POR MARIELA CASTAÑÓN
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La preparatoria Santa Fe South, ubicada en Oklahoma, representa una luz de conocimiento para la juventud latinoamericana que reside en Estados Unidos, y que vive en pobreza o pobreza extrema, aunado a otros desafíos de la migración. El impulso de los jóvenes, en su mayoría, guatemaltecos, mexicanos y hondureños, permite trazarse metas profesionales, que cambiarán su futuro.

*Jorge es un joven de 19 años, llegó a Estados Unidos cuando tenía 5; su madre decidió arriesgarse y viajar a este país de forma ilegal junto a él y su hermano menor, para reunirse con su padre, quien anteriormente había emprendido el “sueño americano”.

El muchacho no recuerda exactamente todo lo sucedido durante el viaje, pero sí conserva el momento en que su progenitora fue separada del grupo, en tanto, él y su hermano continuaron el camino hasta arribar a Norteamérica.
Jorge destaca que su madre llegó tiempo después para reunirse con la familia, pero nunca comentó lo que le sucedió en ese trayecto.

“No me recuerdo mucho qué pasó, porque tenía 5 años. Lo poco que recuerdo es la noche cuando viajamos, cuando vimos a hombres con pistolas y me pusieron unas toallas en la cara –para que no los viera-, no sabía qué estaba pasando, pasamos un río y a los niños nos subieron en unas llantas, después se llevaron a mi mamá, no sé qué le hicieron, nunca le pregunté; llegamos a una casa con mi hermano, donde nos cuidaron y nos dieron de comer”, refiere el jovencito.

El desafío para esta familia no terminaba ahí, pues después de instalarse en un barrio latino, los niños necesitaban estudiar, fue cuando conocieron la Preparatoria Santa Fe, que permite a la niñez y juventud prepararse académicamente sin discriminación por su estatus migratorio o limitaciones en el idioma.

La apertura a este centro educativo impulsa a los adolescentes a trazarse metas y luchar por un futuro distinto, así lo describe Jorge, quien ahora, busca una oportunidad en una universidad.

“Yo quiero quedarme aquí –en Estados Unidos-, tener una vida diferente, hacer cosas que mis padres no pudieron hacer, quiero ir a la universidad y me gustaría estudiar para diseñador gráfico o ingeniería en aviones”, refiere.

El muchacho explica, que tiene un permiso migratorio por dos años, pero enfrenta otros desafíos para inscribirse en un centro de estudios de educación superior, esto conlleva redoblar esfuerzos para buscar alternativas que le permitan alcanzar sus metas.

“No puedo ir a la universidad que quiero porque no soy un ciudadano –estadounidense-, tengo un permiso por dos años, pero donde quiero estudiar no me aceptan”, dice el entrevistado.

JUVENTUD TALENTOSA
En un recorrido por Santa Fe, se constató que la juventud latinoamericana posee talento para las artes, pues en la clase de música impartida por un profesor estadounidense, todos expresaron su capacidad para tocar diferentes instrumentos musicales.

Los jóvenes dijeron sentirse a gusto con estas prácticas, que los motiva y les permite descargar la energía propia de la adolescencia.

En tanto, durante el almuerzo compartido con el estudiantado, la mayoría manifestó su intención por estudiar en la universidad y viajar a otros países; los muchachos están conscientes de la necesidad de prepararse académicamente y trazarse metas, que les permitirán cambiar las condiciones de su presente.

La Preparatoria Santa Fe se financia a través de lo recaudación de impuestos, es administrada de forma independiente y no existen requisitos para quien desee ingresar, se ajusta a las necesidades de su población.

Según Chris Brewster, superintendente de la referida Preparatoria, la escuela se adapta a sus estudiantes y no existe ningún inconveniente para aceptar a quien desee prepararse académicamente.


APORTES DE MIGRANTES

Un reportaje publicado por La Hora, el 17 de noviembre, detalló que los artículos de vestuario, el azúcar y el café son los productos de exportación que generan más divisas a Guatemala, pues el Banco de Guatemala (Banguat) estima que han representado US $2 mil 281.7 millones en el comercio exterior durante los últimos diez meses.

Sin embargo, los aportes de los migrantes son mucho mayores e importantes para la economía nacional, ya que alcanzaron US $4 mil 649.7 millones en el mismo lapso.

La publicación revela que aunque no siempre se reconocen los aportes de este sector de la población y se les margina de las políticas públicas y la toma de decisiones en Guatemala, las y los migrantes son uno de los principales motores de la economía nacional a través del envío de remesas familiares.

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