Por Regina Pérez
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Hace más de 25 años, el interés de una maestra rural de Suecia y sus estudiantes de nivel primario por la conservación de la naturaleza, los llevaron a reunir 1 millón de dólares con lo que compraron un bosque en Guatemala de 675 hectáreas.

Posteriormente esa finca formó parte de la Reserva de la Biósfera de la Sierra de las Minas, declarada como tal en 1990, un área protegida que tiene una extensión de 242 mil 642 hectáreas, que atraviesa cinco departamentos de Guatemala y que, según el director de la Fundación que la administra, tiene una biodiversidad increíble y representa beneficios para la población de 14 municipios.

En 1987, Eha Kern, una maestra rural en Suecia, respondió a una solicitud de sus alumnos que estaban interesados en salvar los bosques y las especies que los habitan, entristecidos por la idea de que al convertirse en adultos, estos desaparecerían por la depredación del hombre.

Uno de sus alumnos le preguntó a Kern qué podían hacer para salvar estas especies, porque se sabe que cada segundo un pedazo de bosque, del tamaño de un campo de fútbol, desaparece.

Un maestro de otra escuela sugirió entonces comprar un bosque. Para ello iniciaron una recaudación de fondos a pequeña escala, haciendo todo tipo de actividades, desde vender galletas horneadas hasta bañar perros. Inicialmente el esfuerzo fue únicamente de su escuela, sin embargo con el tiempo se sumaron otros establecimientos educativos de toda Suecia que escucharon del proyecto y querían apoyar.

Con ayuda de otros donantes y 4 mil escuelas, lograron reunir en unos años el dinero para concretar sus planes.

Kern recuerda lo difícil que fue hacer esta recaudación de fondos hace 27 años, en una época en la que no existía el internet ni organizaciones que hicieran algo por los bosques. Incluso conseguir un libro en Suecia sobre especies de animales que habitaban en selvas como las de Guatemala era muy difícil. Encontrar un libro sobre el quetzal, -la especie favorita de sus alumnos- era casi imposible, indicó.

Al mismo tiempo, en el país la Fundación de Defensores de la Naturaleza (FDN) estaba buscando posibles donantes para comprar un terreno privado, ya que según las recomendaciones de sus socios, tener tierra privada es la mejor garantía de conservación a largo plazo, porque se respeta más que la propiedad pública.

Así fue como se contactaron con Kern y su programa “El Bosque de los Niños”, recuerda el director de esa organización, Óscar Núñez.

El bosque de 675 hectáreas que compraron, se encuentra intacto en la actualidad y forma parte de la Reserva de la Biósfera.

Recientemente Kern visitó Guatemala por primera vez, en ocasión del 25 aniversario de declaración de la Reserva. En su visita fue reconocida por la Fundación de Defensores de la Naturaleza con un Pin de Oro, junto al embajador de Alemania en Guatemala, Matthias Sonn, por su aporte a la conservación del área protegida.

La maestra retirada visitó en octubre pasado el lugar que los niños de Suecia compraron hace varios años. Tras esa visita, Kern manifestó su admiración por la belleza del bosque nuboso y animó a los guatemaltecos a visitarlo. “Me gustó demasiado” señaló.

Por su parte, Nuñez señaló que “así como los niños de Suecia creyeron en nosotros, los guatemaltecos deberían de creer un poco más en el trabajo de conservación para asegurar su futuro, sus fuentes de agua y suelo” e hizo una invitación a la parte privada para que aporten para la conservación del medio ambiente.

También manifestó su confianza en que los nuevos alcaldes electos en los 14 municipios se conviertan en sus aliados, como lo han sido quienes ahora dejarán sus cargos.

UBICACIÓN DE LA RESERVA

La Reserva de la Biósfera Sierra de las Minas fue declarada como tal el 4 de octubre de 1990 y posee una extensión de 242 mil hectáreas. Desde que el proyecto de ley fue presentado en el Congreso por la Fundación, se decidió que esa organización privada administrara la Reserva, siendo el primer caso en Latinoamérica.

Nuñez destaca que lo que le da riqueza en biodiversidad es que la zona más baja de la Sierra está a 10 y 15 metros sobre el nivel del mar en las cercanías de Boca del Polochic y en menos de 40 y 50 kilómetros se tienen 3 mil metros sobre el nivel del mar, en el cerro Raxón.

Existe una diversidad de ecosistemas, desde monte espinoso seco en el valle del Motagua, pasando por bosque seco, mixto, bosque puro pino hasta llegar al nuboso, destacó Núñez.

EVOLUCIÓN DEL TRABAJO DE FDN

Nuñez cuenta que el trabajo inicial de Defensores era de protección, control de cacería, talas ilegales, la previsión y control de incendios forestales y del avance de la frontera agrícola.

En la medida en que fueron aprendiendo y educando a la gente, las actividades se han enfocado más al desarrollo rural, como la producción agrícola, la diversificación de cultivos, temas agroforestales, producción de miel, cacao y la eliminación de intermediarios para la comercialización de productos como el café y el cardamomo.

“La Sierra de las Minas es el mejor ejemplo con el que podemos demostrar al mundo que la conservación y el desarrollo sostenible sí pueden ir de la mano. Por un lado toda la gente entendió que el valor de la Sierra de las Minas no solo es su biodiversidad del que tanto hablamos sino los servicios ambientales”, señaló Núñez.

Según explicó, la reserva es la mayor fábrica de agua de Guatemala, ya que abastece a más de 500 mil usuarios, a hidroeléctricas y sistemas de riego y sistemas de agua potable en la región.

En la reservan viven 222 comunidades de 14 municipios pertenecientes a cinco departamentos, Alta y Baja Verapaz, El Progreso, Zacapa e Izabal.

“El concepto de manejo es que mucho de lo que hacemos es en función del ser humano” puntualizó Núñez.

“Cada segundo, un pedazo de selva del tamaño de un campo de fútbol, desaparece”.

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