POR PAOLINA ALBANI
palbani@lahora.com.gt
En lo que va de 2014, instituciones de Estado y de socorro documentan diversos casos de recién nacidos abandonados en lugares públicos, pero sus estadísticas no coinciden.
De acuerdo a Erick Cárdenas, procurador de la Niñez y Adolescencia de la Procuraduría General de la Nación (PGN), la institución registró el abandono de 22 recién nacidos –niños de 0 a 12 meses– en ese período.
Por su lado, el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR) reporta diez casos, mientras que las compañías de Bomberos Voluntarios reportan 18 niños y los Bomberos Municipales 8.
La Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), por su lado, este año ha recibido cinco denuncias de abandono de niños menores de 5 años.
Según información de la PGN el número de menores abandonados se ha reducido este año pues en 2013 la cifra rebasaba los 45 casos de abandono, específicamente de neonatos. Pero Osar reporta 195 casos en 2013.
Danilo Yancos, de Bomberos Municipales, cuenta que el último caso que registró la compañía fue en la 14 calle y 9ª. avenida de la zona 1, hace poco más de dos semanas.
Los bomberos fueron alertados por medio de una llamada anónima, luego de que varios vecinos escucharan un insistente llanto cerca de las viviendas del lugar, que fue ignorado en un principio debido a que se creía que el sonido provenía de una de las casas aledañas.
Como resultado de la búsqueda, una niña de cuatro días de nacida fue encontrada en el altar de la iglesia cercana.
Luego del descubrimiento de la niña los bomberos realizaron las inspecciones físicas para determinar si la menor necesitaba atención médica, en la que establecieron que su estado de salud era estable. Horas después, los bomberos entregaron a la niña a las autoridades de la PGN.
El 85 por ciento de los casos por abandono son clasificados como bebés en estado de adopción, por lo que el expediente del infante pasa a manos del Consejo Nacional de Adopciones (CNA).
LUGARES RECURRENTES
Los lugares más recurrentes para el abandono de recién nacidos son las iglesias, vehículos, terrenos baldíos, barrancos, carreteras, basureros, y estaciones de bomberos y de la policía.
Las cabeceras departamentales, especialmente de Quetzaltenango y Jalapa, son los distritos que más incurren en el abandono de mejores.
Otros casos se han desarrollado en Sacatepéquez, Baja Verapaz, San Marcos, Santo Tomás La Unión, Mixco, Zacapa y la zona 1 de la Ciudad de Guatemala.
ABANDONO: CAUSAS
Myrna Montenegro, de OSAR, explica que las causas que conllevan a las mujeres a abandonar a los recién nacidos se debe, en parte, al aumento de embarazos en adolescentes, no deseados ni planeados. De acuerdo a la PGN, el 30 por ciento de las madres de los niños abandonados son adolescentes.
“Cuando se piensa en una madre de 10 o 12 años, realmente qué capacidades puede tener esa niña –para criar a un hijo– tomando en cuenta que su embarazo es producto de la violencia sexual, de acuerdo a las normativas guatemaltecas. A la vez que recibe violencia, va a reproducir los mismos patrones”, asegura.
También repercute en este fenómeno social la salud mental y emocional de las féminas pues en muchas ocasiones la soltería de las madres las lleva a enfrentar la maternidad a solas, sintiendo aún más el peso de las presiones económicas y sociales, que también pueden generar conductas violentas.
Estas presiones, generalmente, buscan ser liberadas mediante un aborto temprano o el abandono del neonato.
Para la representante del Observatorio, “la maternidad debe de ser un hecho voluntario (…) muchos de los embarazos que se dan en Guatemala no son deseados, no son planificados. La maternidad es una construcción social, o sea, no puede pensar uno que todas las mujeres son buenas madres solo por el hecho de poder reproducirse y dar vida. También son cuestiones aprendidas”.
Igualmente, Gloria Castro, defensora de la niñez y adolescencia de la PDH, dice que el abandono de recién nacidos puede verse impulsado por diferentes factores como la pobreza, la angustia y la sensación de no saber qué hacer frente a una situación que la mujer no está lista para enfrentar.
María Cristina Morales, psicóloga, aporta una explicación clínica al decir que las depresiones posparto o la psicosis posparto, generadas por un cambio hormonal en el embarazo y después del nacimiento del bebé, podrían ser una de las causas que lleva a las mujeres a atentar en contra de sus hijos, aunque estas conductas suelen caracterizarse por acciones premeditadas, pues las mujeres que sufren de estos síntomas no buscan abandonarlos sino acabar con su vida.
Como se menciona anteriormente, uno de los factores que contribuye en la conservación de este fenómeno es la salud mental de las mujeres guatemaltecas.
Así, el abandono continúa siendo una opción para las mujeres que además de enfrentar la maternidad a solas no cuentan con el apoyo del Estado a través de la implementación de guarderías gratuitas o asistencia social.
ABUSO SEXUAL
La continuidad en las prácticas de abuso sexual en mujeres se relaciona con la percepción y el papel de la mujer dentro de la sociedad, quienes a lo largo de la historia han sido consideradas como “botín de guerra o como un objeto” sobre el cual se puede tener dominación.
