POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

Maltrato, violaciones sexuales y daños psicológicos, fueron algunos de los abusos que antecedieron la muerte de 40 niñas el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Ellas perdieron la vida en un incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, administrado por la Secretaría de Bienestar Social (SBS).

_Repo6_1bLas niñas que llegaron al Hogar ya habían sido violentadas antes en su entorno o en su familia. Por orden judicial fueron remitidas al Hogar Virgen de la Asunción.

Las desapariciones masivas alertaron a La Hora, pero no a las autoridades. Desde el año 2015 se documentaron evasiones a causa del maltrato, de la violencia sexual y los vejámenes contra menores de edad, pero a pesar de ello nadie hizo nada. (Lea el recuadro Las voces de la niñez violentada).

En octubre del año pasado, este vespertino ingresó al Hogar Virgen de la Asunción, tras una fuga masiva de 31 niñas y adolescentes entre el 29 y 30 de septiembre. Toda la información recopilada se documentó en el reportaje Niñez y adolescencia que sufrieron maltrato no encuentran consuelo en el Estado, y posteriores publicaciones.

La SBS, la Procuraduría General de la Nación (PGN), el Ministerio Público (MP) y el Organismo Judicial (OJ) conocían de estos vejámenes, pero no actuaron.

Los abusos terminaron con un incendio que aún no se esclarece y que ahora está bajo la investigación del MP.

El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) ha realizado las necropsias a las niñas muertas. La última información se ha tornado confusa, debido a que persisten dudas sobre las identidades de las menores de edad, por falta de registros ordenados de parte de la SBS.

ORDENAN CIERRE DESPUÉS DE MUERTES

Luego de la denuncia presentada por la Procuraduría General de la Nación (PGN) en contra de la SBS, la jueza de Primera Instancia de la Niñez y Adolescencia, Silvia Lorena Vásquez Calderón, solicitó al Consejo Nacional de Adopciones (CNA) realizar una verificación del Hogar Virgen de la Asunción para determinar si este recinto reunía los requisitos para abrigar a la niñez y adolescencia; el CNA respondió que no, y a pesar de la resolución de esta institución, Vásquez no ordenó el cierre del Hogar.

Según el CNA, el Hogar no reunía las condiciones de abrigo, porque con base en las 556 prácticas operativas mínimas contenidas en los estándares de calidad, se concluyó que la capacidad del Hogar se excedió en un 43 por ciento de niños y niñas. Hasta diciembre había 717 menores, pero la capacidad era para 500.

En tanto, debido a que no hubo cambios sustantivos desde las recomendaciones evidenciadas en la supervisión del año 2015, el CNA consideró el cierre progresivo. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) coincidió con la necesidad de cerrar este lugar.

De acuerdo con el CNA, la resolución sugirió que la SBS transformara los programas de protección integral existentes en modelos residenciales familiares, en los que se brinde atención personalizada a la niñez y adolescencia, respetando perfiles similares y que respondan al cumplimiento de los estándares de calidad para la atención de niños, niñas y adolescentes en entidades de abrigo aprobados por el CNA, y las directrices sobre las modalidades y alternativas de cuidado de los niños de las Naciones Unidas.

Debido a que la jueza Calderón, en lugar de ordenar un cierre progresivo, como lo sugirió el CNA y Unicef, ordenó una ampliación del Hogar, el Consejo presentó un escrito apelando la sentencia, porque, a su criterio, existía incongruencia con lo resuelto.

Tras estas sugerencias no sucedió nada, hasta que ocurrieron las 40 muertes. El pasado 9 de marzo, el presidente, Jimmy Morales dijo que “ordenó el cierre temporal” del Hogar.


Las voces de la niñez violentada

Algunas de las niñas que estuvieron en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, han denunciado a este diario todo tipo de vejámenes. Estas son algunas de sus revelaciones:

“En ese hogar, si así lo podemos llamar, es algo que da tristeza, puesto que la mayoría de veces un señor que le llamamos DELTA te tira al suelo y te pega. Es horrible esa sensación que se siente cuando te pega y tú gritas suplicando que te deje, es horrible.

Como les decía, es una prisión, aunque creo que en una prisión tienes mejores tratos que ahí, es por eso que nosotros los adolescentes preferimos dormir en la calle que ahí.

Incluso cuando te enfermas, te dejan que te mueras teniendo su propio hospital, no te atienden. Al menos yo estuve cuatro semanas con mucha fiebre y tos y me dijeron: si se muere, pues un plato menos”.

Otra de las niñas, dice: “Tristemente puedo decir que soy ex invicta de ese lugar, lo llamo invicta porque eso me hicieron creer al entrar a ese lugar. No es un hogar para niños, es una correccional de menores. Aparentan ser algo que realmente no son, muchos niños inocentes son enviados por una u otra razón que no conlleva un proceso penal y, en lugar de mejorar a las personas, salimos peores. Al igual, el trato infantil deja mucho que decir. Dentro de las instalaciones no hay una buena alimentación, los alimentos son dados ya podridos, shucos. Si tienes vestimenta qué bien, pero si no tienes familia literalmente te quedas sin calzones. Ese miedo de dormir prácticamente con los ojos abiertos, por miedo a que una lesbiana abuse de ti es espantoso. Yo pasé en ese lugar un año, 22 días y 12 horas exactas, y créanme que todos cuentan hasta los minutos de estar ahí. No es como el hogar que todo mundo piensa, por eso es que hay muchas fugas. Incluso, si tú no le caes bien a algún monitor, créanme, mandan a que los demás chavalos te peguen. Sufrir ese abuso que en tu casa no sufrías, ver a los niños especiales en tan malas condiciones, a los bebés de la misma manera, te quedas estancado en tus estudios, sales de ahí sin ser nadie en la vida. Y tristemente esos mismos niños son los que salen a cobrárselas y a hacer un desmadre en la sociedad, por el mismo rencor con el que ellos salen de ahí, muchos de mis amigos que estuvieron conmigo en esa época ya murieron por salir siendo mareros, créanme, fue la peor época de toda mi vida.”

“Nos ponían hacer ejercicios tipo militarizados, nos trataban como reos. Nos ponían a caminar arrodillados y con cosas en la espalda. Eran demasiado estrictos, nos sacaban a un campo grande que está ahí, nos quitaban la ropa y nos ponían a correr desnudos. A media madrugada nos tiraban agua fría”.

“A las patojas las sacaban a prostituir, las sacaba uno de los deltas. Él les pegaba, si contestaban y cuando las patojas se querían fugar les daba hasta que se cansara. El delta malo las sacaba a prostituir y les pegaba. Él es el encargado del Hogar, de vez en cuando iba a monitorear. En las noches y madrugadas no se dejaba ver”.

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