POR GRECIA ORTÍZ
gortiz@lahora.com.gt

Cuando tenía ocho años Ericka Sazo se hizo una promesa a sí misma, la cual, sin saber, cambiaría su vida décadas después y también la de miles de personas afectadas por la violencia doméstica. Fue gracias a esa promesa que esta guatemalteca residente en Estados Unidos se convirtió en La Mujer del Año del Condado de Los Ángeles, por su valioso aporte a su comunidad.

_2En su hogar, Sazo fue testigo de la violencia doméstica y, a pesar de ser una niña, se prometió a sí misma que cuando creciera ayudaría a cualquier persona que se encontrara en esa situación.

El tiempo pasó y en 1992 Sazo se mudó a Estados Unidos junto a su esposo, donde tuvo a sus hijos y se convirtió en un ama de casa.

Un día mientras cuidaba de sus hijos vio un anuncio en el que se solicitaban voluntarios para un servicio de apoyo a personas que enfrentan violencia doméstica. Sazo recordó su promesa, pero tiró el papel. Al día siguiente rescató el anuncio de la basura y llamó al número.

La heroína empezó su entrenamiento en la organización Rainbow Services, en la ciudad de San Pedro, y luego colaboró con otras instituciones hasta que llegó al programa contra la violencia doméstica de la Policía de la ciudad de Redondo Beach.

Sazo expresó que desde hace un estimado de ocho años se convirtió en la coordinadora del programa, pues la persona que se encontraba en ese puesto renunció. Dentro del programa se atiende a personas de diferentes nacionalidades, niveles sociales, creencias y otros, porque asegura que este tipo de violencia no discrimina.

«Desde entonces tengo el privilegio de dirigir el programa aquí en la ciudad de Redondo Beach. El programa funciona con voluntarios, tengo a mi cargo 19 personas y respondemos a llamadas de violencia intrafamiliar 24 horas al día, 7 días a la semana, cada día del año», aseguró.

Pese a lo difícil de las situaciones que conoce en su trabajo, la guatemalteca considera que lo que hace le ha cambiado la vida, pues el poder ayudar a alguien a encontrar su fuerza, libertad e independencia es inspirador.

«Es gratificante y como parte del entrenamiento se nos enseña cómo cuidarnos para no desgastarnos, es una bendición que podamos contar con el respaldo completo de la ciudad y del Departamento de Policía», apuntó.

Para la entrevistada, es necesario que se difunda información sobre la violencia doméstica, porque la educación logra evitar consecuencias lamentables. «Todas las personas en nuestras familias y comunidades deben saber que vivir con violencia sea física, mental, emocional, psicológica, verbal, sexual, no es normal», dijo.

Sazo aseveró que cada caso a tratar es diferente y reconoció la valentía de las personas que deciden marcar para pedir ayuda, pues buscar ayuda es un paso importante para tomar decisiones propias.

En Guatemala, como en muchas otras partes del mundo, la violencia intrafamiliar es un gran problema, aseguró, por lo que cree que es necesaria la creación de más organizaciones que se dediquen a prevenir y brindar servicios para sobrevivientes. Solo en la ciudad de Redondo Beach, en donde habitan unas 66 mil personas, al año se reciben unos 900 casos.

Dentro de los casos que recuerda está el de una mujer con cuatro hijos, que bajo amenazas de muerte vivió bajo el control de su esposo y cuñado por casi 16 años, hasta que un día decidió llamar a la Policía y buscar ayuda. En un hogar con estas características, los niños generalmente presentan secuelas como comportamientos violentos o de otro tipo.

Si bien recibir el reconocimiento de Mujer del Año fue importante para Sazo, la heroína recuerda que el propósito de su trabajo no es el recibir premios, sino el ayudar. «Se necesitan más personas que colaboren y más recursos para poder ayudar a más víctimas, y lo más importante, educar para prevenir», dijo.

El mensaje de Sazo para quienes sufren de este tipo de violencia es que busquen ayuda o consejo, que eduquen a sus hijos e hijas y que reconozcan que la violencia intrafamiliar no es normal y que no debe suceder.

«Es gratificante y como parte del entrenamiento se nos enseña cómo cuidarnos para no desgastarnos, es una bendición que podamos contar con el respaldo completo de la ciudad y del Departamento de Policía».
«Desde entonces tengo el privilegio de dirigir el programa aquí en la ciudad de Redondo Beach. El programa funciona con voluntarios, tengo a mi cargo 19 personas y respondemos a llamadas de violencia intrafamiliar 24 horas al día, 7 días a la semana, cada día del año».
ERICKA SAZO

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