POR MANUEL RODRÍGUEZ
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Según Diego Recalde, representante para Guatemala de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), este año se ha perdido una gran parte de la cosecha de cereales y granos básicos en el país, producto de una prolongada sequía asociada al fenómeno del Niño, lo que ha llevado a numerosos agricultores a necesitar asistencia humanitaria y desencadenando una crisis alimentaria ante la falta de acción de las autoridades.

En un hotel capitalino, esta mañana se realizó el foro “Agricultura Familiar: Motor del Desarrollo Rural Integral y Diálogo entre Actores”, que contó con la participación de las máximas autoridades del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación -MAGA- y la FAO en Guatemala.

En ese contexto, el representante para Guatemala del organismo internacional, Diego Recalde, expuso que la sequía asociada a el Niño, un fenómeno meteorológico caracterizado por el calentamiento anormal de las aguas superficiales en el Pacífico oriental, hace que se retrase la siembra, se reduzca la superficie sembrada y se frene el desarrollo de los cultivos en algunas regiones del territorio nacional.

Asimismo, dijo que según datos oficiales, unas 154 mil familias podrían ser las afectadas por la falta de lluvia este año, principalmente en los departamentos de Jutiapa, Chiquimula, Jalapa, Zacapa, Baja Verapaz, Retalhuleu, Suchitepéquez, Santa Rosa y Quiché, donde los agricultores aseguraron que las pérdidas en cosechas superarán las de 2014, pues en algunos lugares llevan hasta 45 días de canícula.

El delegado de la ONU advirtió que hay una probabilidad de 90 por ciento, de que el fenómeno del Niño persistirá hasta marzo de 2016, lo que causaría otra gran sequía, para lo cual se requieren nuevos planes de preparación y respuesta humanitaria de parte del próximo gobierno.

El entrevistado aseguró, que tras monitorear la evolución de la canícula 2015, se ha establecido que muchas familias guatemaltecas ya están padeciendo inseguridad alimentaria a consecuencia de la falta de lluvias, lo que representa que en algunas comunidades estén comiendo únicamente una vez al día, precisamente por la carencia de alimentos.

De igual forma, Recalde estimó que 2.4 millones de personas sufren de hambre y subalimentación en Guatemala, por lo que pidió que se priorice la asignación de recursos a la problemática y se adopten medidas a corto y largo plazo sobre la cuestión.

“Este año el impacto del Niño es aún más intenso que el pasado y tiene un impacto muy grande, incluso el más grave que ha habido desde 1997. Tras dos años de intensa sequía es fundamental ayudar a los agricultores a recuperar parte de sus pérdidas ayudándolos a tener campos más fuertes para la segunda cosecha”, puntualizó el de la FAO.

De acuerdo a predicciones de la FAO, se habría perdido hasta un 60% de la cosecha de maíz (55 mil toneladas) en los departamentos del denominado Corredor Seco y la de frijol, un 80% (11 mil 500 toneladas), durante la principal temporada del año, que va desde mayo hasta septiembre. Las pérdidas se estiman en US$.28 millones.

“Esta es una situación que se está volviendo crónica y se necesitan respuestas estructurales. Lastimosamente, no existen los presupuestos adecuados para mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en condiciones de subsistencia y hambre. El escenario para el próximo año es terrible porque seguramente tampoco habrán suficientes recursos públicos para atender un problema tan grande que lleva años acumulándose”, culminó Diego Recalde.

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