POR ALEJANDRO CASTILLO
acastillo@lahora.com.gt

Los artículos de vestuario, el azúcar y el café son los productos de exportación que generan más divisas a Guatemala, pues el Banco de Guatemala (Banguat) estima que han representado US$2 mil 281.7 millones en el comercio exterior durante los últimos diez meses. Sin embargo, los aportes de los migrantes son mucho mayores e importantes para la economía nacional, ya que alcanzaron US$4 mil 649.7 millones en el mismo lapso.

Aunque no siempre se reconocen sus aportes y se les margina de las políticas públicas y la toma de decisiones en Guatemala, los migrantes son uno de los principales motores de la economía nacional a través del envío de remesas familiares.

Para comprender esta situación es necesario tener claro que los guatemaltecos que trabajan en el extranjero son más relevantes en la generación de divisas que la exportación de artículos de vestuario –US$967.2 millones– e incluso, más importantes que el comercio en el exterior del azúcar –US$698.9 millones– y el café –US$615.7 millones–, dos productos tradicionales.

En términos comparativos, los US$4 mil 649.7 millones que representan las remesas familiares que envían los migrantes a Guatemala superan en más del 100 por ciento el volumen de divisas de los tres productos más importantes de la exportación, a los que se les atribuyen US$2 mil 281.7 millones.

BUSCA DE OPORTUNIDADES

Cada año miles de guatemaltecos toman la decisión de emprender un viaje a Estados Unidos en busca de nuevas y mejores oportunidades de trabajo, debido a que el mercado laboral en Guatemala no les garantiza una mejor calidad de vida para sí mismos y sus familias.

En Estados Unidos el salario mínimo oscila entre los 7.25 y 8 dólares por hora de trabajo, mientras que en Guatemala el pago mínimo se encuentra entre 8.61 y 9.38 quetzales, aunque se sabe que no todos los empleadores cumplen con esa cuota.

Por ejemplo, durante una jornada de ocho horas de trabajo, en Guatemala se ganan Q74.97, mientras que en Estados Unidos se ganarían US$64, que equivalen a Q486.4 con el tipo de cambio vigente.

En esas condiciones, los migrantes aspiran a superarse en Estados Unidos, aunque eso suponga viajar en calidad de indocumentados, arriesgando su vida y dejando atrás a sus familias.

Tal es el caso de Juan de León, quien nació en Huehuetenango y ahora vive en Houston, Texas, donde desde hace diez años trabaja en el sector de la construcción. Aunque dice que la paga es buena, Juan extraña estar en Guatemala y convivir con la familia que dejó en su tierra.

De León dice que con lo que gana en Estados Unidos contribuye para el mantenimiento de su familia. “La paga es mejor allá –en referencia a los salarios del país–. Lo que gano en un día de trabajo, es como si trabajara una quincena, y eso me ayuda para mandar dinero para que mis hijas puedan estudiar y que no tengan necesidades”, refiere el entrevistado, quien envía un promedio de 700 dólares mensuales.

Javier Zepeda, presidente de la Cámara de Industria indicó que si bien es cierto que los migrantes contribuyen con la economía del país por medio de su trabajo, se deben crear proyectos para que los ciudadanos no tengan la necesidad de emprender el viaje al norte y apartarse de sus familias.

“Como empresarios estamos trabajando con nuestros agremiados para dar oportunidades de empleo, por medio de eventos para promover la inversión. Si hay más empresas, hay más empleo”, explicó el entrevistado.

Zepeda agregó que están realizando programas de apoyo a las empresas para generar estímulos por medio de las fuentes de trabajo y evitar un mayor número de migraciones.

FRUSTRACIONES

Los guatemaltecos no siempre corren con suerte, debido a las estrictas medidas de seguridad que implementan las autoridades estadounidenses para evitar que inmigrantes crucen las fronteras sin documentos.

“Salí del país por la necesidad; en la agricultura no se gana bien”. Así inicia el relato de Miguel Lux Imul, originario de la aldea Xenaxicul, Aguacatán, Huehuetenango, quien fue expulsado de Estados Unidos hace dos semanas y entrevistado por La Hora Departamental cuando llegaba a la Fuerza Aérea.

“Logré conseguir dinero para pagarle una parte al coyote, pero fue por gusto porque aquí estoy nuevamente, solo que con dificultad para caminar –debido a que el vehículo donde viajaba con más inmigrantes se accidentó-, y lo peor es que debo 2 mil dólares”, relata el entrevistado.

