POR VIRGINIA CONTRERAS
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Hoy, la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) se pronunció contra la corrupción y el horizonte electoral que define tiempos y plazos constitucionales, ya que según ellos, no se perfilan opciones capaces para regir el destino de la nación en los próximos comicios electorales. «Lo que hasta ahora hemos visto y oído son más colorcitos, más mensajes sin sustancia y más maquillaje para mercadeo electoral», expresaron mediante un comunicado que cuenta con 12 puntos.
En conferencia esta mañana, el Arzobispo Metropolitano, Óscar Julio Vian Morales y Monseñor Rodolfo Valenzuela, obispo de la Diócesis de la Verapaz y presidente de la Comisión de Pastoral Familiar de la CEG manifestaron su descontento debido a que consideran que el contexto en el que se llevarán a cabo las elecciones 2015, no es el más apto, luego de los actos de corrupción evidenciados en el gobierno como lo han sido el fraude fiscal ocurrido en la SAT, el contrato para la “limpieza” del lago de Amatitlán y el contrato con la droguería Pisa, que produjo daños irreversibles y la muerte de una serie de enfermos renales; lo que ha desembocado en la genuina indignación de la población mostrada en las diversas manifestaciones ciudadanas.
“Esto es tan sólo una gota en el océano de corrupción e impunidad que nos ahoga, este cuadro constituye un pecado social inmenso que clama al cielo”, expresó Vian.
Asimismo, indicaron que las elecciones, cuya convocatoria ya fueron publicadas para cumplir con lo mandado por la Constitución, no deben retrasarse, pues hacerlo significaría romper el orden constitucional, sin embargo las mismas se darán en medio de la crisis generalizada.
De igual forma mencionan que el paso del tiempo ha ido mostrando un deterioro profundo del sistema político guatemalteco, en donde los partidos surgen y desaparecen en ciclos breves y se caracterizan más por la personalidad de quien los organiza y menos por la propuesta política que los inspira; lo que permite que el clientelismo sea parte de su naturaleza misma, la fidelidad de sus militantes es mínima como lo comprobado por el transfuguismo cada vez mayor de diputados y alcaldes.
“Los partidos carecen de una plataforma ideológica sólida y coherente con la realidad pluricultural del país y de propuestas serias, viables e integrales que garanticen la gobernabilidad y la solución de los problemas estructurales que afrontamos”, explicaron.
Añaden que las características anteriores han ido generando un creciente desencanto entre la población que cada vez cree menos en los partidos y en sus líderes, cuyo comportamiento ha creado la mentalidad de considerar la participación política como quebrar una piñata: un golpe de fortuna, palos al azar, unos dulces caídos y poco más se espera de los partidos. Esta mentalidad muestra también lo fácil que es engañar y ser engañado en el país.
En el punto siete enfatizan que el proceso electoral es importante, pero también es evidente que la incapacidad –por ineptitud y malicia– del Congreso de la República para cambiar la Ley Electoral y de Partidos Políticos hace que los ciudadanos se enfrenten a unas elecciones en que hay mucho de lo mismo de antes y en muchos sentidos aún peor.
“Hacemos el llamado al pueblo para que siga presionando al Congreso para que estas leyes se aprueben de la manera más inmediata posible y se realicen las elecciones en las que las reglas del juego sean mejores”, declaró Valenzuela.
Por lo que ante los hechos acontecidos precisaron en que se necesita fortalecer la democracia existente para hacerla más expresiva de la defensa del bien común y de la promoción de la dignidad humana, que garantice el imperio de la ley para todos los sectores sin exclusión. Además, que el proceso debe realizarse con nuevas reglas, y las más urgentes deben aprobarse de inmediato para que incidan en estas elecciones, en donde la participación de gente proba y honesta debe mantenerse tal en la gestión del Estado en todos sus niveles e instituciones.
“Queremos gritar también con indignación: ¡basta ya! Necesitamos romper el ciclo de corrupción, impunidad y conflictividad para proponernos ser una Guatemala distinta, que no tema a la verdad pero que tampoco busque imponer –como absolutas– verdades parciales, que promueva la justicia y el derecho. Es el momento de abrir bien los ojos, razonar con claridad, para hacer una elección responsable y consciente. Es el tiempo de exigir a los candidatos veracidad, transparencia y honestidad”, concluyeron.
“Las elecciones, cuya convocatoria ya se publicó para cumplir así con lo mandado por la Constitución, no deben retrasarse, pues hacerlo significaría romper el orden constitucional, sin embargo las mismas se darán en medio de la crisis generalizada que se hizo evidente a raíz del descubrimiento del enorme fraude fiscal”.
“Los hechos evidencian la inmundicia de corrupción en que el Estado guatemalteco se ha convertido y ha constituido el colmo de la desfachatez que ha provocado manifestaciones multitudinarias que expresan la indignación y la ira de grandes mayorías de ciudadanos que puede ser una ventana a la esperanza, pero también un riesgo de entrar en procesos caóticos y turbulentos”.
“El proceso electoral es importante pero también es evidente que la incapacidad –por ineptitud y malicia del Congreso de la República para cambiar la Ley Electoral y de Partidos Políticos hace que los ciudadanos se enfrenten a unas elecciones en que hay mucho de lo mismo de antes y en muchos sentidos aún peor”.
“Frente a este panorama queremos gritar también con indignación: ¡basta ya! Necesitamos romper el ciclo de corrupción, impunidad y conflictividad para proponernos ser una Guatemala distinta”.