POR ACISCLO URÍZAR
aurizar@lahora.com.gt

La Revolución instaló dos gobiernos que duraron 10 años y en ese lapso hubo una serie de acontecimientos que colaboraron con la modernización de Guatemala. El fin primordial de este ilustre acontecimiento era establecer la democracia debido a las circunstancias de aquel entonces. La libertad de expresión, libertades políticas, libertad de credos y las mejoras en aspectos laborales fueron, sin duda, de los motores que impulsaron ese movimiento social que aún se recuerda en la actualidad.

Según analistas e historiadores, un hecho que hizo irreversible el inicio de la Revolución lo constituye la manifestación realizada el 25 de junio del mismo año por maestras de educación, quienes en una marcha pacífica exteriorizaban su descontento a la represión que se vivía por aquella época. En dicha manifestación falleció la mentora María Chinchilla Recinos, hecho que marcó un antes y un después en la historia de Guatemala, aunque el movimiento popular dirigido por estudiantes universitarios había iniciado varios meses antes.

“Debemos exaltar el Código Laboral, el cual data precisamente de esa época y está pasando por una crisis… ya no se desarrolló el legado de la Revolución, de un sistema de regulaciones entre patronos y empleados que permitiera un trabajo digno en Guatemala y que garantizara el desarrollo social por la vía del ingreso”.
Christians Castillo
Ipnusac

¿QUÉ HIZO LA REVOLUCIÓN?
En realidad fue un movimiento burgués que pretendía ponerle fin a una dictadura de 14 años y contó con la participación de todos los sectores urbanos del país unidos en el esfuerzo que permitió, sobre todas las cosas, una modernización de la Guatemala que había permanecido en el oscurantismo generado por la tiranía. Entre sus primeros logros está la Constitución de 1945 que establecía un modelo democrático de elecciones y posteriormente se crean instituciones como el Seguro Social que, junto al Código de Trabajo, constituyen avances impensables en tiempos de Ubico, lo mismo que el impulso a la educación con las Escuelas Tipo Federación que el humanista presidente Arévalo instauró en el país. Posteriormente, en el segundo gobierno de la Revolución, Árbenz se propone avanzar en la modernización económica con una reforma agraria y en la independencia soberana con proyectos como la carretera al Atlántico, Jurún Marinalá y el Puerto Santo Tomás de Castilla.

Ante el señalamiento de grupos de poder local y de los intereses de la United Fruit Company (La Frutera), analistas dicen que es preciso acabar con los mitos que hay sobre la Revolución.

El analista Christians Castillo, del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala, asegura que se tiene una concepción errónea de lo que realmente constituyó la gesta revolucionaria.

“En primer lugar la Revolución de Octubre hay que desmitificarla completamente, no fue un movimiento comunista, no fue una gesta socialista sino una revolución democrática que buscaba en Guatemala cambiar el modelo económico y promover un capitalismo moderno, hacia eso tendía la revolución”, refirió el consultado.

Castillo agregó que también se logró con la revolución fortalecer y constituir un Estado fuerte, además de una institucionalidad capaz de regular y orientar la actividad económica del país.

Miguel Álvarez, Cronista de la Ciudad de Guatemala, expone que uno de los principales logros fue la democratización de las elecciones para que tanto indígenas como mujeres pudieran votar, ya que antes del acontecimiento en mención eso era inimaginable.

“La revolución cumplió con generar esa serie de instituciones, con una visión global, posteriormente ha habido transformaciones y se ha ido perdiendo el principio que se habían instituido en la revolución”, manifestó el historiador.

Por su parte, Gustavo Palma Murga, de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales de Guatemala (Avancso), manifiesta que algunos sectores posicionan la reforma agraria como el tema principal que provocó la revolución, sin embargo, a criterio de Palma, fueron las reformas laborales las que ocasionaron el movimiento revolucionario del 44.

El entrevistado expresó que el Código de Trabajo, sin duda, representaba el mayor triunfo, pues antes de la revolución aún existía el trabajo forzado no remunerado, sin embargo a partir de las reformas laborales los trabajadores guatemaltecos gozan de un trabajo remunerado aunque, inclusive, 70 años después, aún hay mucho que hacer en ese aspecto.

