Children attend classes at a public school in San Juan Atitan, Guatemala, Wednesday Feb. 15, 2012. Guatemala's President Otto Perez Molina is launching on Thursday a nationwide campaign against malnutrition called "Zero Hunger," run by a new ministry dedicated to social development. In Guatemala, the chronic undernutrition rate for children under 5 is 49.8 percent, the highest in the region and the fourth highest in the world, according to the World Food Programme. (AP Photo/Rodrigo Abd)

POR MANUEL RODRÍGUEZ
mrodriguez@lahora.com.gt

No obstante, para organismos internacionales sigue preocupando más el alto número de decesos que se registra este año por la misma causa, pese a la existencia e implementación del Plan del Pacto gubernamental Hambre Cero, que incluye acciones enmarcadas en la Ventana de los Mil Días, con el objetivo de reducir los índices de desnutrición en Guatemala.

_Foto 1Es por ello que expertos en temas de niñez dudan que Guatemala pueda salir para 2015 del quinto lugar del mundo en el ranking de países con mayor número de menores de edad desnutridos y más aún, si podrá alcanzar el actual Gobierno la meta que se propuso al inicio de su gestión, de reducir en diez por ciento la desnutrición crónica en cuatro años.

Sesan: Cien menores fallecidos por desnutrición

Según la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional -Sesan-, a la semana epidemiológica número 41 (hasta el 20 de octubre de 2014), se reporta el deceso de al menos 103 menores de 5 años de edad por desnutrición crónica, de ellos son, 55 niñas y 48 niños; así como la detección de 12 mil 577 casos por desnutrición aguda a nivel nacional.

El jefe de la Sesan, German González, agrega que los casos de desnutrición aguda se han reducido en un 20 por ciento de enero a octubre de 2014, respecto al mismo período del año pasado, pues en 2013 fueron detectados 15 mil 562 casos de niños con problemas de seguridad alimentaria.

El jefe de la entidad informa que los departamentos que han registrado más casos detectados son Guatemala con mil 690 casos, Escuintla (al sur del país) con mil 323, Quiché y Chiquimula con 729 cada uno y Huehuetenango con 721.

En cuanto a los decesos, Huehuetenango registra 22 muertes de menores de 5 años por desnutrición, San Marcos 13, Escuintla 9, Guatemala 8, Quetzaltenango, Izabal, Chimaltenango, 6 cada uno; Alta Verapaz 5, Jalapa y Chiquimula 3, Zacapa, Totonicapán, Sololá, Retalhuleu, Petén y Jutiapa 2 por cada uno y Suchitepéquez y Santa Rosa 1.

Los datos de la Sesan reportan que 20 infantes fallecieron entre las edades de 29 días de nacido a 6 meses, 28 entre 6 meses a 12, 36 entre un año a 2, 13 murieron entre 2 años a 3, y 3 entre 4 a 5 años de edad.

Cabe mencionar que según la primera encuesta de monitoreo del Plan Pacto Hambre Cero, realizada por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan), que en 2012 y parte de 2013 se ha logrado reducir la desnutrición crónica en 1.7 por ciento en niños y niñas menores de 5 años en los 166 municipios priorizados por el Plan del Pacto Hambre Cero.

La estadística refiere que se logró pasar del 49.9 por ciento en 2012 a 48.2 por ciento en 2013.

La encuesta fue efectuada en 4 mil 735 hogares representativos a nivel nacional; de estos, el 71 por ciento de viviendas encuestadas se encontraban en el área rural e incluidos los hogares donde habían niños menores de 5 años, mujeres embarazadas y en edad fértil.

Por esta razón, German González se muestra optimista en que en 2014 la tendencia del índice continúe a la baja para dar cumplimiento a la meta del actual Gobierno, en reducir la desnutrición crónica en 10 puntos porcentuales al final de su gestión.

El secretario de Seguridad Alimentaria y Nutricional indica que la encuesta forma parte de la primera evaluación que se realiza en Guatemala, con el objetivo de establecer la situación real de la niñez en el país, y determinar los ajustes necesarios a realizar en las intervenciones del Plan del Pacto Hambre Cero.