Las sedes departamentales de Osar han registrado casos de violencia sexual ejercida por padres hacia las mujeres de su familia, no solo con una –fémina–, sino con todas las que pertenecen a su núcleo familiar.
Estos casos de violencia sexual se continúan desarrollando en Guatemala debido a que no hay un sistema de justicia que las proteja, como tampoco hay un sistema educativo que enseñe a las niñas a avisar de conductas sexuales de las que son víctimas.
“Eso alimenta los patrones –de abuso–. Encima de eso, no hay un castigo al agresor sino que la comunidad mira que a quien sacan y llevan a un albergue es a la niña. Enviamos señales de que no es tan delito el tema de la violencia sexual”, refiere Montenegro.
Por su lado, Morales dice que las mujeres que son abusadas y quedan embarazadas en contra de su voluntad suelen no reconocer a su hijo, como consecuencia del trato deshumanizante que recibieron, y por ende abandonan a los pequeños como una forma de reproducir esa deshumanización.
DEBILIDADES DEL SISTEMA
El 70 por ciento de las mujeres que dan a luz recibe atención médica en algún centro de salud público del país. Actualmente, el sistema de salud al entrar en contacto con las féminas en gestación no incluye en sus protocolos prenatales la realización de pruebas psicológicas que diagnostiquen si la futura madre tiene algún desequilibrio emocional o psicológico que pueda poner en peligro la vida del bebé.
De detectarse el centro de salud debería de brindar el apoyo necesario para que la mujer pueda sentirse preparada para afrontar la realidad de convertirse en madre, sugiere la representante de Osar.
Por otro lado, los sistemas de información sobre la madre y el neonato deben de fortalecerse para que su hallazgo sea más rápido. La ubicación de la progenitora puede tomar meses antes de dar con su paradero o el de su familia.
La PGN cuenta con 23 unidades de rescate a nivel nacional.
CULPABILIDAD Y SENSIBILIZACIÓN
Montenegro opina que “muchas personas culpan a las menores de edad de dejar a sus hijos e hijas, sin embargo no se toma en cuenta el entorno social de las niñas y adolescentes, pues los partos en personas de 10 a 14 años son producto de violencia sexual”.
Para la entrevistada no se puede culpabilizar a las madres de los niños y niñas, pues esta situación es únicamente un resultado de los problemas que las jóvenes enfrentan como resultado de patrones sociales.
En este caso, el abandono puede provenir de una mujer cuya familia ya incluye algunos niños propios y el poco apoyo de su marido para mantener a un nuevo miembro. Asimismo, refiere que “si no queremos niños sufriendo violencia física y emocional se necesita formar y sensibilizar mejor a los niños y adolescentes”.
Algunas de las acciones inmediatas que el observatorio propone se basan en la enseñanza de la metodología de la educación sexual y reproductiva que permitiría a niños y adolescentes tener herramientas para decir no, en base al conocimiento de su vulnerabilidad, o en caso de iniciar una vida sexual activa que conozcan qué métodos anticonceptivos utilizar para evitar enfermedades y embarazos no planificados.
Actualmente, la PDH realiza talleres de sensibilización que abarcan los derechos del niño y que van dirigidos a los adolescentes de establecimientos públicos. “Nos acercamos con los directores para ofrecer la posibilidad y programar las charlas de sensibilización”, explica la defensora Castro.
Aun así, Montenegro concluye que cambiar esta realidad sería posible con un sistema de justicia que responda ante las violaciones y que deje claro en las comunidades la prioridad en la protección de las menores.
“La maternidad debe de ser un hecho voluntario (…) muchos de los embarazos que se dan en Guatemala no son deseados (…) no puede pensar uno que todas las mujeres son buenas madres solo por el hecho de poder reproducirse y dar vida. También son cuestiones aprendidas” – M. Montenegro.
PROCEDIMIENTO
El procedimiento a seguir luego de la localización de un recién nacido es presentarlo al juez, después de un riguroso examen médico, para ubicar a los familiares idóneos o a su madre, de manera que el bebé pueda vivir en su círculo familiar. Sólo el 15 por ciento de los casos encuentran apoyo en familiares de la madre, quienes deciden conservar al recién nacido.
Según Cárdenas, cuando la PGN encuentra a las progenitoras no se les entrega al niño o niña de inmediato sin antes pasar por un proceso de investigación, realizado por el Ministerio Público (MP).
ALGUNOS DATOS
De acuerdo a información del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), el último día de julio, agosto, septiembre y la primera quincena de octubre de 2014, arrojan que las causas de muerte de bebés recién nacidos o de niños de 0 a 12 años, se han debido a asfixia, neumonía, politraumatismo, trauma craneoencefálico. Según Yancos, en lo que va del año no se han reportado recién nacidos hallados fallecidos, pero sí fetos sin vida.
En 2012, Osar reveló que hubo 2 mil 906 embarazos de niñas con edades entre 10 y 14 años, y 45 mil embarazos de adolescentes de 15 a 19 años.