POR ALEJANDRO CASTILLO
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Pese a que la producción de maíz y frijol va en aumento, la cosecha aún es insuficiente para cumplir con la demanda del país. Un informe del Ministerio de Agricultura (MAGA) indica que este año se produjeron 40.7 millones de quintales de maíz y 5.1 millones de quintales de frijol, pero además se tuvieron que importar 269 mil 202 quintales de ambos productos, para satisfacer la necesidad interna de granos básicos.
Guatemala es un país con importante potencial de producción agrícola, pero las cosechas no son suficientes para cumplir con la demanda interna, debido a que el rendimiento de los cultivos se ve afectado por varios factores, como las variaciones climáticas y el insuficiente apoyo para los productores.
Según el MAGA, la producción de maíz en la última cosecha alcanzó los 40 millones 724 mil 100 quintales, mientras que la de frijol llegó a 5 millones 181 mil 500. Sin embargo, a partir de medio año se presentó una canícula prolongada, que según estimaciones del MAGA, redujo en 2.5 millones de quintales la producción de los dos granos básicos.
Para contrarrestar el impacto en la producción, las autoridades de gobierno importarán 38 mil 390 quintales de frijol, equivalentes a US$2.5 millones, mientras que en maíz importarán 230 mil 812 quintales, por un valor de US$6.3 millones. La inversión final será de US$8.8 millones, revelan informes del Ministerio.
En el período enero-agosto de 2014, el 60.1% de importaciones de frijol negro provino de Estados Unidos, el 20.3% de Canadá, el 11.4% de China, el 6.7% de Nicaragua y el resto (1.5%) de Argentina. En el caso del maíz las importaciones de provinieron de Estados Unidos de América, y el resto de México.
Aunque las adquisiciones de granos básicos en el extranjero no son equiparables con las pérdidas que provocó la sequía, sí reducirán el impacto que puede tener la escasez de productos en los precios.
CRISIS EN EL CAMPO
El cambio climático afecta el ciclo de lluvias y eso impacta directamente las cosechas de los agricultores en el territorio nacional. El ejemplo más próximo fue la sequía que causó pérdidas importantes en los cultivos, sumado a que algunos campesinos solicitaron créditos para comprar insumos y no recibieron un apoyo en el momento adecuado.
Roberto Torres, quien toda su vida se ha dedicado a la agricultura en el municipio de Jerez, Jutiapa, relató que perdió alrededor de dos manzanas de siembra de maíz debido a la falta de lluvia, lo que ocasionó la erosión del suelo y la pérdida total de su cosecha.
“Es triste ver que mi trabajo no funcionó este año porque no podré vender el maíz. No llovió lo suficiente este año, el suelo se secó y si bien es cierto creció la milpa, no dio maíz. Ahora lo que estoy haciendo es limpiar el terreno para estar preparado para el otro año”, expresó Torres.
Felipe de Jesús Rodríguez, quien también se dedica a la agricultura, perdió la mayor parte de sus cultivos, pero además debe saldar una deuda que adquirió con un banco para financiar su producción.
“El sol –la sequía– me arrebató la esperanza de poder cosechar algo para la comida de la familia y lo peor del caso es que debo dinero y tengo que pagar una deuda que adquirí para comprar los sacos de fertilizantes, que cada uno cuesta Q210 y usé 24 costales en toda la temporada”, dijo Rodríguez.
César Arana, otro agricultor perjudicado, relató que perdió la plantación de maíz y frijol que había sembrado en dos manzanas de terreno, y además debe pagar una deuda de Q10 mil.
Una situación similar viven miles de familias campesinas por lo que piden a las autoridades asistencia para enfrentar este problema.
En cuanto al arroz, la falta de humedad amenaza con acabar con los cultivos, y el café, por otro lado, resulta afectado por la enfermedad de la roya y las lluvias inconstantes.
NUEVAS OPCIONES
Ante las pérdidas de cultivos tradicionales, algunos productores han innovado en la siembra de cultivos que pueden adecuarse a los cambios climáticos.
Tal es el caso del cultivo de rambután, una fruta que se cultiva en Malasia y se ha adecuado a distintos microclimas del país, especialmente en las tierras cálidas.
