POR MARIELA CASTAÑÓN
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Según la Dirección General de Inteligencia Civil (Digici) del Ministerio de Gobernación (Mingob), en Guatemala hay 15 mil pandilleros, y a esto se suma la migración de otros integrantes que provienen de El Salvador. En los últimos meses la presencia de estas estructuras ha provocado más violencia, lo que según el Mingob los ha llevado a fortalecer las fronteras con presencia policial, aunado a coordinar acciones con las autoridades de los países del Triángulo Norte de Centroamérica.

El pasado 26 de agosto fue asesinado Gerber Alejandro Calderón Meza frente a la Unidad de Atención al Enfermo Renal Crónico (Unaerc), ubicada en la zona 1. En el atentado no solo murió Calderón, también fallecieron personas que no tenían vínculos ni disputas con las maras.

En esa ocasión perecieron: el guardia del Sistema Penitenciario (SP), Romeo Lem Cal; el enfermo renal, Antonio Samayoa Acosta y el lavador de vehículos, Edwin Rolando Prieto López.

Los crímenes los habrían cometido varios hombres armados; uno de ellos fue identificado como José Rigoberto Vásquez, quien murió la madrugada del 28 de agosto en el Hospital General San Juan de Dios.

Vásquez era de nacionalidad salvadoreña y era buscado por las autoridades de su país, por tener dos órdenes de captura en su contra, por los delitos de asesinato y homicidio agravado, según el Mingob.

La hipótesis preliminar que maneja la cartera del Interior es que se trató de un atentado vinculado con la “rivalidad entre pandillas”. El día del suceso el presunto atacante tenía un chaleco blindado con el logotipo de la empresa de seguridad G4S Secure Solutions S.A.

Las investigaciones continúan, dijo recientemente el encargado de la Seguridad, Francisco Rivas.

LA MIGRACIÓN Y LAS CLICAS LOCALES

Por otro lado, en los últimos meses, la Policía Nacional Civil (PNC) ha hecho públicas varias capturas de pandilleros salvadoreños que ingresaron al país o intentaron hacerlo.

Así se documentó el 24 de mayo, cuando las fuerzas policiales informaron que el Centro Antipandillas Transnacional (CAT) capturó a Óscar de Jesús Sagastume, de 27 años, quien tenía una orden de captura internacional por el delito de extorsión, así como a Ramón Estuardo Dávila Gamarro, de 31 años; Daniel Jeremías Chocoy Choy, 30; Roberto Carlos Vásquez Girón, 28; Víctor Manuel Pérez Morales, 20 y Emérito Suruy Tubac. Este último guardaba prisión en la cárcel El Boquerón, en Santa Rosa y se fugó el 9 de julio, cuando fue rescatado en el parqueo del Hospital de Cuilapa.

De acuerdo con la PNC, los sindicados fueron capturados en el km 34.5 de la ruta Interamericana, jurisdicción de Antigua Guatemala. A esta aprehensión se sumó la de otros presuntos pandilleros de la Mara Salvatrucha, quienes mantenían una reunión y fueron detectados por medio de trabajo de inteligencia e investigación de la Policía.

En Guatemala, la cartera del Interior registra 62 clicas de pandillas locales: 28 células criminales del Barrio 18 y 34 de la Mara Salvatrucha (MS), quienes aglutinan a unos 15 mil pandilleros, según la Digici.

Aunque cada unidad policial y de investigación de la PNC y del Mingob, posee diferentes datos sobre la cantidad de pandilleros, la estadística en mención fue considerada en una reunión entre autoridades de Guatemala, El Salvador y Honduras. (Lea el recuadro 100 mil miembros de pandillas en el Triángulo Norte de Centroamérica).

ORIGEN Y ACCIONES

De acuerdo con el titular de la cartera del Interior, Francisco Rivas, la migración de las pandillas salvadoreñas inició el año pasado en Guatemala, pero se agudizó en marzo de este año con las medidas tomadas por las autoridades de ese país, en tanto el fenómeno también se expandió a Honduras (Lea el recuadro Honduras también advierte sobre migración de pandilleros).

“A partir de que El Salvador implementó acciones de carácter reactivas en torno a los grupos pandilleros, instalamos un plan para detectar la migración. Consideramos que estas acciones represivas a ese sector motivó la migración a Guatemala y a Honduras”, indicó el funcionario.

Rivas explicó que identificaron que los miembros de las maras salvadoreñas ingresan por espacios legales e ilegales en Jutiapa, Zacapa e Izabal principalmente.

“Regularmente ellos utilizan los puntos fronterizos de Ciudad Pedro de Alvarado, Valle Nuevo y San Cristóbal. Cuando la situación es ilegal utilizan pasos fronterizos no formales, puntos ciegos, como nosotros los identificamos, y normalmente donde mayor flujo logramos detectar fue en el municipio de Jerez. Nosotros tenemos identificados por este tipo de actividades el Escarbadero, en Barrio El Golfo, El Turco, en Jutiapa; La Unión, en Zacapa; Entre Ríos y El Pinchado, en Izabal”, explicó el titular de Seguridad.

El funcionario agregó que han implementado el plan denominado Éxodo, que busca reforzar la presencia policial y coordinar acciones para evitar el ingreso de los miembros de las pandillas.

“Implementamos un plan que denominamos Éxodo y lo que generamos fue la articulación de las Comisarías 21, que es la que cubre el área de Jutiapa; la 23 de Chiquimula y la 61 de Izabal para tener mayor control en los pasos fronterizos de carácter formal. Adicionalmente coordinamos con las Comisarías 33 de Santa Rosa, la 22 de Jalapa y la de Zacapa para tener dispositivos como parte del segundo anillo que apoyara la presencia en los pasos ciegos. También estamos ayudándonos con la Fuerza de Tarea Chortí por el lado de Izabal y esto se está coordinando con la PNC de El Salvador y con la Policía Internacional (Interpol)”, refirió.

