El 2025 se perfila como un año con cierto grado de incertidumbre en todo el mundo. A raíz de la llegada a la Presidencia de EE. UU. de Donald Trump, se han visto acciones que hasta hace poco parecían impensables.
Estas han llevado a diversos estudiosos, analistas y centros de pensamiento a hablar de un «nuevo orden mundial».
La consultora británica Control Risk presentó recientemente el Mapa de Riesgos 2025, en el cual destacan cinco riesgos que podrían impactar en el clima de inversiones y negocios y, por lo tanto, en la economía mundial.
Cualquier hecho que la impacte a la economía global, tiene potencial de afectar a Guatemala. La pandemia del covid-19 —entre 2020 y 2022— y el inicio de la guerra Rusia-Ucrania —febrero de 2022— son dos ejemplos recientes de ello.
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Para este año, los riesgos para las inversiones identificados por Control Risk son:
- Incertidumbre en el actuar de Estados Unidos
- La geopolítica de la «línea roja»
- La guerra comercial mundial
- La creciente violencia política; y,
- El riesgos de la concentración digital
El informe de Control Risk concluye en que durante 2025 los riesgos globales para las empresas «estarán impulsados por los vacíos de poder, la polarización, los conflictos, la violencia y la espada de doble filo del avance tecnológico».
ESTADOS UNIDOS
La volatilidad de las políticas y decisiones que el gobierno de Donald Trump pueda tomar es visto como un factor de riesgo por Control Risk. El informe enfatiza en que EE. UU. está cambiado su posición tradicional de ser un líder mundial a participar menos de las instituciones multilaterales reduciendo su presencia en iniciativas militares, de ayuda financiera o humanitaria y «un mundo sin una potencia hegemónica evidente será más fluido, flexible y volátil».
«Estamos frente a un escenario de fragmentación de liderazgo, una ausencia de un poder principal. EE. UU. lideraba muchas discusiones en áreas importantes, pero con la agenda de Trump de desregularización, no sabemos qué pueda pasar», apuntó Marina Pera, analista de Control Risk, durante la presentación del Mapa de Riesgos 2025, en ciudad de Guatemala.
Se ve una política exterior de EE. UU más agresiva y confrontativa lo que abona a la incertidumbre, añade la institución internacional en el informe. Se puede prever, agrega, una capacidad y disposición más baja de la potencia mundial por liderar las agendas globales.
«Trump pretende usar su segundo mandato para perturbar y reformular el orden mundial, posicionando a Estados Unidos para una confrontación más directa y agresiva con sus adversarios económicos y geopolíticos», se lee en una de las conclusiones del informe, lo que podría acarrear consecuencias para las inversiones y la economía.
Esto último también se sostiene porque Asia, Europa y Oriente Medio tendrán que protegerse de compromisos estadounidenses de seguridad menos fiables y responder a políticas comerciales más confrontativas. Asimismo, las políticas comerciales, especialmente hacia China «exigirán ajustes y probablemente reubicación de las cadenas de suministro».
MÚLTIPLES CONFLICTOS
La «geopolítica de la línea roja», otro de los riesgos importantes que destaca Control Risk, se refiere a la multiplicidad de conflictos en el mundo, cuyo nivel de tensión están a punto de cruzar el límite para convertirse en fenómenos que afecten de manera importante el clima de inversiones y negocios.
No acercarse a esas «líneas rojas» es esencial para evitar conflictos entre grandes potencias, remarca el informe, pero «a falta de este tipo de atención diplomática, los umbrales de escalada se están convirtiendo en una cuestión de interpretación y especulación».
Puntualmente, tres conflictos merecieron ser citados en el informe de Control Risk. El aumento de las tensiones entre Israel e Irán, en Oriente Medio, la guerra Rusia-Ucrania y los ejercicios militares en el Mar de China.
En el primer caso, enfatiza que los recurrentes acercamientos e incluso el colapso de esas «líneas rojas» propicia el incremento del conflicto entre los dos países y sus aliados regionales.
En cuanto a Rusia y Ucrania, el informe precisa que es otro conflicto en el que «han pisoteado muchas supuestas líneas rojas», lo que desestabiliza la conciencia de los riesgos y aumenta la tolerancia a los mismos.
«El riesgo para las empresas en 2025 está en que se les sorprenda con una próxima línea roja que se cruce y provoque una reacción violenta importante, como una represalia asimétrica contra infraestructura crítica o militar en Europa», explica el informe.
De igual forma comenta que, en relación con los conflictos en Asia, «los focos de tensión están volviéndose a calentar, en lo que llama una «segunda guerra fría». Aunque el riesgo de que se produzca un conflicto importante este año es bajo, es «mucho más impredecible que hace unos años», detalla Control Risk.
En concreto, se refiere a los ejercicios militares en el estrecho de Taiwán, que tienen relación con el conflicto entre esta isla y China, quien la reclama como un territorio propio, pero también a las provocaciones fronterizas entre Corea del Norte y Corea del Sur.