El viceministro de Desarrollo Económico Rural, Carlos Anzueto, explicó que varios países han mostrado interés en el potencial agrícola de la región centroamericana, debido a su ubicación geográfica y la variedad de climas, que permitirían incursionar en la siembra de frutas y hortalizas que antes solo se conseguían por medio de las importaciones.
“Tenemos la cooperación taiwanesa y de países asiáticos. El clima ayuda a la producción de frutas y verduras. En Guatemala somos grandes abastecedores de hortalizas orientales para exportar a Latinoamérica y el tipo de cultivos se adapta al establecimiento local”, expresó Anzueto.
En Guatemala existe un clima propicio para cultivar diversos tipos de frutas y verduras, como el ejote francés, arveja china, brócoli, suchini, mora, rambután, pitahaya, melocotón, mango, limón persa, lechuga, apio, pepinos, güicoy, fresas, sandía güisquil, perulero, albahaca, laurel, zanahorias, chile morrón, tomillo, romero, apazote, perejil, cilantro, puerro, incluso el mercado de las flores ha aumentado en los últimos años.
Para el director del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA), de la Universidad Rafael Landívar (URL), Pedro Pineda, el cultivo de los nuevos productos agrícolas es el resultado de los acuerdos que los agricultores firman con algunas empresas, para mejorar la producción.
“Los agricultores por si solos no deciden cultivar los nuevos productos. La forma de trabajar de los campesinos es que se asocian con cooperativas quienes les facilitan las semillas y ante la variedad de clima de la región se producen los nuevos productos para comercializarlos, mientras que los productos tradicionales los producen en poca cantidad en sus terrenos y son para su subsistencia porque ellos mismos generan sus propios alimentos”, refirió Pineda.
Según la Dirección de Planeamiento del MAGA, productos como el ajonjolí, tienen su mayor producción en el área del suroccidente del país, principalmente en el departamento de Quetzaltenango; el arroz, se cosecha en siete departamentos del área nororiente, siendo Izabal el mayor productor con un 21%; el aguacate concentra su mayor producción en San Marcos con 15%; la cosecha de manzana y melocotón tiene su mayor producción en el departamento de Quiché, donde concentra el 51% y 28%, respectivamente de su producción nacional.
El cultivo de melón se concentra en Zacapa donde domina con el 87% de su producción total y la naranja se cosecha en el área sur del país y Suchitepéquez tiene el 31%.
En el caso de las hortalizas, Chimaltenango cosecha diferentes clases de vegetales, como la alverja china que tiene su mayor producción con el 69% de su producción total; el brócoli con 56%; el repollo con 51% y la zanahoria con 36%; mientras que el departamento de Quiché mantiene el mercado de la cebolla con 33% de su producción total. En el caso de la papa, la mayor producción está en el departamento de Huehuetenango, y el tomate mantiene el 20% de la producción en Jutiapa.
RECUPERAR LA PRODUCCIÓN
Debido a que la cosecha de nuevos productos ha desplazado la siembra de productos tradicionales y que en las últimas décadas ha reducido el crecimiento de la producción, las autoridades del MAGA insisten en que se debe aprovechar el mercado de productos para exportación, y una de las opciones es el cooperativismo.
“El aguacate es oriundo de Guatemala pero se desarrolló en México y se importaba pero ahora estamos fomentando el autoabastecimiento de aguacate, en el caso del cacao, estamos dando énfasis a la producción. En la década de los años 80, teníamos producción alta en Cobán pero lo fuimos perdiendo y en 2003 iniciamos nuevamente la producción nacional, y tenemos 500 hectáreas de culticos de cacao”, indicó el Viceministro.
Por su lado, los agricultores afectados por la sequía coinciden en que se deben establecer mecanismos de atención y apoyo para los pequeños productores, pues consideran que la implementación de nuevos cultivos requiere un verdadero esfuerzo de las autoridades.
“Hace 35 años empezó a cambiar las cosechas de productos no tradicionales aunque la producción no era alta las exportaciones eran mínimas pero con el paso del tiempo empezó a ganar terreno”.
Pedro Pineda
“Es triste ver que mi trabajo no funcionó este año, porque no podré vender el maíz, no llovió lo suficiente este año, el suelo se secó y si bien es cierto creció la milpa, no dio maíz”.
Roberto Torres
En Cifras
En maíz y frijol se han importado 269 mil 202 quintales
US$8.8 millones será la inversión de maíz y frijol