me hace sentir bendecida”, enfatizó.

González recuerda con cariño el orgullo que sintió cuando vio a su hijo cantar el himno de Estados Unidos: “era un estadio lleno de americanos, las ironías de la vida, un niño indocumentado, con tan alto privilegio”.

González afirma que aún guarda la esperanza de retornar a Guatemala, porque, aunque salió del país, este no lo hizo de su corazón.

SER MADRE ES LA EXPERIENCIA MÁS MARAVILLOSA

Con apenas 18 años, Sandra Patricia Kielgass, originaria de San Marcos, decidió migrar en la búsqueda de un futuro mejor del que podía encontrar en Guatemala. 37 años después, vive en Los Ángeles, California, y es madre de dos niñas.

Para Kielgass la maternidad es una de las experiencias más maravillosas que una mujer puede tener, pues dar vida es un regalo único y especial.

Al igual que muchas madres en el extranjero, la familia de Kielgass celebra el Día de las Madres al saliendo a cenar. En esta ocasión irán a un restaurante italiano que se encuentra a pocas cuadras de su vivienda.

“Mi esposo y mis hijas me dan flores y un regalito sencillo que ellas quieran darme. Mi hija pequeña por lo general me hace desayuno ese día”, añadió.

Al igual que Sazo, Kielgass coincide que en Guatemala existe más unión familiar, porque la vida es demasiado agitada a causa del trabajo porque siempre buscan salir adelante.

Su labor de madre la mezcla con su trabajo como corredora de bienes raíces.

“Es complicado, pero por trabajar por mi cuenta he podido asistir a sus reuniones del colegio y ahora que mis hijas están grandes, pues ya no demandan tanto de mi tiempo. Tengo 2 perros grandes y ellos también demandan de mi tiempo”, dijo.

El mejor regalo que ha recibido, afirma que son los triunfos de sus hijas, una de ellas ya tiene un título universitario y trabaja como asistente de abogados, la más pequeña estudia en Santa Bárbara, a dos horas de su casa.

Un día de rutina para Kielgass, implica preparar documentos para hacer ofertas de casas que luego son mostradas a sus clientes, también cocina, y sale a caminar con sus mascotas.

LE PIDIÓ A SU HIJO UNA FOTOGRAFÍA DE ELLOS JUNTOS

También en Los Ángeles, la guatemalteca Odilia Martínez, vive junto a su familia integrada por su esposo y sus tres hijos, quienes, asegura, son el motor para seguir adelante.

Martínez es originaria del departamento de Santa Rosa en Guatemala, pero en la búsqueda de un mejor futuro decidió migrar, al igual que muchos connacionales lo han hecho.

Ser madre es una tarea difícil de realizar, reconoce Martínez, aunque con esfuerzo y dedicación se puede lograr.

“Es difícil, y se lo digo a Lupe y a los niños, les recalco mucho, que yo me trabajo mucho y me canso; sin embargo, aunque esté así, siempre trato de llegar con alegría a la casa a atender a mis familia como si nada pasa, siempre con mucha energía”, relató.

El Día de las Madres, la guatemalteca comparte tiempo con su familia, quienes celebran y la llevan a almorzar o cenar mariscos, que es su comida favorita, y su hijo mayor le regala tarjetas hechas a mano. En sus tiempos libres disfruta de diversas actividades en familia.

Este año, Martínez comentó que le solicito a Rafita, como llama cariñosamente a su hijo, comparta una fotografía de ellos juntos en la red social de Instagram, puesto que es algo que siempre ha querido que haga.

Su objetivo como madre, indica, que es marcarlos y dejar huella en sus vidas. Aunque su tiempo es limitado, considera que al compartir un espacio de calidad con la familia esto se puede lograr.

LA CELEBRACIÓN DEL DIEZ DE MAYO EN GUATEMALA

En Guatemala la celebración del Día de las Madres no es muy diferente a la que se hace en Estados Unidos, aunque la fiesta en el país es el 10 de mayo.

Posiblemente sus historias llenen de nostalgia a los hijos ausentes de Guatemala, puesto que en el país, en escuelas y otros lugares, la música de marimba suena para celebrar a las responsables de dar vida y en muchas ocasiones quienes lo dan todo por el bienestar de sus hijos.

Desde la aldea La Casita, del departamento de Santa Rosa, Lorena Pineda, es ama de casa y desde hace unos 5 años, sus plegarias han sido para su hijo que migro hacia Estados Unidos en la búsqueda de un futuro mejor para él y su familia.

El Día de las Madres, comentó que lo celebra con un almuerzo que sus hijos que están en Guatemala le preparan, a veces también la llevan a almorzar a algún restaurante, “mi hijo en Estados Unidos me llama, y también mis familiares, mis otros hijos también me dan el abrazo y recibo regalos”.

Para Pineda, ser madre es un regalo de Dios, porque ha sabido de mujeres que desean ser madres y no pueden, y por eso cree que es un obsequio único y hermoso.

“En el caso de Nixón que está trabajando allá, me siento orgullosa de que él se sepa defender de esa manera porque veo el esfuerzo que hice como madre en él”, dijo.

SER MADRE ES UNA OPORTUNIDAD PARA RENOVARSE

En tanto, la vida para Andrea Cordón, madre trabajadora y residente en la ciudad capital de Guatemala, es un camino en donde se aprende a disfrutar todo, paso a paso, porque al tiempo que los niños crecen, sus padres también retroceden en el tiempo y rememoran su niñez.

“Es una oportunidad increíble para renovarte, valorarte más, quererte más y perdonarte porque te das cuenta que tu capacidad no tiene límite y de la valentía que posees. Ser mami también te permite aprender a valorar esos pequeños momentos y  pequeños detalles que tienes con tus hijos, porque sabes que ahí encuentras una considerable dosis de felicidad”, destacó.

Cordón trabaja y también se dedica a las tareas del hogar llegar a sin descuidarse de las necesidades de sus dos pequeños hijos, el Día de las Madres asegura que lo comparten en familia, creando recuerdos que perduren.

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