POR CLAUDIA PALACIOS
cpalacios@lahora.com.gt

La celebración de la Independencia Nacional se repetirá como lo hace todos los años: desfiles, actos protocolarios y símbolos patrios. Después, el sentimiento se diluirá en el trajín diario de cada guatemalteco. Y es que el patriotismo exaltado el 15 de Septiembre no es más que una idea artificial, que no representa una verdadera identidad nacional y que debe transformarse para poder formar una ciudadanía comprometida con el país, indican analistas.

Para el politólogo Renzo Rosal, la celebración de la Independencia del 15 de Septiembre “es una suerte de catarsis de falso patriotismo, que es una herencia histórica porque no se dio una verdadera Independencia, sino un proceso de reacomodo comercial y político de las élites de aquel tiempo”.

La identidad guatemalteca es un concepto “etéreo”, porque realmente “no existe identificación con respecto a nada”, señala.

“En septiembre lo que se hace es abandonar ese desapego tradicional y pretendemos ser patriotas con un conjunto de acciones artificiales”, agrega Rosal.

En tanto, Álvaro Pop, del Organismo Naleb, señala que el patriotismo en Guatemala es excluyente: “No abarca a toda la población, ya que su origen y sus símbolos no significan nada para el sector indígena y ladino rural, que conforman el grueso de la población”.

Además, a su criterio es un concepto vacío de contenido: “Las celebraciones se vuelven un folclor bastante fuera de lugar porque no trae consigo el desarrollo, la creación y la defensa de una nación, sino de una patria construida por algunos pocos para algunos pocos”.

Ambos analistas coincidieron en la importancia de la construcción de una verdadera identidad nacional para generar un compromiso de los ciudadanos con el desarrollo del país y señalaron que la misma debe fomentarse desde la educación y desde el Gobierno.

“Cambiar esto es un proceso lento, porque se da desde el nacimiento de los países, pero debe existir un esfuerzo de las políticas educativas para renovar estos conceptos de cultura ciudadana. Podríamos darle vuelta a las concepciones tradicionales y comenzar a plantear nuevas ideas vía el debate público, la construcción de diálogos, expresiones académicas, artísticas y lúdicas, sobre lo que nos hace ser guatemaltecos, que puede parecer una pregunta muy simple, pero que en el fondo es muy profunda”, sugiere Rosal.

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