“La revolución cumplió con generar esa serie de instituciones, con una visión global, posteriormente ha habido transformaciones y se ha ido perdiendo el principio que se habían instituido en la revolución”, manifestó el historiador.
Miguel Álvarez
Cronista de la Ciudad de Guatemala

REFORMA AGRARIA
Palma Murga refiere que el tema agrario en Guatemala es causa de conflictividad social, además es evidencia de que el modelo económico guatemalteco es un modelo primario que no crea un desarrollo generalizado, que no crea riqueza a gran escala y, por ello, los porcentajes de pobreza y desempleo en el país son tan elevados.

“La visión de la revolución buscaba romper con la estructura agraria que identificaba a la tierra como la única fuente de riqueza en el país. La distribución de la tierra es retrograda, se reconcentra la tierra en pocas manos en vez de la redistribución equitativa que se buscaba en aquel entonces”, expresó el docto en la materia.

El profesional, añadió que la reforma agraria en Guatemala es una reforma agraria expropiatoria no confiscatoria. Porque al inicio se dijo que se iba a expropiar aquello que no estuviera siendo cultivado y en propiedades a partir de determinada extensión territorial. Dicha reforma agraria no afectaba a los grandes propietarios, ellos no perdieron un solo milímetro de la tierra que le estaba generando riqueza, en muchos casos la tierra que se les “quitaban” era tierra que no les servía, tales como barrancos y laderas, tierra inútil, señaló.

DERECHOS LABORALES

Eduardo Velásquez del Centro de Estudios Urbanos y Regionales, (CEUR) de la Universidad de San Carlos destaca que el principal logro se dio en el campo de lo laboral.

“Lo más importante es que ahora todo trabajo desempeñado por los ciudadanos debe ser remunerado con un salario. La extinción del trabajo forzado sin remuneración es otro de los avances que nos dejó la revolución. Se puede decir que eso representó la pieza clave del desarrollo del capitalismo en el país”, refirió el economista.

En tanto, Palma Murga, recordó que en algunas fincas acuñaban sus propias monedas que después daban como pago a los trabajadores y solo eran posibles canjearlas en la tienda de la finca. Lo cual impedía que el trabajador retornara de la finca a su comunidad con un excedente de ganancia de su labor.

En cambio, luego de la gesta revolucionaria, se establece para los patronos el pago de salarios reales a los trabajadores, en moneda nacional.

Christians Castillo de Ipnusac, afirma que la legislación laboral busca modernizar las relaciones de trabajo y garantizar las condiciones básicas a los trabajadores, sin embargo aún existen pendientes en ese aspecto.

“Debemos exaltar el Código Laboral, el cual data precisamente de esa época y está pasando por una crisis… ya no se desarrolló el legado de la Revolución, de un sistema de regulaciones entre patronos y empleados que permitiera un trabajo digno en Guatemala y que garantizara el desarrollo social por la vía del ingreso”, subrayó.

Agregó que en la actualidad estamos asistiendo al debate de reformar el Código Laboral, con el objetivo de hacerlo coincidir con planes internacionales principalmente definidos en los Tratados de Libre Comercio que no siempre buscan la protección de los trabajadores guatemaltecos.

“La visión de la revolución buscaba romper con la estructura agraria que identificaba a la tierra como la única fuente de riqueza en el país. La distribución de la tierra es retrograda, se reconcentra la tierra en pocas manos en vez de la redistribución equitativa que se buscaba en aquel entonces”,
Gustavo Palma Murga
Avancso

PERSISTEN ABUSOS

Los analistas señalan que no obstante la existencia de normativas que regulan la actividad laboral y los derechos de los trabajadores, aún persisten atropellos a las garantías establecidas en el Código Laboral.