El Ministro admitió que las consecuencias de esta migración provocan más violencia en el país; ejemplificó las acciones de esta índole ocurridas en Mixco a inicios del año y que fueron por parte de un pandillero salvadoreño.

“Una de las consecuencias más graves es que personas que son parte de las pandillas de El Salvador se han venido a delinquir a Guatemala y a ser parte de las acciones criminales que el Barrio 18 y la MS ya desarrollan aquí. Un ejemplo son las acciones criminales de las que el alcalde de Mixco –Ernesto Bran- fue víctima a inicios de este año; estaban dirigidas por un ciudadano salvadoreño miembro de una pandilla. Adicionalmente, en muchos casos de investigación que realizó el MP también se identificó la presencia de los ciudadanos salvadoreños”, refirió.

El funcionario indicó que, en las reuniones entre las autoridades de los países del Triángulo Norte de Centroamérica, también se ha conocido que pandilleros guatemaltecos están migrando a El Salvador y por ello se intercambia información y convergen acciones donde intervienen diferentes ministerios.

“En el mecanismo del Grupo de Alto Nivel en Seguridad (Ganseg) suscrito entre Guatemala, El Salvador y Honduras hemos intercambiado información en torno al fenómeno de las pandillas, y lo que las autoridades salvadoreñas nos han indicado es que hay presencia de pandillas guatemaltecas en El Salvador. Una de las primeras acciones fue la autorización del Ganseg Guatemala-El Salvador, en el cual convergen los ministerios de seguridad del interior, los Ministerios Públicos y la PNC, el Ministerio de Economía, la Superintendencia de Administración Tributaria y el Ministerio de la Defensa para desarrollar acciones de carácter en conjunto en contra de la delincuencia organizada”, concluyó.

La Hora intentó obtener más información del fenómeno de la migración y las acciones para evitar esta problemática por parte de autoridades salvadoreñas. Al menos cinco preguntas fueron enviadas a los encargados de comunicación de la PNC de ese país, del Ministerio de la Defensa y del Ministerio de Justicia, pero al cierre de este reportaje no fue posible obtener respuesta.

¿QUÉ HACER?

A criterio del criminólogo Mario Bosos, las medidas preventivas que el Estado debe tomar en cuenta para evitar la migración de los pandilleros salvadoreños son: fortalecer las unidades policiales establecidas para el control binacional y realizar acciones conjuntas con las unidades de investigación en el Triángulo Norte de Centroamérica.

Según Bosos, también se debe dar continuidad a la mesa técnica de control migratorio que se conoce entre el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de la Defensa Nacional y el Mingob; aunado a la socialización de la información de los riesgos y amenazas surgidas en los países involucrados, y la activación de convenios bilaterales de la seguridad regional.

Por otro lado, Edgar Celada, del área de seguridad y justicia del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), opinó que el tema de las maras debe abordarse de forma integral y orientada al desarrollo de los países, no precisamente de forma represiva.

“Se debe plantear un enfoque regional del fenómeno de las maras, que vaya más allá del intercambio de información de inteligencia como acaban de acordar los presidentes de los tres países. Debería atenderse el origen social del fenómeno: habrá maras en el país mientras los jóvenes no tengan oportunidades laborales, educativas, de recreación, de realización personal. Mientras nuestras economías estén hechas para proporcionar ganancias a un pequeño grupo de personas y el resto nos convirtamos en un veto de pobreza y de violencia, mientras eso no se acabe el fenómeno continuará”, dijo Celada.

El profesional agregó que también es necesaria una investigación criminal sobre el fenómeno y crear un mapa que permita identificar donde delinquen estos grupos.

“En términos de acción policial, creo que lo menos que pueden hacer las autoridades es seguir desarrollando una ruta correcta de investigación criminal, de mapeo de las distintas clicas que integran las maras para tratar de controlar o prevenir la presencia de los grupos más violentos, y de las personas que denotan una patología social que los lleva a cometer crímenes violentos”, concluyó.


100 mil miembros de pandillas en el Triángulo Norte de Centroamérica

Según estimaciones de los países del Triángulo Norte de Centroamérica, existen alrededor de 100 mil pandilleros en los tres países.

Los datos fueron obtenidos por diferentes instituciones. En el caso de Guatemala, la Digici indicó que podrían haber unos 15 mil pandilleros. En el caso del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública de El Salvador, se cree que podría haber de 30 mil a 60 mil integrantes de pandillas. En tanto, la PNC de Honduras detalló que la estadística asciende a unos 25 mil en ese país.

Además se estima que en Guatemala habría 1 mil 190 pandilleros mayores de edad recluidos en centros de detención y 937 en correccionales; en El Salvador estarían detenidos 12 mil 851 y en Honduras 1 mil 399.


Honduras también advierte sobre migración de pandilleros

Un reportaje publicado por el periódico La Prensa de Honduras, en abril del año pasado, indicaba que la presencia de pandilleros salvadoreños en suelo hondureño fronterizo con El Salvador había generado terror en los habitantes del municipio de La Virtud, departamento de Lempira, a pesar de que el gobierno de Honduras anunció que “blindaría” sus fronteras para evitar el éxodo de mareros.

La publicación también explicó que periodistas de ese medio realizaron una visita a ese municipio, ya que un grupo de pandilleros de la MS había ocupado varias casas del barrio El Calvario desde hacía cinco meses, lo que despertó zozobra y temor entre sus residentes.

La publicación detalló que los puntos ciegos fronterizos por donde habían pasado los pandilleros fueron: el Vado del río Lempa, Arcatao, Epicure, El Amatillo, La Haciendita y Gualcimaca.

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