POR MARIELA CASTAÑÓN
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Un estudio del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), presentado el pasado 25 de octubre, detalló que, según el Sistema Penitenciario (SP), hasta agosto pasado había un total de 20 mil 760 personas privadas de libertad en las cárceles del país, de las cuales 9 mil 548 están en prisión preventiva. De este último grupo, el 52.6 por ciento, es decir 5 mil 26 personas, estaban sindicadas por delitos que según el Código Procesal Penal (CPP) no tienen derecho a medida sustitutiva. El mayor número de detenidos por esos delitos enfrentan cargos por asesinato, robo agravado y violación agravada.
La investigación del CIEN explica que, de la cifra de 5 mil 26 personas que no tienen derecho a medida sustitutiva, al menos 1 mil 261 están sindicadas por el delito de asesinato, 967 por robo agravado, 835 por violación agravada; 629 por homicidio doloso y 540 por plagio o secuestro. (Lea el recuadro Los diez delitos más frecuentes que no tienen derecho a medida sustitutiva).
Corinne Dedik, investigadora de esa institución, refirió que los delitos antes mencionados carecen de una medida sustitutiva y por eso las personas sindicadas deben esperar solventar un proceso jurídico, que podría llevar varios meses.
“En el caso de estos delitos violentos, no se permite una medida sustitutiva hasta que esté solventada la situación jurídica”, refiere.
Por otro lado, la investigación explica que el artículo 264 del Código Procesal Penal norma que no podrá concederse ninguna medida sustitutiva en procesos instruidos por los delitos de: homicidio doloso, asesinato, parricidio, violación agravada, violación calificada, violación de menor de doce años de edad, plagio o secuestro, sabotaje, robo agravado y adulteración de medicamentos.
Tampoco hay medida sustitutiva en la producción de medicamentos falsificados, productos farmacéuticos falsificados, dispositivos médicos y material médico quirúrgico falsificado y establecimientos de laboratorios clandestinos; ni en delitos comprendidos en la Ley contra la Narcoactividad.
El estudio también dice que no se pueden dictar medidas sustitutivas en estos casos: reincidentes, reincidentes en los delitos de portación ilegal de armas de fuego de uso civil y/o deportivo, y en la tenencia o portación de arma de fuego con número de registro alterado, borrado o no legamente marcado por la Dirección General de Control de Armas y Municiones (Digecam), ni tampoco delincuentes habituales.
En tanto, Dedik detalla que aproximadamente solo el 15 por ciento de la población reclusa puede requerir una medida sustitutiva.
“Es poca la gente que podría optar a una medida sustitutiva, es un 15 por ciento aproximadamente. Se puede reducir el hacinamiento, pero no se puede eliminar, aunque los juzgados y los tribunales sean más eficientes. Va a incidir, pero no se logrará erradicar”, reitera.
DÉFICIT DE ESPACIOS Y CONSECUENCIAS
La cantidad de personas recluidas en las cárceles ha sobrepasado la capacidad de reclusión, en tanto, según el CIEN existe un déficit de 14 mil espacios carcelarios, pues se requieren 8 mil 800 más para cumplimiento de condena y 5 mil 200 para prisión preventiva.
Dedik refirió recientemente que el sistema carcelario guatemalteco tiene 305 por ciento de ocupación y esto ubica al país como el segundo en Latinoamérica y el quinto a nivel mundial con mayor sobrepoblación carcelaria.
La entrevistada indicó que, aunque la población reclusa ha incrementado en los últimos años, no se ha creado infraestructura. La situación ha generado que tres personas ocupen el espacio carcelario diseñado para una.
“El fenómeno del hacinamiento es relativamente reciente, desde el año 2008 a la fecha. Hay un drástico aumento de la población reclusa, pero en los espacios carcelarios no se registra ningún cambio. Esta situación ha provocado que en promedio tres personas ocupen un espacio carcelario disponible, pero eso varía por cada centro carcelario porque las personas privadas de libertad no están uniformemente repartidas”, detalló la profesional.
