Hace unos días fue noticia que el gobierno de EE. UU. buscaba deportar a Guatemala a un número no preciso de menores de edad guatemaltecos que llegaron a la frontera sur de ese país y se entregaron a las autoridades.
Medios reportaron que eran alrededor de 600 y que, en la madrugada del pasado 31 de agosto, muchos ya se encontraban dentro del avión para ser enviados a Guatemala, pero una orden judicial evitó que se concretara la deportación.
El manejo del tema se mediatizó y el propio presidente de la república, Bernardo Arévalo, dijo en una conferencia de prensa que el país estaba dispuesto a recibir a los menores, toda vez vinieran por su propia voluntad o por orden de un juez.
En tanto, algunas familias en Guatemala que se enteraron de las noticias acudieron a las instalaciones de la Fuerza Aérea Guatemalteca con el objetivo de recibir a sus familiares, algo que, al final de cuentas, ya no se produjo.
En tendencia:
Fracasa segundo intento de realizar audiencia de primera declaración contra María Marta Castañeda
De socios a enemigos: empresarios pasaron de vender juntos a disputarse por los contratos en sistema de salud
Mineduc da inicio a estrategia de recuperación de clases con tutores tras protestas del STEG de Joviel Acevedo
Ministerio de Energía y Minas confirma rebaja en los precios de los combustibles
¿Por qué Guatemala recibió una distinción como destino de lujo sin tener hoteles de esa categoría?
La jueza Sparkle Sooknanan, del Distrito de Columbia, detuvo las deportaciones por 14 días debido a que estas podían poner en riesgo a los menores de edad.
Pero, independientemente del revuelo que causó la noticia dado al número considerable de menores que serían expulsados de EE. UU., lo cierto es que, año con año, miles de niños, niñas y adolescentes hacen el riesgoso viaje.
Técnicamente, la travesía la hacen solos porque no va ningún familiar con ellos, aunque en la práctica van encomendados a coyotes quienes se encargan de abandonarlos al llegar a la frontera México-EE. UU., donde son rescatados por guardias de la Patrulla Fronteriza.
SON MILES
Este año, de acuerdo con las estadísticas de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) la cantidad de menores no acompañados originarios de Guatemala ha caído considerablemente. Aun así, es el país de donde más han llegado, en total 1 mil 614, de enero a julio.
Empujados por factores económicos, socio-culturales y a una escasa oferta de educación pública de secundaria y diversificado, en los últimos tres años y medio, el número de niños, niñas y adolescentes guatemaltecos que viajaron solos EE. UU. superó los 132 mil.
Sin embargo, con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las cifras han empezado a revertirse, lo que podría convertir la situación en una bomba de tiempo social, si Guatemala no se apresura a mejorar las condiciones socioeconómicas en general para la niñez y la juventud.
¿QUÉ PASARÁ CON LOS 600?
Por el momento, los 600 menores no acompañados permanecen bajo custodia del Gobierno de EE. UU. en refugios o programas de acogida a cargo de Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Sin embargo, ciertos casos en particular preocupan a activistas pro migrantes y a los abogados que han estado cerca del proceso.
BBC News Mundo publicó el caso de una niña guatemalteca de 12 años quien narró que su mamá falleció y que no podía regresar al país porque el padre la maltrataba.
La nota detalla que es una de las menores que llegó sola a EE. UU. y que estaba durmiendo la madrugada del 31 de agosto, cuando iba a ser deportada.
QUÉ DICE GUATEMALA
En Guatemala, el presidente Bernardo Arévalo dijo que Guatemala recibirá a los menores no acompañados que retornen por su voluntad o por orden de juez, y reconoció que existe preocupación luego de que funcionarios guatemaltecos hicieran un recorrido por centros de detención y albergues de EE. UU. y observarán las condiciones en las que se encuentran los niños guatemaltecos.

En particular, al gobernante le preocupa aquellos menores que están por cumplir 18 años y que, entonces, podrían ser trasladados a centros de detención para adultos, en donde las condiciones son «completamente diferentes».
Añadió que la recepción de los menores en suelo nacional podría efectuarse a un ritmo de 150 por semana, aunque dependerá de la capacidad de Guatemala para identificar a sus familias en el país. No obstante, reconoció que algunos podrían quedarse con familiares o tutores en EE. UU.
Por su lado, el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex) respondió a este medio que el Gobierno de Guatemala pretende reunificar a los menores con sus familias en suelo guatemalteco «asegurando que no permanezcan institucionalizados y que lleguen a sus hogares en un periodo corto tras su arribo».
«Las acciones se enmarcan en el respeto al interés superior del niño, asegurando sus derechos humanos y un retorno digno», explicó la oficina de Comunicación. En el proceso se involucrará, aparte del Minex, la Procuraduría General de la Nación, la Secretaría de Bienestar Social y el Instituto Guatemalteco de Migración.
