POR GRECIA ORTIZ
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Iván Mazariegos, un destacado socorrista, inició su carrera con los Bomberos Municipales en 1992 y en la actualidad aún participa con servicio ad honorem para la institución. Dentro de sus motivaciones está el poder ayudar a la población cuando más lo necesita y compartir sus conocimientos en la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
Según Mazariegos, su aspiración de ser socorrista nació al ver que un día su hermano llegó a la casa con el uniforme de bombero; fue en ese momento cuando se inspiró con la idea de ayudar a la población más necesitada y en los momentos más complicados.
“Era una emoción que se convirtió en un sentimiento encontrado. Era fuerte la emoción de poder ayudar, aunque después me choqué con la tristeza de las personas y sus problemas”, aseguró.
Por otro lado, su familia siempre estuvo preocupada por los peligros que implica la profesión. “Desde el riesgo que implica ir corriendo entre carros, atender un accidente, acudir a la escena de un choque, caernos de un barranco, morir en un incendio. Los riesgos eran claros y la familia temía por mí y mi hermano”, dice Mazariegos.
De acuerdo al entrevistado, hoy ya tiene más de 20 años de desempeñarse como Bombero Municipal y ostenta el grado de oficial efectivo; actualmente participa con servicio ad honorem.
COMPARTIR CONOCIMIENTOS
Después de aprender la profesión, Mazariegos se dio cuenta que era necesario dar un paso más en su carrera de socorrista.
“Siempre tenemos esa inquietud de poder ayudar a la gente. Eso es lo que siempre me ha movido, el aprender a ayudar. Y hay una etapa en donde me di cuenta que enseñando a ayudar ayudaba más. Es decir, compartiendo el conocimiento, ya que he tenido la oportunidad de capacitarme”, afirmó.
Dentro de su preparación, Mazariegos ganó en 2001 una beca para capacitarse en técnicas de rescate, en Japón; en ese mismo año obtuvo una certificación en Estados Unidos a través de la Oficina Regional para la Ayuda en Desastres.
En ese sentido, explicó que es de los primeros guatemaltecos en recibir un curso de rescate en una estructura colapsada e incluso ha logrado capacitar a varias personas, no solo del país sino a nivel internacional.
En 2012 se graduó como socorrista en Nueva York, Estados Unidos, y recientemente obtuvo un título de Licenciatura en Gestión Integral de Riesgo.
Debido al conocimiento que adquirió, ahora brinda conferencias en países como Honduras, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia y Ecuador; en Guatemala también ha compartidos sus conocimientos con el Cuerpo de Bomberos Voluntarios, los Bomberos Municipales, los Bomberos Municipales Departamentales y la Conred.
Mazariegos indicó, que desde hace dos años colabora con la Conred, en la dirección de comando de incidentes; su objetivo es coordinar y capacitar al personal para que esté atento a cualquier eventualidad que se presente, tal como sucedió con la emergencia suscitada en El Cambray II.
Respecto a la dificultad que implica el rescate de personas dentro de estructuras colapsadas, indicó: “Es un trabajo que requiere mucha capacitación, porque como todo lo que no conocemos nos puede matar, se debe identificar el tipo de colapso, y hacer una evaluación de cómo se encuentra la estructura para poder o no ingresar”.
Asimismo resaltó dentro de las escenas que le ha tocado presenciar y que le han conmovido, siempre influye el que sea padre de familia, porque las emergencias pediátricas le resultan complicadas.
Para Mazariegos, aunque su labor implica una importante inversión de esfuerzo y sacrificio de tiempo con su familia, el abrazo de un niño y su sonrisa agradecida tiene un valor más allá de lo económico.
Dada la emergencia registrada en El Cambray II en los últimos días, el entrevistado explicó que se ha cuestionado mucho la labor de la Conred, sin embargo aseguró que todo se ha realizado de acuerdo a los protocolos internacionales, con los conocimientos, experiencia y estudios para enfrentar un desastre de esta magnitud, por lo que considera que la institución respondió de manera adecuada a la eventualidad.
“Siempre tenemos esa inquietud de poder ayudar a la gente. Eso es lo que siempre me ha movido, el aprender a ayudar. Y hay una etapa en donde me di cuenta que enseñando a ayudar ayudaba más. Es decir, compartiendo el conocimiento, ya que he tenido la oportunidad de capacitarme”.
“Era una emoción que se convirtió en un sentimiento encontrado. Era fuerte la emoción de poder ayudar, aunque después me choqué con la tristeza de las personas y sus problemas”.
IVÁN MAZARIEGOS