Por GRECIA ORTIZ
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Julio “El Grillo” Quevedo es entrenador de atletismo, pero como atleta representó al país en innumerables ocasiones en competiciones de nivel internacional; de esa cuenta, rompió varios récords y fue ganador de medallas oro, plata y bronce. En una entrevista para La Hora Departamental conversó respecto al deporte nacional y el escaso apoyo que se recibe en Guatemala.

La Hora Departamental: ¿Cómo inició en el atletismo?
Julio Quevedo: Estudié en la Escuela Central de Varones y desde ahí conocí el estadio Mateo Flores; me llevó el profesor Salomón Aldana y ahí acrecenté mi inquietud de ser deportista.

L.H.D.: ¿Por qué nació esa inquietud?
J.Q.: Yo era deportista pero tenía un problema. Yo era un patojo muy débil y no aguantaba a patear la pelota de fútbol. Iba a boxear con el mejor del lugar, pero no me iba bien; todavía me duele la cabeza de la última vez que fui. En básquetbol, aunque encestaba, no era el dueño de la pelota y no me daban juego. Entonces entendí que el atletismo es un deporte individual y uno es responsable de lo que pase, por eso me gustó.

L.H.D.: ¿Qué lo motivó a seguir adelante?
J.Q.: Me motivé yo mismo, el deseo de ser deportista, la necesidad de continuar. Cuando se realizó el 74 aniversario del Instituto Central para Varones participé en una carrera, corrí con el número 33.

L.H.D.: ¿Qué méritos recibió como atleta?
J.Q.: Fui declarado en alguna oportunidad como mejor atleta de la CD, fui abanderado de la Selección Nacional de 1970 para ir a los juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá; también me eligió la Universidad de San Carlos como su representante

L.H.D.: ¿Qué opinión tiene del fútbol?
J.Q.: Se volvió un trabajo, aunque todo el deporte también: Ahora todo se los patrocinan, pero en el tiempo de nosotros no. No había eso. Si queríamos hacer algo, teníamos que hacerlo en nuestras horas libres.

L.H.D.: ¿Qué apoyo recibían para ir a las competiciones?
J.Q.: Bueno esos apoyos siempre los ha pagado la Federación de Atletismo o el Comité Olímpico, pero en esos campos tengo muchas cosas que contar. Muchas de mis cosas las hice por méritos propios, con ayuda de amigos que me apoyaron con mis inquietudes, en algunas oportunidades nos fuimos a México únicamente con el pasaje y con los tiempos de comida limitados, bien calculados, porque de lo contrario no comíamos el otro día. Hubo viajes que la federación no nos daba nada, y otros en que nos pagó todo. Cuando no, debíamos ser cuidadosos.

L.H.D.: ¿Cómo y por qué decidió ser entrenador de atletismo?
J.Q.: Desde el 1 junio de 1969, ahí fue cuando inicié en esto. Fui promotor de la clase de deportes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Carlos; ahí tuve a 50 mil alumnos, unos mil 500 alumnos por semestre y yo quería compartir mi conocimiento. Un día me dije “de lleno me dedico a ser entrenador, porque voy a dar ideas a los jóvenes, sobre cómo pueden salir adelante”. Obviamente les tenía que enseñar a trabajar bien.

L.H.D.: ¿En qué sentido han venido las redes sociales a impulsar el deporte?
J.Q.: Nosotros hicimos un deporte con cascaritas de huevo; queríamos leer una revista con historias nuevas y teníamos que esperar más de 90 días en que viniera una revista nueva de deportes a Guatemala. Estábamos atrasados.

L.H.D.: ¿Qué aporte recibe un atleta cuando viaja?
J.Q.: Ahora les dan 40 dólares diarios en viáticos y lo mismo recibíamos nosotros y era en 1968; eso sigue siendo lo mismo, dólares devaluados pero es esa cantidad.

L.H.D.: ¿Considera que sí se promueven las diferentes áreas del deporte?
J.Q.: Sí, hay bastante, hoy se tiene mucho dinero como para que tome una idea en aquellos años el presupuesto de Federación de Atletismo era de 3 mil quetzales al año; hoy tienen como 5 millones de quetzales, más otras ayudas que les dan. Nosotros no ganábamos más de 60 quetzales al mes, al menos hoy hay atletas que se dan el lujo de decir que les pagan 10 mil quetzales al mes.

L.H.D.: ¿Cuál es el panorama para el deporte en el interior del país?
J.Q.: Hay ayuda, pero todas las ayudas no son las necesarias, si yo prometo para la olimpiada tengo un ingreso y tengo seguros viajes y demás, pero si no prometo, no tengo nada.

“Nosotros hicimos un deporte con cascaritas de huevo; queríamos leer una revista con historias nuevas y teníamos que esperar más de 90 días en que viniera una revista nueva de deportes a Guatemala. Estábamos atrasados”.

“Se volvió un trabajo, aunque todo el deporte también: Ahora todo se los patrocinan, pero en el tiempo de nosotros no. No había eso. Si queríamos hacer algo, teníamos que hacerlo en nuestras horas libres”.

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