Las consecuencias por la falta de espacios han provocado mayor violencia y agresividad en la población reclusa, escasez de recursos y oportunidades, falta de una debida clasificación, así como menos visitas y condiciones inapropiadas para la misma. (Lea el recuadro Expresidiario: Teníamos que bañarnos en 3 minutos).
En tanto, para el SP, ha generado falta de control y seguridad interna, incumplimiento de los protocolos internos, condiciones desfavorables para la rehabilitación, incumplimiento de los derechos de los privados de libertad, la reducción de la vida útil de las instalaciones y ausencia de medidas de prevención en caso de emergencias, según el CIEN.
Por otro lado, para la sociedad, las consecuencias son que los reos delinquen desde la cárcel y los afectan con sus hechos criminales.
RECOMENDACIONES Y ACCIONES
De acuerdo con las recomendaciones del CIEN, el deshacinamiento en las cárceles debe trabajarse desde dos instituciones: el Organismo Judicial (OJ) y el SP.
En el OJ se deben buscar mejoras en el desarrollo del proceso penal, especialmente en la descongestión de los juzgados y tribunales, para agilizar los procesos penales. También fortalecer las medidas alternas al encarcelamiento, para que la cárcel sea el caso de excepción, tanto para la prisión preventiva como para el cumplimiento de condena.
En el SP se debe modernizar la infraestructura penitenciaria, ya que la misma debe ser mantenida adecuadamente, además de renovarla y modernizarla periódicamente para prevenir su deterioro y desactualización. En tanto, se debe mejorar la cobertura del SP en el territorio nacional, ampliando la cantidad de espacios para lograr un número adecuado según la población, el nivel de violencia y la eficiencia de la persecución penal.
El viceministro de Seguridad, Ricardo Guzmán, dijo recientemente que estaban de acuerdo con las recomendaciones del CIEN y por ello se iniciaron algunas acciones como la implementación de la cárcel de Villa Nueva. Para el próximo año se tenía planificada la creación de tres prisiones más, las cuales se edificarían con un préstamo.
La semana pasada, el alcalde de Villa Nueva, Edwin Escobar, dijo que el Ministerio de Gobernación (Mingob) no cumplió con los requisitos legales que se requerían para el proyecto carcelario.
Por otro lado, el viceministro dijo que el alcalde conocía el proyecto antes de la gestión del titular de Seguridad, Francisco Rivas, y que cuando la nueva administración se acercó a hablar sobre la ubicación de la prisión, el funcionario estuvo de acuerdo.
Hace unos días trascendió que iniciarían las mesas de diálogo entre la Comuna de Villa Nueva y la cartera del Interior para retomar el tema del proyecto carcelario.
En tanto, fue consultado Nicolás García Fuentes, director de Presidios, para saber cómo avanzaban las mesas de diálogo que iniciaron este año, para deshacinar las cárceles a través de las libertades de quienes tenían redención de penas.
El funcionario dijo que en esas reuniones han participado el Juzgado de Ejecución, el Instituto de la Defensa Pública Penal (IDPP), la Fiscalía de Ejecución y la Dirección del SP.
García explicó que ya se han concedido unas 250 libertades por redención de penas por medio de los procedimientos consensuados con los jueces de Ejecución que han participado en esas mesas de trabajo. Actualmente hay unos 5 mil 400 reclusos que tendrían derecho a una redención de penas.
Los diez delitos más frecuentes, que no tienen derecho a medida sustitutiva
Según el CIEN, entre los delitos más frecuentes que no tienen derecho a una medida sustitutiva están:
1. Asesinato
2. Robo agravado
3. Violación agravada
4. Homicidio doloso.
5. Plagio o secuestro
6. Comercio, tráfico y almacenamiento ilícito
7. Posesión para el consumo
8. Promoción o estímulo a la drogadicción
9. Promoción y fomento
10. Parricidio
Expresidiario: Teníamos que bañarnos en tres minutos
*Luis salió de unas de las granjas de cumplimiento de condena ubicada en el complejo de cárceles de Fraijanes, en el año 2014; cumplió una sentencia por el delito de violencia contra la mujer en su manifestación física.