Imul contó que cruzó el río Bravo con dos galones plásticos que servían de flotador y cuando tocó tierra caminó por varias horas para luego subirse a un vehículo en McAllen, Texas, que lo llevaría a su destino final, pero sus planes cambiaron porque agentes de la Patrulla Fronteriza observaron cuando se subió a un carro e iniciaron la persecución; el piloto saltó del auto en marcha, dejando adentro a los indocumentados mientras el vehículo impactaba contra en un paredón. Tras el percance, fue detenido y terminó con su deportación.

Por otro lado Mirna Arrivillaga con los ojos llorosos, relató que trabajó durante 25 años en una escuela de Minneapolis, Minnesota y un día que parecía normal, cuando iba hacia su casa, un policía la detuvo e inmediatamente la deportó.

“No conozco nada de aquí –Guatemala–. Me separaron de mi familia, mi esposo, mis hijos y mis hermanos. Estoy en shock”, se lamentaba la entrevistada, mientras cargaba una bolsa con sus pocas pertenencias, que consistían en dos suéteres y una botella de agua.

El director de la Pastoral de Movilidad Humana, el sacerdote Juan Luis Carbajal refiere: “Si no se contara con las remesas que los guatemaltecos mandan como resultado de la fuerza laboral no sé qué pasaría. Está evidenciado que con ese dinero las comunidades tienen acceso a medicamentos, a la educación, hasta tener una vivienda digna”, expresó.

Carbajal añadió que los funcionarios deben hacer cambios profundos en la agenda política para agradecer el aporte de las personas que por medio de sus remesas contribuyen al desarrollo, y establecer programas inclusivos que se preocupen por garantizar la integridad de los que migran.

Por otro lado, Julia González, coordinadora general de la Mesa Nacional para las Migraciones, (Menamig), dice que más del 85 por ciento de las remesas que familiares de migrantes reciben se destinan al consumo y pagar deudas de vivienda, educación y salud, cuando debería ser responsabilidad del Estado garantizar esos derechos a los guatemaltecos.

González enfatiza que es necesario crear programas en relación a las remesas, que son producto de los salarios de los migrantes para que un porcentaje sea destinado a inversión y sirvan a las familias para ser productivas.

“Es lamentable que los gobernantes responsabilicen a los migrantes de ser los encargados del desarrollo local de las comunidades (…) si bien es cierto que el Estado debe garantizar el empleo… y como no lo garantiza es por eso que se van los migrantes”, expresó.

Los entrevistados coinciden en que la solución inmediata sería la aprobación de la Reforma Migratoria que pretende aprobar el gobierno de Barack Obama, y que podría beneficiar a muchos de los once millones de indocumentados, entre ellos, a buena parte de los más de 1.5 millones de guatemaltecos

OBSTÁCULOS

La recién electa congresista de origen guatemalteco, Norma Torres, dice que con la mayoría de legisladores del Partido Republicano no se aprobará la reforma migratoria que necesitan los guatemaltecos y el resto de indocumentados.

“Mi propuesta es que si vamos a tener una reforma migratoria tiene que ser el camino a una ciudadanía para que todos tengan oportunidades como yo he tenido, pero existe otro camino y proviene de Washington, donde el presidente Barack Obama puede extender una orden ejecutiva. Si él decide firmarla se podría detener las deportaciones o extender visas y otorgar ciudadanías”, señala Torres.

La Dirección General de Migración reporta hasta el 7 de noviembre 46 mil 129 guatemaltecos deportados desde Estados Unidos vía aérea, cifra que podría superar a los 50 mil 221 connacionales que fueron repatriados en 2013.

La Comisión Nacional para la Atención de los Migrantes en Guatemala (Conamigua), a través de su directora ejecutiva Alejandra Gordillo, ha solicitado en varias ocasiones a diputados al Congreso de la República reformar la Ley de Migración para dar más presupuesto y establecer mecanismos de atención a los migrantes.

Según los expertos, Guatemala carece de un marco legal adecuado para el manejo de la migración en sus diferentes maneras, debido a que la Ley de Migración vigente data de hace 60 años y su última modificación fue en 1998.

El decreto 95-98 de la Ley de Migración aprobó concesionar la emisión de pasaportes donde facilitó los requisitos para la obtención de las cartillas y agilizar el trámite, pero no previeron el incremento de las migraciones de guatemaltecos a Estados Unidos, ni programas para atender a los connacionales repatriados.

 “Lo que hago en un día de trabajo, es como si trabajara una quincena en Guatemala, y eso me ayuda para mandar dinero para que mis hijas puedan estudiar y que no tengan necesidades”.
Juan de León
Trabajador residente en Estados Unidos

“Salí del país por la necesidad, en la agricultura no se gana bien”
Juan Lux Imul
Deportado

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