POR GRECIA ORTIZ
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Migrar a Estados Unidos es cada vez más difícil y de eso dan cuenta miles de centroamericanos que se encuentran cara a cara con la muerte en su camino hacia el norte, en la búsqueda del “sueño americano”. Los riesgos a los que hacen frente los indocumentados van desde robos y asaltos, hasta secuestros, violaciones y en el peor de los casos, asesinatos. Así es como la búsqueda de oportunidades laborales se puede convertir en una verdadera “pesadilla migratoria”. En casi tres años, las autoridades estadounidenses reportan la captura de 1.19 millones de adultos indocumentados y 147 mil menores no acompañados en la misma situación migratoria irregular.
Contrario a lo que muchos creen, emprender el viaje sin documentos desde Guatemala con destino a Estados Unidos no es más fácil hoy de lo que era hace uno o dos años.
Las medidas impulsadas por el presidente Barack Obama son alivios migratorios que benefician solo a un grupo reducido de indocumentados que ya viven en Estados Unidos, pero no garantizan mejoras para quienes persiguen el “sueño americano”.
Actualmente no hay permisos para quienes intentan entrar a la frontera sin documentos, y al contrario son considerados como prioridad para la deportación, aseveró.
LOS PELIGROS EN CIFRAS
De acuerdo a estadísticas del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, en el área que comprende desde la frontera del estado de California hasta Texas, en 2013 se registraron 414 mil 397 arrestos de adultos y en 2014 hubo 479 mil 371. Para 2015, que comprende el período de octubre de 2014 hasta agosto de este año, la cifra ascendió hasta los 301 mil 025.
En los arrestos de niños sin acompañamiento, esa institución destaca que en 2013 la cifra fue de 38 mil 759 y en 2014 se registraron 68 mil 541. Para el año fiscal de octubre de 2014 hasta septiembre de 2015 hay 39 mil 970 niños, provenientes de diferentes regiones.
Sobre los arrestos de familias en tanto fue en 2014 que se registró una mayor cantidad llegando hasta las 68 mil 541 detenciones, cifra menor comparada con 2013, cuando se registró 14 mil 855. Mientras que en 2015 el número de detenidos llegó hasta los 39 mil 970. Eso significa que hasta la fecha se han detenido a 123 mil 138 personas.
Por otro lado el Departamento de Seguridad Nacional destaca las muertes de personas registradas en 2015 con 211 como las menores de los últimos años, pues en 2014 se registró la muerte de 307 personas y en 2013 llegó hasta 445, superior a los otros años.
La Dirección General de Migración de Guatemala, en tanto asevera que para 2014 se deportó vía área y procedente de Estados Unidos a 47 mil 940 personas, mientras que hasta noviembre de 2015 había 28 mil 417.
Y vía terrestre, desde México se deportó en 2015 a 66 mil 547 personas, que representa un aumento de 26 mil 236 para 2014, cuando hubo 40 mil 311 deportados.
PELIGROS, SEGÚN LA FUERZA CONJUNTA
En una entrevista con Cristina Ruiz, portavoz para la Fuerza Conjunta del Oeste (JTFW, por sus siglas en inglés) del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, señaló que el viaje de los indocumentados hacia ese país es “muy peligroso” por diferentes causas.
“Los Coyotes –traficantes de personas– mienten a los migrantes y les dicen que el viaje será sencillo, que van a llegar muy pronto a sus destinos. Hemos oído diversas historias y sabemos que les mienten a los migrantes, y no les hablan de lo que sufrirán en el viaje”, afirmó.
De acuerdo a la entrevistada, viajar hacia Estados Unidos de forma irregular implica hacer frente a las inclemencias del clima en las zonas desérticas, la ausencia de rutas seguras para la movilidad humana y sobre todo, de los grupos criminales.
En el trayecto a través de México, los migrantes se ven obligados a abordar varios trenes en movimiento, lo que supone una amenaza inminente para su seguridad. Uno de los más conocidos es La Bestia o El tren de la muerte, en el que varias personas han resultado mutiladas al intentar subir de forma incorrecta.
Otro de los peligros que corren quienes intentan cruzar la frontera, es que pueden ser víctimas de grupos criminales dedicados al secuestro o al tráfico de personas para la explotación laboral o sexual.
“A los migrantes les retienen hasta que los familiares les paguen dinero, pero a veces, aunque los familiares les estén pagando, no los dejan salir”.
En ese sentido, Alejandra Gordillo, secretaría ejecutiva del Consejo Nacional de Atención a los Migrantes de Guatemala -Conamigua-, afirmó en conferencia de prensa que se han incrementado las denuncias por extorsiones a familiares de migrantes guatemaltecos, principalmente en los departamentos de Guatemala, Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango.
