POR WALESKA HERNÁNDEZ
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Datos oficiales indican que 108 personas entre las edades de 60-85 años están detenidas en los diferentes centros carcelarios; sin embargo, el Sistema Penitenciario no cuenta con los recursos para atender sus necesidades.

“Me caí dos veces en las gradas porque padezco del oído y me dan mareos. Además, he tenido dos paros cardíacos en el tiempo que llevo en la cárcel”, explica Silvia Morales, una mujer de 76 años que guarda prisión preventiva.

Para Teresa Maldonado, defensora de las personas mayores de la Procuraduría de los Derechos Humanos, es lamentable que no existan programas específicos para atender a los adultos mayores que guardan prisión.

De acuerdo con Maldonado, algunos de los reos padecen de diabetes, hipertensión, cáncer, párkinson y alzhéimer, pero dentro de los centros carcelarios no existen medicamentos para este tipo de padecimientos.

“Se necesitan recursos para brindarles una mejor atención; sin embargo, si las autoridades tuvieran la buena intención de mejorar la situación, se podrían colocar rampas para que no deban subir y bajar tantas gradas, o bien unos pasamanos para evitar que se caigan, se podrían alivianar algunos de los problemas más serios”, explicó.

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