Respecto a la erogación presupuestaria del Pacto Hambre Cero, que comprende las acciones de la Ventana de los Mil Días, el funcionario afirma que Q4 mil millones son los que hasta la fecha se han ejecutado en ese sentido, recursos provenientes principalmente del presupuesto de los Ministerios de Agricultura, Ambiente, Desarrollo Social, Salud, entre otros que tienen relación con el tema.

Según el Ministerio de Finanzas, el presupuesto coordinado por la Sesan alcanza los Q7 millardos a través de los programas de diferentes instituciones que tienen alguna relación con el combate del hambre y alcanzar su meta.

Metas no se cumplirán

A criterio de Hugo Morán, diputado del Partido Compromiso, Renovación y Orden (CREO), la meta fue establecida por el Gobierno patriota, en reducir la desnutrición crónica en 10 puntos porcentuales al finalizar su mandato, lo que implica que debe reducirse en 2.5 por año; a la fecha se hace la referencia que en doce meses se ha reducido en 1.7 lo que significa que no se logrará la meta que se había propuesto.

Asimismo, habla de discordancia en las cifras de muerte de niños por desnutrición presentadas por distintas instituciones del Estado, que reflejan una reducción de casos detectados y fallecimientos, sin embargo, indica, las cifra podrían no ser las correctas, ya que las instituciones encargadas de proporcionarlas, muestran datos diferentes.

El congresista explica que durante una citación al ahora exviceministro de Hospitales, Marco Vinicio Arévalo, se evidenció que en 2013, el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) reportó 146 defunciones de menores de 5 años por desnutrición aguda, mientras que el Registro Nacional de Personas hablaba de 175 fallecimientos. La Sesan reporta 120 decesos en menores el año pasado.

Para Morán, quien también es miembro del Frente Parlamentario contra el Hambre, lo que se trata de hacer es falsificar los datos, para dar conocer una situación diferente, donde la misma está mejorando, pero “la realidad es otra”, en detrimento de una correcta toma de decisiones.

La Sesan espera realizar presentar los resultados de la segunda Encuesta de monitoreo del Plan del Pacto Hambre Cero, a inicios del próximo año. De igual modo, se tiene previsto realizar una evaluación de impacto a finales de 2015, para develar la prevalencia de la desnutrición crónica infantil al término de los cuatro años de Gobierno, y determinar cuál será la base para una reducción del 24% en los próximos diez años.

Una preocupación que no es nueva

El Pacto Hambre Cero se presentó en febrero de 2012 como el plan para combatir el hambre en Guatemala; plan con decenas de puntos, metas y estrategias y un objetivo: reducir en diez por ciento la desnutrición crónica en cuatro años de la actual administración de Gobierno.

Para algunos entes, el Estado mostraba su preocupación por combatir este flagelo en el país donde la mitad de la población (48%) sufre retrasos en el crecimiento -directamente relacionados a la malnutrición crónica- y solo es superado a nivel mundial por Burundi (África) y Timor-Oriental (Asia), ambos con un 58%, Níger (África), con 51%, y Madagascar (África), con 50%, según un último estudio de UNICEF.

Así también, de acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, la desnutrición crónica alcanza a casi un millón 500 mil menores de 5 años en Guatemala, la mitad del total de la población infantil, condición que provoca menos retención escolar, menor productividad, propensión a adquirir enfermedades y hasta pérdida del coeficiente intelectual, efectos irreversibles durante toda la vida.

Sin embargo, ahora, como en los gobiernos anteriores, estas acciones, que comienzan llenas de expectativas, se van diluyendo entre los demás factores que atentan contra la pobreza en Guatemala, de forma que según un análisis del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la desnutrición crónica continúa prácticamente igual desde 1996, con un promedio del 60 por ciento de prevalencia entre la población en pobreza y pobreza extrema.

En el caso particular de la niñez, Adrián Chávez, especialista en temas de salud del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, comparte que durante mucho tiempo la niñez ha estado abandonada por el Estado, y en parte continúa esa situación al ver que los índices de desnutrición mejoran pero a paso lento después de casi dos décadas.

