POR REDACCIÓN LA HORA
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Guatemala atraviesa por una situación difícil pues en los últimos días se registraron ataques con explosivos en contra del transporte y tiendas, mientras que la decapitación y el desmembramiento fueron los actos usados por grupos criminales para enviar mensajes de terror. Profesionales en Sociología, Psicología y Criminología coinciden en que la impunidad, la corrupción y la falta de inversión social son factores que facilitan un ambiente de violencia y saña.
La industria del crimen en el país es amplia, existen estructuras criminales que se dedican a diferentes ilícitos, entre estos matar por encargo por sumas que oscilan entre los Q100 hasta Q200 mil, según información proporcionada hace algún tiempo por la Dirección de Investigaciones Criminalísticas (Dicri) del Ministerio Público (MP).
Matar se ha convertido en una práctica común, que ha permitido que los grupos de la delincuencia y el crimen organizado utilicen otras estrategias como las explosiones en los buses y los desmembramientos para infundir terror y elevar el grado de viollencia de sus actos.
ORIGEN Y CAUSAS
Carlos Seijas, sociólogo independiente, opina que la ausencia de castigo para los responsables de estos hechos y la frustración en general, permiten formar escenarios para que la violencia persista con más saña.
«Ha habido falta de control social, es decir, no hay respaldo legal para castigar a aquellos que violan la ley; como no hay castigo, ven que pueden cometer ilícitos con mayor libertad. La frustración social genera violencia, pero si hubiera un mecanismo de control que permitiera que la gente buscara sacar toda esa frustración de otra forma, por el arte, los estudios, otros espacios sería diferente», dice Seijas.
A criterio del profesional, con explosiones y desmembramientos, los grupos organizados pretenden generar terror en la población.
«Lo que buscan son mecanismos de terror, crear miedo para que la población se sienta insegura. Hoy en día lo hacen porque ven que no hay reacción de parte de las autoridades, y si finalmente hay una búsqueda, no pasa nada, o los jueces los sueltan y -los sindicados- saben que pueden sobornarlos. Son mecanismos de puro terrorismo», indica Seijas.
Por otro lado, Marco Antonio Garavito, director de la Liga de Higiene Mental, explica que la violencia y la saña persisten porque no existen estrategias para detener estos flagelos.
«La lógica de la violencia es que si no hay estrategias que detengan las distintas violencias, lo normal es que estas violencias se reproduzcan. Si pudiéramos graficar, la violencia es un caracol que se abre. Todas aquellas acciones que no conducen a frenar la violencia, lo que hacen es reproducirla y si a eso le sumamos que en esta sociedad el fenómeno está acompañado por una alta dosis de impunidad, es decir, las formas de violencia no son sancionadas y castigadas», refiere.
En tanto, Emmanuel Rivera, criminólogo y criminalista, indica que el crecimiento demográfico y sin atención por parte del Estado ha favorecido a esta situación.
«Hemos crecido demográfica y desordenadamente, nos hemos olvidado de la educación, de la salud, de la vivienda y del artículo número 2 de la Constitución Política de la República, que dice que el Estado de Guatemala debe organizarse para garantizar la vida, la paz y su desarrollo integral; esos son los factores olvidados que hoy nos están pasando la factura», afirma Rivera.
A criterio del entrevistado, la corrupción histórica es otro de los problemas que permite que la situación se agudice.
«Otro fenómeno que ha sido causante de este descontrol social es la corrupción que viene desde hace 20 o 25 años, aunado a que se han descuidado los aspectos más importantes», reitera.
¿POR QUÉ NO SE DETIENE?
De acuerdo con el director de la Liga de Higiene Mental, la violencia no se detiene y difícilmente se logrará minimizar debido a la impunidad y a la falta de atención en los problemas de fondo.
«La impunidad es el gran factor que reproduce la violencia y la amplía. La lógica es que va a crecer porque no hay estrategias y políticas públicas orientadas a detener las causas de fondo que genera la violencia, nuestros gobiernos están orientados a la represión, pero no a resolver lo que está de fondo que es una sociedad injusta, con discriminación, sin oportunidades y con una juventud abandonada», dice Garavito.
En este tema, Carlos Seijas dice que la falta de aplicación de justicia incide para que la violencia y la saña persistan, porque no hay certeza de castigo.
