POR MARIELA CASTAÑÓN
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Hasta julio de este año, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), realizó 4 mil 834 reconocimientos médicos a víctimas de violaciones sexuales. El delito se repite y muestra de ello es que el año pasado en el mismo período de tiempo esa instancia documentó 4 mil 907 evaluaciones. A criterio de Marco Antonio Garavito, director de la Liga de Higiene Mental, estos abusos los cometen quienes pretenden demostrar “su poder” y someter a las personas que agreden.
La mayoría de las personas afectadas por este delito fueron mujeres, pues en 2015, de las 4 mil 834 evaluaciones realizadas, 4 mil 335 correspondían a mujeres y 499 a hombres. El año anterior fue similar, de los 4 mil 907 reconocimientos médicos, 4 mil 437 correspondían a mujeres y 470 a hombres.
Según el director de la Liga de Higiene Mental, este delito está relacionado al abuso y al poder que puede ejercer un violador sobre una persona.
“No hay que olvidar que la violación o el abuso está en el marco de una relación de poder, es un ejercicio que se expresa en una relación de poder del violador sobre su víctima y en esta sociedad es mucho más acentuado porque ese poder está en una sociedad machista, adultocéntrica y autocrática, es decir la expresión atrás de la violación es de la sociedad donde el hombre asume esas tres categorías en algunos casos”, explicó el profesional.
Garavito refirió que otros factores que influyen para que un violador cometa estos actos son la perversidad y los tabúes que se gestan en la propia casa.
“Podríamos hablar de elementos perversos o enfermedad que también se plantea al darse procesos bastante tergiversados de lo que es el proceso puramente de la sexualidad humana. En Guatemala es muy común porque no se habla de sexualidad en la casa, desde muy chicos no se aborda el tema como algo natural, sino se está todavía en el ámbito de los tabúes sociales”, refirió el psicólogo.
Por otro lado, el entrevistado dijo que regularmente las personas afectadas por el delito son vistas como seres humanos débiles que ante los ojos de los violadores están en desventaja.
“Se entiende que la mujer, la niña o quien tiene una fragilidad humana está finalmente para ser usada o servida por una persona que tiene condiciones distinta; la sociedad se construye desde el punto de vista social, jurídico y político con esa concepción”, reiteró.
Garavito opinó que un violador pudo ser una persona que sufrió algún tipo de violencia de niño, lo que pudo incidir en su comportamiento; aunque no se puede generalizar.
“Quienes han sufrido abusos en diferente nivel, crecen con una sexualidad deformada. No es una regla, pero puede que efectivamente haya alta probabilidad de violencia, aunque no necesariamente abuso”, indicó.
El profesional destacó la necesidad de abordar el tema en educación sexual en los centros educativos y en el hogar, aunque admitió que en este último se ha avanzado poco porque es ahí donde también se generan incestos o violaciones sexuales.
¿Qué se debe evitar sí es víctima de violación sexual?
Mirna Montenegro agregó que lo que no se debe hacer después de una violación sexual es bañarse, porque ahí están las evidencias que permitirán sustentar un proceso legal en contra de un violador.
Por otro lado, la profesional detalló que no se debe callar lo sucedido, pues es importante contarlo a una persona de confianza.








