Rigoberto Morales Barrientos, alias “Rigorrico”, está recluido en la cárcel Fraijanes I, donde purga una condena por plagio o secuestro, pero desde hace algunos años empezó a extorsionar; desde prisión dirigía una estructura delictiva que chantajeó económicamente a salvadoreños, sin embargo fue descubierto en el delito que intentó expandir.
POR MARIELA CASTAÑÓN
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Morales Barrientos lideró la banda «Agosto Negro» en la década de los 90, pero fue capturado y sentenciado a una larga condena.
Sin embargo, en 2013 las autoridades enfocaron su atención nuevamente en el secuestrador, pues evidenciaron que desde la cárcel coordinaba una estructura criminal dedicada a la extorsión transnacional.
Los afectados relataron en el proceso legal contra Rigorrico, que la banda les exigía entre US$ 800 y US$ 1 mil; fingían ser pandilleros.
METAMORFOSIS CRIMINAL
*Marcos, jefe de la Fuerza de Tarea contra Secuestros del Ministerio de Gobernación (Mingob), explicó que Morales tuvo una metamorfosis criminal donde creyó que podría incursionar en un delito nuevo.
“Toda estructura o fenómeno criminal experimenta una metamorfosis criminal, la cual es afectada por factores externos a su naturaleza, como la reacción que el Estado adopta para prevenir la acción criminal que ejecute. De ahí que puede evolucionar o involucionar criminalmente”, refirió.
El profesional en Criminología y Criminalística opinó sobre la importancia de unificar esfuerzos para atender el tema de la extorsión integralmente.
“Para los que hacemos criminología y estudios criminalísticos lanzamos el debate sobre la necesidad de crear una estrategia contra las extorsiones atendiendo a la reacción como a un modelo de prevención integral para atender los factores sociales que contribuyen a formar el fenómeno de la extorsión. Esta estrategia contra la extorsión podría plantearse con una visión regional dado que este fenómeno criminal –donde están involucradas las pandillas MS y Barrio 18- emanan directrices que trascienden fronteras”, dijo.