«El eslabón más débil es la justicia, porque cuando -los sindicados- llegan a los tribunales, los dejan en libertad por falta de pruebas o porque la investigación del Ministerio Público no se hizo correctamente, el juez no encuentra suficientes elementos y los sueltan, ellos ven que el mismo sistema no los castiga. El sistema judicial no ha sido fuerte para hacer que la gente no cometa estos ilícitos», explica.
CAMBIO SOCIAL
De acuerdo con los profesionales entrevistados, la violencia y la saña únicamente se lograrán erradicar por medio del involucramiento del Estado y de la sociedad, con acciones de fondo y orientadas al bienestar de toda la ciudadanía, además del combate a la impunidad.
«Sí hubiera inversión social, a conciencia, mejoraría la situación y la incidencia criminal disminuiría. Creo que también hay que descubrir a los responsables -de la violencia-, hacer investigaciones profundas y completas», dice el criminólogo Emmanuel Rivera.
El Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil (PNC) han dado mejores resultados, pero ante la cantidad de hechos se ven desbordados en su capacidad.
Garavito apuesta por cambios profundos en el sistema, que involucra a gobiernos y partidos políticos que carecen de ideología.
«Es un cambio de sistema social y es el gran reto que tenemos como ciudadanos. Las elecciones lo demostraron que es más de lo mismo, porque no hay partidos ni organizaciones políticas que representen una alternativa verdadera de cambio y tenemos que construirla, creo que si de esta coyuntura no salimos con la oportunidad de salir con nuevas expresiones partidarias, esto no va a caminar», detalla.
El psicólogo ejemplificó a Jimmy Morales, quien tras ser juramentado como Presidente, se reunió con representantes de las iglesias y del Ejército, en lugar de buscar a otros actores involucrados en el desarrollo del país, como los representantes de los ministerios de Salud y Educación.
Garavito dice que los cambios deben a empezar a construirse pronto porque de lo contrario, la situación estará peor en 20 años.
«El fenómeno no se resuelve con buenas intenciones ni con magia, nos va a llevar tiempo; es generacional, pero hay que empezar ya. Hay que entender que es un problema que si no lo resolvemos generará ingobernabilidad y falta de desarrollo en el país, por lo tanto es una responsabilidad de todos, no solo del Gobierno, es de la sociedad, de los medios de comunicación, de las iglesias, de la educación, de las comunidades, porque todos tenemos distintos ámbitos de violencia», enfatiza.
En tanto, Seijas ve con preocupación la situación de las comunidades más pobres que viven precariamente.
«Las raíces son bastantes profundas porque estamos hablando de descomposición social que comienza a partir de que la gente vive y se desarrolla en ambientes con pocas posibilidades y oportunidades. Guatemala es un país donde hay desnutrición, analfabetismo, violencia, racismo, machismo y gran parte de esto es por la falta de espacios para que la gente se desarrolle, en un entorno tan pobre económico, cultural y socialmente», argumenta.
A criterio de Seijas, el gobierno debe impulsar políticas públicas que permitan a la ciudadanía vivir en armonía y con un desarrollo integral.
«Debería empezarse por los sistemas encargados de gobierno que deben procurar políticas públicas que faciliten que las personas que en estos ambientes tan empobrecidos tengan acceso a vivienda, a salud, seguridad, alimentación y educación. Prácticamente estamos en un Gobierno fallido, nuestros gobernantes de turno solo tratan de sobrevivir mientras viene la otra elección, pero no hay una política de desarrollo», agregó.
Violencia y saña
En las últimas semanas ocurrieron varios hechos de violencia y saña, que además de generar víctimas, causaron terror y zozobra en la población.
El 7 de marzo, una pareja lanzó una bomba incendiaria contra un negocio de la zona 6, tres personas fueron afectadas por la explosión.
Un día antes, delincuentes abordaron un bus de transportes Reina del Paraíso dejando un artefacto explosivo artesanal que fue activado a distancia; causó la muerte de dos pasajeros y más de una decena de heridos.
El 4 de marzo, fueron abandonados restos humanos frente a la residencia del alcalde de Mixco, Ernesto Bran. Un día antes, dejaron una cabeza humana a inmediaciones de la comuna que dirige.
Entre el 16 y 17 de enero, cinco mujeres fueron desmembradas en la zona 21, y los municipios de San Pedro Ayampuc y Mixco.