Asimismo, asegura que aunque hay un esfuerzo por situar el tema del hambre en la agenda política, es evidente que existe escasa organización e incidencia política de los quienes la sufren, por lo que habría, de alguna forma, forzar a las autoridades a tomárselo en serio porque la extrema pobreza trae como consecuencia que el 49% de los niños presenten desórdenes alimenticios.

“La situación del hambre en Guatemala es mucho peor aún de lo que se cree porque existe la posibilidad de un subregistro de casos, por falta de recursos o por motivos que comprendemos, pero no lo pueden demostrar. Tampoco las propias comunidades afectadas han logrado organizarse de manera efectiva para exigir una solución inmediata a un problema que las diezma, porque Guatemala, y su población, se han acostumbrado al hambre y por eso, lo ocultan”, presume el analista del Ipnusac.

Programas sociales no cumplen su función

El Gobierno de Otto Pérez Molina nuevamente inició en 2012 un plan para combatir el hambre, o al menos erradicarlo entre los niños, al igual que Alfonso Portillo lo hizo con el almuerzo escolar -un programa, que al igual que los posteriores, sufrió retrasos y fallos- mientras que después Óscar Berger institucionalizó el Vaso de Leche Escolar, y Álvaro Colom apostó de forma masificada en los programas sociales.

En la actualidad, en Plan del Pacto Hambre Cero están incluidos la “Bolsa Segura” y los “Comedores Seguros”, del Ministerio de Desarrollo Social, el reparto de micronutrientes y vacunas para mujeres embarazadas y niños recién nacidos, englobados dentro de la Ventana de los Mil Días del Ministerio de Salud; o la refacción escolar y el “Bono Seguro”, de la cartera de Educación.

En total, el pacto abarca 17 instituciones del Estado y cuenta con diez acciones contra el hambre crónica -la falta de ingesta de alimentos sostenida en el tiempo-, y tres acciones contra el hambre estacional -ligada a la carestía relacionada a los tiempos de cosechas-, acciones de participación ciudadana, componentes de viabilidad y sostenibilidad, ejes transversales y extensionistas del MAGA.

A decir de Julio Adrián Velásquez, Defensor del Derecho a la Alimentación de Procuraduría de los Derechos Humanos, es necesario comprender que el hambre en Guatemala no se va a terminar aplicando paliativos, pues lo que se necesita son acciones de desarrollo a medio y largo plazo.

De igual forma, expone que las acciones para garantizar la seguridad alimentaria en el país se encuentran desarticuladas por una evidente falta de voluntad política y que el razonamiento que debe prevalecer es que “si el gobierno no interviene más y de manera más efectiva es porque no existe voluntad política real de atajar el flagelo”.

Asimismo, el funcionario expresa que hasta ahora, la poca o nula evidencia en las aldeas sobre la puesta en marcha de los programas sociales en el gobierno de Otto Pérez ratifican la impresión de que los mismos tienen un contenido más propagandístico que acciones nuevas y reales; y que pretender reducir en 10 por ciento la desnutrición crónica en cuatro años, en esas condiciones, parece imposible.

Adrián Velásquez explica que la desnutrición predispone a padecer otras enfermedades e infecciones más severas.

“A muchos niños les da neumonía y diarrea, pero se recuperan porque el sistema inmunológico actúa. Pero si están desnutridos, el sistema inmunológico no funciona y los antibióticos tampoco. De ahí los elevados índices de muerte por bronconeumonía. Los niños no se mueren necesariamente de hambre, pero el hambre destroza sus defensas y los convierte en presas fáciles de las afecciones respiratorias y las diarreas, enfermedades fácilmente erradicables, derivadas de su desnutrición”.

Por esa razón, el delegado de la Magistratura de Conciencia insiste en que la red hospitalaria debe ser abastecida con urgencia, con insumos que permitan afrontar esta situación como el Alimento Terapéutico Listo para Consumo (ATLC), el cual es básico para tratar a niñas y niños con desnutrición.