Velásquez refiere que el actual ministro de Trabajo, Carlos Contreras, se ha dedicado a pronunciar discursos en esa materia; sin embargo, él (el Ministro) como encargado de velar por los derechos de los trabajadores, no está cumpliendo con lo pactado en el Tratado de Libre Comercio. A criterio del experto se deben cumplir con esos tratados que fueron creados para combatir la desigualdad económica que existe.
En cuanto al salario mínimo diferenciado que pretende implantarse en ciertos municipios de Guatemala, a solicitud expresa de los habitantes de estos municipios, el entrevistado señala que es una forma de seguir empobreciendo a Guatemala, al pueblo trabajador y quienes propugnan la reducción de los salarios no atienden a los intereses de la población trabajadora sino que están a favor de las ganancias de los capitalistas.
El analista Castillo secunda las declaraciones de Velásquez, pues considera que aún hay abusos en el aspecto laboral y el salario mínimo no alcanza para cubrir las necesidades básicas de los empleados.

“Hay abusos en cuanto la implantación del salario por productividad o el salario diferenciado por regiones, la incapacidad de velar que el salario mínimo cubra por lo menos la Canasta Básica Alimentaria. Los altísimos niveles de explotación que hay en las relaciones patrono-empleado donde todavía prevalecen sistemas de contratación semifeudales, en los cuales hay intercambio de trabajo por implementos en especie, lo que nos indica que el avance en materia laboral de cierta manera se ha truncado”, argumentó.

Referente al tema de la economía nacional, otro aspecto a destacar es que no se han podido disminuir las cifras de la economía informal. Estadísticas del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) detallan que más del 75 % de la población económicamente activa trabaja en la economía informal.

“Lo más importante es que ahora todo trabajo desempeñado por los ciudadanos debe ser remunerado con un salario. La extinción del trabajo forzado sin remuneración es otro de los avances que nos dejó la revolución. Se puede decir que eso representó la pieza clave del desarrollo del capitalismo en el país”, refirió el economista.
Eduardo Velásquez
CEUR

CORRUPCIÓN

La mayoría de los expertos consultados coinciden en que la corrupción que ahora mismo campea por la mayoría de instituciones públicas del país, ha sido responsable de que varios de los objetivos alcanzados por aquellos actores en la gesta revolucionaria estén sucumbiendo ante intereses mezquinos en vez de privilegiar los intereses de las mayorías.

Las ideologías fueron determinantes para la realización de ese hecho histórico, sin embargo en la actualidad no predomina esa visión social.

Castillo indicó que hoy día los involucrados en partidos políticos y otras organizaciones buscan solo el ascenso social. Se ve al Estado como una fuente de reproducción de capital.

“El Estado se ve como una fuente de enriquecimiento, una fuente de ascenso social a costa de la transparencia. Es por eso que hoy en día tenemos altos niveles de corrupción. El funcionario público en lugar de preocuparse por el bienestar colectivo y promover desde el Estado el bien común, utiliza el Estado como un mecanismo de enriquecimiento propio”, afirmó.

El profesional señala que los ideales que movieron a la clase política de aquel entonces han desaparecido y tenemos ahora políticos mercenarios que ven en el ejercicio de la política una opción para reproducir su capital, lamentó.

Eduardo Velásquez, por su cuenta, manifiesta que desafortunadamente existen personas, encargadas de instituciones estatales que no velan por el servicio hacia los que menos tienen. Los encargados de dirigir a las instituciones públicas solo han perseguido satisfacer sus intereses y han corrompido a las entidades, lo que hace que no exista credibilidad en las instituciones por parte de la ciudadanía, pero no son las instituciones, sino los malos administradores los culpables de esta decadencia, advirtió.

“Los gobiernos han puesto a gente corrupta… en el tema laboral no se cumple con lo pactado. En el caso de la Superintendencia de Bancos cuyo fracaso se evidenció en la quiebra de los bancos… eso refrenda el mal manejo de las personas que han dirigido dichas entidades”, concluyó Velásquez.

“El Estado se ve como una fuente de enriquecimiento, una fuente de ascenso social a costa de la transparencia. Es por eso que hoy en día tenemos altos niveles de corrupción. El funcionario público en lugar de preocuparse por el bienestar colectivo y promover desde el Estado el bien común, utiliza el Estado como un mecanismo de enriquecimiento propio”.
Christians Castillo
Ipnusac

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