POR MARIELA CASTAÑÓN
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El duelo en las familias guatemaltecas persiste a causa de la violencia. Ayer fue sepultado un pasajero que murió carbonizado el domingo en un bus de transportes Reina del Paraíso, mientras que hoy se cumple un año del ataque con explosivos frente al Hospital General San Juan de Dios, que dejó cuatro personas muertas.

_Nac38_4aPablo de Jesús Hernández, usuario del bus extraurbano y Kimberly Ruano, trabajadora del Hospital, nunca se conocieron, pero en sus muertes existen algunas similitudes que podrían compararse.

Las víctimas fallecieron por la violencia generada por grupos delictivos que lanzaron artefactos explosivos para infundir terror. En el atentado contra el bus aún se investiga si fue planificado desde la cárcel, en el segundo, por las investigaciones se confirmó que privados de libertad ordenaron ese ilícito desde prisión.

“MUERTE INGRATA”

Hernández Rodas, de 68 años, fue sepultado ayer. Murió el domingo en la unidad de transporte en la que detonó un objeto explosivo artesanal, activado a distancia.

Hernández será recordado por sus familiares, como una persona “trabajadora, respetuosa y amable”, que precisamente el día que ocurrió el hecho, volvía de terminar su jornada como guardián de una vivienda en San José Pinula.

Rosa Hernández, cuñada de Pablo, lamentó la muerte que delincuentes le dieron a su pariente.

“Él quedó totalmente quemado, le dieron una muerte tan ingrata. Él no se merecía eso porque era un hombre trabajador, decente y respetuoso”, lamentó Hernández.

La entrevistada demandó al Estado aplicar justicia en este caso, que marcó a varias familias guatemaltecas.

“Nosotros le pedimos a las autoridades que Dios los ilumine para hacer justicia porque son muertes inolvidables que nos lastiman; el otro pasajero dejó niños huérfanos y los sobrevivientes están quemados”, destacó.

“GRAN VACÍO”

Por otro lado, Luis Ruano, padre de Kimberly Ruano, relató que aún persiste un “gran vacío” en su familia, por la muerte de su hija, quien después de padecer las consecuencias del atentado del 10 de marzo falleció.

“Nosotros todavía estamos con el pesar por la falta que ella nos hace. Todos los días son diferentes y la nostalgia vuelve dependiendo de cada uno de nosotros. Es un gran vacío en mi familia”, lamentó.

Kimberly falleció el 3 de mayo; estuvo 50 días hospitalizada por el atentado provocado por las maras, que ordenaron desde la cárcel atacar a guardias del Sistema Penitenciario (SP) que estaban a inmediaciones del Hospital, esto debido a la restricción de visitas y encomiendas.

Ruano fue consultado por las capturas de febrero pasado, de los integrantes de la clica involucrada en el hecho donde murió su hija; refirió que aunque les genera tranquilidad, esto no le devolverá a su hija.

“El daño ya está hecho, eso no nos va a devolver nuestra hija, tal vez nos da tranquilidad de que esa gente ya no vaya a hacer daño a otras personas”, dijo.

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