Agregó que la red consular en EE. UU. está preparada para «proteger y apoyar a los menores durante el proceso de retorno, asegurando un manejo coordinado y respetuoso».
EL PROCESO, ¿CORRECTO?
La Hora contactó a una abogada y un analista, expertos en inmigración en EE. UU., y coincidieron en que el intento de deportar a los menores de la manera como se pretendió hacer fue, cuando menos inusual, aunque también ilegal.
Con menos migración irregular a EE. UU.: ¿Qué escenario se prevé en Guatemala de cara a las remesas?
Isadora Velásquez, abogada del despacho Isa Law, P.A. con sede en Miami, Florida, considera que en el proceso se vulneró el derecho «fundamental al asilo» de cada menor que se intentó deportar sin que su caso hubiese concluido ante un juez.
«El derecho al debido proceso es el derecho fundamental que el gobierno intenta violar regularmente al tratar de deportar a los inmigrantes sin darles la oportunidad de presentar su caso adecuadamente», explicó a La Hora.
«Si bien el gobierno puede argumentar que es legal solicitar la auto deportación a menores que así lo acepten, y ejecutar órdenes de deportación ya judiciales, considero que es completamente ilegal intentar deportar a cualquier persona que aún tenga un caso pendiente», remarcó la abogada.
Añadió que los menores se encuentran actualmente bajo custodia del Gobierno, los que tienen casos pendientes en cortes, deben comparecer ante la justicia para continuar su procesos. Mientras tanto, considera que EE. UU. seguirá consultando a aquellos que tienen entre 14 y 17 años si desean volver a su país de manera voluntaria.
Los que acepten volver o se les emita una orden final de deportación, inevitablemente regresarán al país, precisó Velásquez. Pero «esto no debería basarse en un acuerdo entre Estados Unidos y Guatemala, como se intentó de manera clandestina el 31 de agosto». añadió.
SE DEBE CUMPLIR EL PROCESO
Por su lado, Ariel Ruiz Soto, analista senior del Instituto de Políticas Migratorias de EE. UU., (MPI, en inglés) coincidió en que las deportaciones de menores son una práctica legal, toda vez se cumpla con el proceso judicial.

Pero —subrayó— en el caso bajo análisis «la cuestión es si había —los menores que iban a ser deportados— terminado o no su caso frente a un juez, para saber si le habían negado protección en EE. UU.».
Además, el país de origen, a donde serán enviados los menores, deben estar dispuestos a recibirlos y «Guatemala dijo que solo iba a recibir a los que terminaron sus casos en tribunales, y claramente algunos no lo habían hecho», apuntó.
En el caso reportado por BBC —el de la menor que temía regresar a Guatemala por los maltratos—, Ruiz estima que solo esa declaración debió haber sido un motivo suficiente para que un tribunal se tomara más tiempo para negar una solicitud, porque habría que comprobar si la menor podría ser víctima o correr peligro si regresaba a su país de origen.
El analista también hizo hincapié en lo inusual que fue el pretender sacar a los menores de madrugada debido a que, para las deportaciones de menores «se requiere un protocolo muy detallado», es decir, determinar día y hora exacta de partida para asegurarse de quién los va a recibir, esto para tratar de provocarles el menor daño posible.
La abogada Velásquez opina que esta metodología empleada «agrava aún más la situación».
Secretaria de Seguridad de EE.UU. Kristi Noem visita cárcel especial de Bukele en El Salvador
SON REUNIFICACIONES
Aunque voces en EE. UU. afirman que las autoridades continuarán buscando convencer a los menores para que acepten ser deportados, funcionarios estadounidenses sostienen que no se trata de expulsiones, sino de reunificaciones familiares.
Después de la resolución judicial, Tricia McLaughlin, subsecretaria de Asuntos Públicos del Departamento de Seguridad Nacional de los EE. UU. escribió en su cuenta de X: «La jueza Sparkle Sooknanap está bloqueando vuelos para *reunificar* a niños guatemaltecos con sus familias. Ahora estos niños tienen que ir a refugios. Esto es repugnante e inmoral».
En similar línea se pronunció el subjefe de Gabinete de Política y Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Stephen Miller, quien dijo que el Gobierno de Guatemala fue quien solicitó oficialmente a la administración de Donald Trump la reintegración de los menores de edad no acompañados.
“Estos niños migrantes traficados quedaron huérfanos en Estados Unidos por culpa de la administración Biden”, aseguró el asesor de la Casa Blanca el pasado 31 de agosto a la vez, afirmó que «todos los menores han declarado que sus padres están en Guatemala».