En total, se han presentado 21 denuncias en el último mes en el Ministerio Público y el número no ha crecido más, debido al temor a las represalias, según las autoridades. «Los responsables a veces son familiares, vecinos y conocidos que tenían información precisa. Pedimos a las personas que denuncien», dijo Gordillo.
De acuerdo con Ruiz, otra amenaza a la que se enfrentan es que los Coyotes también hacen caminar por días, en territorios muy remotos y hostiles. “Lejos de cualquier ciudad el tránsito es muy peligroso en tiempos de verano y de invierno; caminando tanto tiempo es imposible tener suficiente agua y comida en el desierto”, explicó la comunicadora.
Asimismo, calificó como lamentable que los Coyotes, que se encargan de llevar a los migrantes hacia Estados Unidos, recurrentemente también los dejan atrás, perdidos y “si no pueden seguir con el grupo los dejan”.
“En agosto había dos niñas de Guatemala, una de 4 años y otra de 7, que fueron abandonadas en el desierto de Arizona; la realidad es que a los Coyotes no les importa la vida y solo ven a las personas como una oportunidad de hacer dinero”, apuntó.
EN BUSCA DE MEJORES OPORTUNIDADES
Enfrentarse a las amenazas y peligros de la migración tiene sentido para muchas personas, que prefieren arriesgar su propia vida a subsistir en condiciones de pobreza y ver su familia en una situación precaria.
Rubén*, un migrante indocumentado guatemalteco, relató a La Hora Departamental las vivencias a las que se enfrentó durante su travesía hacia Estados Unidos, luego de que su situación económica se tornara insoportable en el país.
El entrevistado explicó que conforme su familia crecía, el dinero le resultaba insuficiente y ya no podía garantizar una vida digna para sus seres queridos, lo que le motivó migrar a Estados Unidos con la firme convicción de que eso garantizaría un mejor futuro para su esposa e hijos.
Para lograrlo, primero busco la “ayuda” de un Coyote que le ofreció llevarlo hasta Estados Unidos por unos Q40 mil quetzales con la promesa que lo trasladaría hasta la frontera.
Si bien lo logró atravesar el territorio mexicano, en el recorrido de 22 días se encontró con una dramática situación de supervivencia. “En el camino uno mira gente que va de diferentes lados, hay que tener cuidado con todo, aunque cuando yo me fui al Norte no está como ahora. Me han contado que ahora los controles son más estrictos y el paso por México es más peligroso que antes”, afirmó.
El entrevistado también relató, que uno de los aspectos más difíciles que debió experimentar fueron las altas temperaturas que se registran en el desierto, que incluso pueden llevar a la muerte por deshidratación. “En el camino se quedaron algunos y no aguantaron. Yo casi lo hacía, pero el deseo de ayudar a mi familia me hizo seguir”, recordó.
Adolfo*, otro migrante, manifestó que llegó por primera vez a Estados Unidos en 1988, pero regresó cuatro años después con la intención de llevarse consigo a su esposa e hija.
Sin embargo, no contaba con los peligros que tendría que enfrentar desde su salida de Guatemala, pues en Huehuetenango les robaron el dinero que necesitarían para su viaje.
“Uno pasa muchas penas. La última vez que me vine de mojado cuando venía con mi hija más pequeña y la perdí en México como por tres horas. La verdad es que era muy peligroso y creo que ahora es peor”, apuntó.
Pero para Angélica*, madre de tres niños, el trayecto incluso fue más complicado, pues lo intentó en dos ocasiones, y en una estuvo cerca de caerse del tren. Los motivos para emigrar indicó que fueron principalmente por la falta de empleo y por la inseguridad del país.
“No lo volvería a intentar. En mi caso yo quería una vida mejor para mis hijos, pero ya me habían advertido del riesgo. La primera vez estuve cerca de llegar y me deportaron. La otra vez, cuando casi caigo del tren, me asusté y no pude continuar. Mejor me regresé”, aseguró.
A su criterio, si los guatemaltecos continúan migrando es por la falta de oportunidades de trabajo así como la inseguridad que existe y que lleva a que las personas se arriesguen a atravesar el país.
TODOS ESTÁN EN RIESGO
El director de la organización Asociación Puente Norte, Pedro Pablo Solares, explicó que los migrantes centroamericanos que atraviesan la ruta migratoria han enfrentado en los últimos días un incremento en la vulnerabilidad a la violación de sus derechos humanos, que se ha hecho evidente desde mediados del año pasado hasta ahora.
“Ya existían los diferentes grupos del crimen organizado que ponen en riesgo a la población migrante, además de los riesgos naturales de viajar prácticamente en condiciones económicas muy inestables, y los riesgos de salud en el trayecto. Pero a esto se agregó que el año pasado después de la crisis de niños migrantes no acompañados de 2014, distintos arreglos políticos entre Estados Unidos y México que incrementaron las medidas de seguridad, prácticamente militarizando la zona migratoria”, apuntó.