Según Luis, estuvo unos siete meses en el Centro de Detención Preventiva para Hombres de la zona 18 en condición preventiva y por falta de recursos económicos tuvo que dormir en los baños de esa cárcel todo ese tiempo, en tanto, al llegar a la cárcel de condena pudo pagar Q300 por una plancha de cemento al encargado del sector 8.
“Cuando yo llegué me pidieron Q300, en ese entonces –2010– todavía había un poco de espacio y no tuve que esperar, pero cuando yo dejé la cárcel –en 2014– ya no había espacio, los muchachos tenían que esperar varios meses para lograr una plancha, pero tenían que pagarla con anticipación. Tenían que ir dando Q1 mil al mes o lo que pudieran para tener su plancha que en ese entonces ya les costaba Q6 mil, pero si el jefe del sector cambiaba perdían su dinero, porque el nuevo llegaba con su propia política”, relata.
El entrevistado dice que estuvo en varios sectores y sus últimos días de condena los terminó en el sector 10, que era un área de castigo, pero que después fue convertido a un espacio de reclusión. Por el tiempo que llevaba detenido logró que ese sector se convirtiera prácticamente en su propiedad y fue así donde inició con el negocio de las planchas de cemento. Ese dinero era para su “sobrevivencia”, indica.
“Ellos –los reos– pedían su cama, pero me recuerdo de un muchacho que esperó 8 meses para tenerla. Él me pagó Q6 mil, ese dinero lo usaba para mis gastos. Cuando llegaba un interno se le preguntaba ¿cómo te llamas? ¿Por qué delitos estás? ¿Cuánto –tiempo– te echaron? ¿Tenés visita? ¿Tu visita te trae dinero? Yo les hablaba: les decía yo cobro tanto por plancha y si ustedes están de acuerdo tienen que pagar tanto. Con la plancha había más privacidad. Si yo me daba cuenta que su visita les dejaba dinero y ellos me decían que no, les cobraba el doble. Si yo me daba cuenta que no, les daba la cama –en lo acordado–”, explica el exprivado de libertad.
El entrevistado argumenta las razones por las que logró administrar el sector 10 en sus últimos años de prisión.
“Yo cambié el sector 10, lo limpié y le di otro trato a los compañeros. Antes ese lugar era de castigo y era muy sucio. No le miento, a usted le caminaban hasta 80 pulgas en el cuerpo cuando dormía y apestaba a excremento”, refiere.
En tanto, el negocio de las planchas se fue agotando, toda vez se acabó el espacio de reclusión, y fue entonces cuando se ideó otra forma de sobrevivir y cobrar, a través de las hamacas.
Luis relata que la sobrepoblación también incidió en la falta de servicios, pues debían esperar mucho tiempo para las duchas; sin embargo, cuando lograban tomar su turno tenían que terminar en 3 minutos o menos.
“Teníamos que bañarnos en 3 minutos, solo una medio enjabonada se daba uno y salía así como estuviera, porque siempre había una gran cola”, dice.
El entrevistado reitera que lo mismo sucedía con el uso de las estufas, pues cuando tenían la intención de picarle cebolla o tomate a la alimentación que les daba el SP y a la que ellos llaman “rancho”, tenían que ser pacientes porque todos querían usar esa estufa.
El expresidiario recuerda que cuando abandonó la cárcel ya no quedaba espacio “para ningún alma”, porque en los últimos años la sobrepoblación creció considerablemente, sin cambios o ampliación en la infraestructura.
*Nombre modificado para proteger la integridad de la persona entrevistada.








