POR GRECIA ORTÍZ
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Más de cien personas, entre maestros y estudiantes de la aldea Irayol, Santa María Ixhuatán, en el departamento de Santa Rosa, fueron beneficiados con un aporte de insumos para la remodelación del centro escolar de la comunidad, el cual fue otorgado por un grupo de voluntarios de Estados Unidos, quienes decidieron hacer algo para mejorar las condiciones precarias en la que niños y adolescentes reciben clases.
Marco Lorenzana, uno de los integrantes del proyecto, explicó que la propuesta de ayuda surgió al observar la situación precaria del centro educativo de la aldea, en la que se imparten clases a estudiantes del nivel básico y de primaria.
“Los maestros solicitaron colaboración, pidieron ayuda con una cubeta de pintura, entonces les pedí que nos proporcionaran fotos. La verdad la escuela se veía en pésimas condiciones, por lo que me interesó y pedí a la profesora que me llevara al centro educativo, que está a unos 14 kilómetros del casco urbano”, dijo.
Al visitar el lugar, el entrevistado observó con tristeza que la escuela no tiene techo, no cuenta con piso, el servicio sanitario es deficiente, no hay una cocina y tampoco tiene puertas.
Para buscar ayuda, decidió enviar fotografías a personas que ya han apoyado a esta comunidad en otras oportunidades.
“Decidieron hacer una subasta en Estados Unidos con productos artesanales guatemaltecos. Prácticamente se compraron las cosas aquí en Guatemala, pero las ganancias se dieron allá y luego se utilizaron para el proyecto de la escuela”, relató Lorenzana.
Con el dinero recolectado se compró arena, cemento, láminas, botes de pintura, colorante para el piso y ventanas.
Lorenzana dijo que en esta ocasión se logró hacer una diferencia, pero señaló que los centros educativos deben tener condiciones adecuadas para el aprendizaje, pues estas inciden en el comportamiento de los niños y adolescentes que se encuentran en el lugar la mayoría del tiempo.
“Si ven que está pintado y con mejores condiciones, hasta el aprendizaje puede ser mejor en ellos. Igualmente los maestros se sienten motivados. La misma comunidad va a pegar el piso, ellos lo harán todo, solo las ventanas sí se colocaron el mismo día”, comentó.
Para reunir el aporte económico los voluntarios trabajaron por cerca de dos meses en Estados Unidos. Se estima que más de cien personas se vieron beneficiadas con el mismo.
“Se vendieron gorras, bufandas, muñecos típicos. Se tuvo la subasta una semana y la ganancia que quedó fue para la escuela”, aseveró.
Este es el cuarto proyecto con que los voluntarios ayudan al lugar, ya que en otras ocasiones se han entregado camas y comida. En Navidad se donaron canastas, tamales, juguetes y zapatos.
Además de la ayuda material para la población, Lorenzana explicó que busca conversar con los beneficiarios para concientizarlos sobre la importancia de exigir sus derechos. “Puedo hablar en términos generalizados, de que más de 20 centros educativos, están en igual o peores condiciones”, dijo.
“Los de la comunidad me dijeron que como comunidad, como Cocode, han hecho solicitudes al alcalde y nadie les había hecho caso. Agradecieron la gestión. El éxito del proyecto no es que se haga, sino que se cuide lo que se hace y se comprometieron a hacerlo para cuidar lo que recibieron”, afirmó.