«El riesgo de escalada por accidente o por error de cálculo está aumentando», detalla el informe; incluso, aunque se evite un conflicto grave, las «minicrisis pueden catalizar un conflicto económico en forma de sanciones y restricciones al comercio y a la inversión».
GUERRA COMERCIAL
La guerra comercial, que Trump enfocó en su primer periodo en contra de China, parece que ahora la quiere extender a países que históricamente han sido socios y amigos. Así, ha anunciado que impondrá aranceles a México, Canadá, la Unión Europa, y aparte también al gigante asiático.
«Esto va a generar un caos en la economía mundial. Los aranceles son medidas económicas inflacionarias que, a largo plazo, bajan el pronóstico de crecimiento económico», apuntó Pera.
La especialista, dice que si se mantienen los aranceles a Canadá y México, es un hecho de que estos países van a enfrentar a una recesión económica este año. En contraparte, señala que estas medidas también golpearán a la economía de EE. UU. de una manera «muy fuerte».
Por esa razón, estima, los aranceles no serán permanentes, y es posible se levanten o bien que se focalicen en ciertos sectores, por ejemplo en la industria automotriz, la cual Trump puja porque regrese a EE. UU.
De cualquier forma, añade Pera, hasta hoy «no está claro si Trump quiere usar los aranceles como una herramienta económica o para negociar otros temas», como seguridad o migración.
Sin embargo, solo la amenaza, ya ha provocado que empresas en México estén empezando a considerar moverse a EE. UU. o a otros países, afirma Pera, quien no descarta que si el ambiente de negocios en territorio mexicano empeora pueda haber algunas compañías que se trasladen a Guatemala por la cercanía geográfica, aunque, aclara, «no será una lluvia de empresas» las que eventualmente se establezcan en suelo guatemalteco.
En referencia a los efectos en Centroamérica de la guerra comercial, al menos este año no se considera que Trump pueda adoptar las mismas medidas arancelarias. «Hay cierta complementariedad —entre EE. UU. y el istmo— y Estados Unidos no tiene la capacidad de producir lo que se produce en Centroamérica, entonces no impondría aranceles de la misma manera como lo hace con sus principales aliados económicos», puntualizó Pera.
VIOLENCIA POLÍTICA
El «probable» aumento de la violencia política este año, es el cuarto riesgo que establece la consultora británica en su mapa de riesgos. «Los asesinatos de políticos, disidentes, periodistas y activistas son cada vez más comunes. Las sociedades esperan cada vez más —e incluso alientan— el uso de la violencia para obtener poder y ajustar cuentas», subraya el informe, que identifica cuatro factores globales que contribuirán a la violencia política este año.
- La rivalidad geopolítica que seguirá socavando la cooperación antiterrorista y obstaculizando la solución de conflictos regionales.
- La polarización política que seguirá justificando y normalizando la violencia contra «enemigos» políticos y sociales.
- La radicalización «en línea», alimentada por la desinformación, las teorías conspirativas y la incitación a la propaganda, puesto que puede inspirar actos impredecibles de violencia política.
- Además, la tecnología emergencia, como los drones a bajo costo y las armas de fuego impresas en 3D que podrían permitir ataques físicos contra una gama más amplia de activos y ubicaciones.
Lo anterior podría propiciar el reagrupamiento de extremistas islámicos, como lo hace actualmente el Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, lo que será favorecido por la inminente reducción de las fuerzas militares estadounidenses.
Finalmente, en este punto, se espera un incremento de ataques patrocinados por los estados debido a la «impunidad internacional y la política autoritaria».
CONCENTRACIÓN DIGITAL
El informe también califica a la concentración digital como un riesgo para las inversiones y el clima de negocios.
Añade que el ambiente es muy cambiante. Las amenazas y los actores aumentan su sofisticación constantemente así como su capacidad de conducir ataques.
Pera, analista de Control Risk, explica que el problema es que existe una alta concentración en pocos proveedores de servicios digitales de almacenamiento de datos en nubes y «concentrar muchos servicios en pocos proveedores generan estas amenazas», debido a los datos son más vulnerables.
«La cantidad de ataques ha aumentado muchísimo desde 2020, y no importa el sector para las probabilidades de que una empresa sea, en algún momento, amenazada. Todos los países están en riesgo», dijo la experta.
RIESGO MEDIO ESTABLE
La calificación para Guatemala, de acuerdo con la lista de Control Risk, es de 6 puntos, en una escala en la que 1 representa un riesgo “muy bajo estable” y 10 el cual significa que el riesgo es “muy alto estable”.
Aunque el país está por encima de la media (5), se encuentra mejor posicionado que sus vecinos, México, Honduras y Nicaragua, que, con un punteo de 7, son considerados como países con “riesgo medio en crecimiento”.
En el continente americano, Guatemala obtuvo la misma calificación que Brasil, Colombia, Perú, Paraguay. Por otra parte, Venezuela fue calificado con 8 puntos “riesgo alto estable” y Haití recibió 9 puntos, es decir una calificación que lo cataloga como un país con “riesgo muy inestable, en crecimiento”.