A esto se suma, según Solares, el control de las fuerzas de seguridad que podría carecer de entrenamiento y sensibilización sobre los derechos humanos de la persona migrante.
Si bien mujeres y niños podrían ser más vulnerables, para el entrevistado cada grupo tiene un grado de riesgo. “Yo diría que cada uno de los diferentes grupos tiene vulnerabilidades distintas, entre sí, por ejemplo, los niños menores se sabe que pueden estar haciendo el viaje”, y pueden ser objeto de extorsión y secuestro para poder exigir el depósito de cuentas desde el lugar en donde los tienen retenidos.
Sin embargo, las mujeres son quienes tienen mayor vulnerabilidad adicional, en cuanto a violencia sexual de la que pueden ser objeto, mientras que los hombres pueden sufrir de secuestro para el reclutamiento de actividades relacionadas con el narcotráfico.
“No hay segmento de la población que este inmune a estos peligros sino que cada quien de los diferentes segmentos tiene vulnerabilidades especificas relativas, al género y a su edad”, indicó.
De acuerdo a Anabella Morfín asesora de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), los riesgos son de toda índole ya que hay pérdida de derechos en cuanto a dignidad, porque también son objeto de malos tratos tanto por autoridades de Migración como de seguridad.
“En algunos casos se va más allá, porque se les imputan delitos que no han cometido y en conclusión criminalizan la migración. Y como consecuencia pierden la libertad”, comentó.
Pero los abusos, también se presentan dentro del país para ciudadanos de otros países “son objeto de malos tratos, en el peor de los casos de violaciones, casos de explotación sexual, o laboral, convirtiéndose en víctimas fáciles para la trata de personas”.
La forma en como viajan, es otro de los abusos que señaló la delegada de la PDH, porque someten a las personas a condiciones infrahumanas, y como ejemplo es que los meten en camiones en donde no tienen ventilación, “en un momento dado puede costarles hasta la vida”, afirmó.
*Los nombres se modificaron por seguridad de los entrevistados.
RIESGOS LATENTES
La Organización Internacional de las Migraciones presentó recientemente el estudio “Condición de salud, acceso a los servicios e Identificación de riesgos y vulnerabilidades asociados a la migración en Guatemala”, que expone en buena medida los riesgos a los que se enfrentan los indocumentados.
La posibilidad de padecer náuseas, sufrir golpes y contraer una infección de transmisión sexual debido a violaciones sexuales, fatiga y dolores osteomusculares (de los pies) a causa de las largas y extenuantes caminatas en el desierto y hasta la posibilidad de muerte son los riesgos de salud que enfrentan las personas que migran durante el trayecto, señala el estudio.
Otro riesgo se genera al pernoctar al descampado en el desierto durante el trayecto migratorio y exponerse a los cambios de clima, teniendo que comer, beber y descansar de cualquier manera, pudiendo enfermarse con mayor probabilidad. Todo ello puede ser causa de problemas respiratorios (neumonías, resfríos) o alérgicos debido al escaso abrigo con el cual se emprende el trayecto.
El tipo de alimentación durante el trayecto al que acceden las personas que deciden migrar, las condiciones de higiene en las cuales se preparan estos alimentos y la escasez de ellos representa un riesgo de contraer y padecer enfermedades gastrointestinales. Igualmente, también hay riesgos sociales a los cuales se ven sometidos, tales como las agresiones físicas y psicológicas, los secuestros y quedarse sin dinero a mitad de camino.
“Los ‘Coyotes’ –traficantes de personas– mienten a los migrantes y les dicen que el viaje será sencillo, que van a llegar muy pronto a sus destinos. Hemos oído diversas historias y sabemos que les mienten a los migrantes, y no les hablan de lo que sufrirán en el viaje”.
“En agosto había dos niñas de Guatemala, una de 4 años y otra de 7, que fueron abandonadas en el desierto de Arizona; la realidad es que a los coyotes no les importa la vida y solo ven a las personas como una oportunidad de hacer dinero”.
CRISTINA RUIZ -DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD NACIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS-“En el camino uno mira gente que va de diferentes lados, hay que tener cuidado con todo, aunque cuando yo me fui al Norte no está como ahora. Me han contado que ahora los controles son más estrictos y el paso por México es más peligroso que antes”.
RUBÉN*“Yo diría que cada uno de los diferentes grupos tiene vulnerabilidades distintas, entre sí, por ejemplo los niños menores se sabe que pueden estar haciendo el viaje”.
PEDRO PABLO SOLARES -PUENTE NORTE-