Es de recordar que en mayo del año pasado, la vicepresidenta Roxana Baldetti posaba ante las cámaras en el hospital Roosevelt con Bryan Yat Maas, un bebé de Purhulá, Alta Verapaz, que estuvo a punto de morir de inanición y a quien las atenciones prestadas por la Sesan -que lo trasladó al hospital nacional para su recuperación- lo hicieron famoso al menos por una semana. Un par de meses después el infante falleció tras ser devuelto a su lugar de origen.

El Defensor del Derecho a la Alimentación dejó entrever que la Sesan no tiene la capacidad real de coordinar por no ser un ente ejecutor de fondos para hacer accesibles los servicios básicos a la población y, por tanto, se necesita fortalecer la seguridad alimentaria, la salud y la educación de los habitantes en pobreza extrema.

“Las bolsas de alimentos son una de muchas maneras de combatir la pobreza, pero no son una estrategia efectiva de combatir la desnutrición crónica porque suelen proporcionar alimentos que no son adecuados para niños entre 6 y 24 meses de edad y usualmente no se cuenta con componentes educativos efectivos para lograr que los alimentos donados se aprovechen para alimentar al pequeño”, dice Velásquez.


Gobierno condiciona ayuda

El ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Elmer López, afirma que el 5 por ciento de las 300 mil familias afectadas recientemente por la sequía prolongada en 16 departamentos del país, solo quieren recibir la Bolsa de Alimentos ofrecida por el Gobierno y no trabajar los proyectos que impulsa el MAGA como condición para recibir el beneficio.

“Son familias que tienen que encontrar otros medios para subsistir como salir a trabajar al campo… delegados de Cocodes, Conasan y testigos locales levantan un acta en donde se hace constar que ellos no quisieron trabajar en su parcela para recibir alimento. Las mismas comunidades respaldan que ellos no reciban alimento y que se traslade a otras familias”.

Actualmente el MAGA impulsa el Programa Nacional de Riego, el cual contempla crear embalses de agua para su aprovechamiento durante la época seca, a cambio de una bolsa con alimentos.

Cabe mencionar que el presidente Otto Pérez Molina, como parte de su discurso en un acto público el pasado mes de agosto, prometió que aseguró que ningún guatemalteco de los afectados por la sequía prolongada en el país se quedaría sin la ayuda del Estado.

“No permitiremos que un hermano nuestro vaya a morir de hambre porque no tuvo alimentos a tiempo”, refirió en aquella ocasión.


Desnutrición materna

La nutricionista Rebeca Rodríguez, del Hospital Roosevelt, manifiesta que la primera causa de muerte por desnutrición es por shock Séptico, lo cual se da en las personas de muy avanzada edad o las muy jóvenes, por tener debilitado su sistema inmune.

Por otro lado, la doctora Aída Ramos, experta en nutrición, señala que existen muchos factores maternos que pueden ocasionar bajo peso al nacer, como diabetes, hipertensión, asma, edad materna y otras como la edad gestacional (fetos menores de 38 semanas de gestación), además de la desnutrición materna.

Actualmente, el 49.8% de los niños menores de 5 años padece de desnutrición crónica y se calcula que diariamente nacen mil niños que padecerán de la misma debido a que se instala desde el momento en que el infante nace por la falta de control prenatal y una mala o escasa alimentación adecuada.

Según la FAO, Guatemala es el principal productor de maíz en Centroamérica con 1.7 millones de toneladas al año. Sin embargo, la dieta de las familias en pobreza y pobreza extrema, no pasa de una fuerte cantidad de alimentos “chatarra” y bebidas azucaradas, “atolitos ralos”, macuy, frijol y maíz amarillo, que también se utiliza para alimentar a animales de granja.

Mario Touchette, representante en Guatemala del Programa Mundial de Alimentos, pide al Gobierno convertir el Plan del Pacto Hambre Cero en una política, para que las medidas previstas en la Ventana de los Mil Días necesarias para reducir la desnutrición, perduren con el cambio de autoridades.

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