El comediante Rafael Hernández, más conocido como “Velorio”, falleció este jueves 10 de agosto, según reportaron familiares. La noticia se difundió de manera inmediata por medio de las redes sociales, en las cuales decenas de usuarios ya se manifestaron por el hecho.
La actriz y locutora guatemalteca Jennifer Hernández, sobrina de “Velorio”, escribió por medio de su muro de Facebook un mensaje en el cual dio a conocer la información oficial.
“La comedia guatemalteca está de luto”, así comienza la publicación. Después se lee:
“Gracias tío ‘Lolo’ por tantas risas y gracias por haber llevado el nombre de nuestra Guatemala a muchos lugares del mundo”.
Finalmente, Hernández anotó: “descansa ahora, que los que nos quedamos, lo haremos con un buen recuerdo y seguiremos riendo con tus chistes”. (Ver post)
LA VIDA DE VELORIO
Miles de guatemaltecos recuerda a “Velorio” por sus chistes. Muchos lo escucharon en vivo, en un sinfín de presentaciones que dio en centenares de escenarios del país y también fuera de las fronteras nacionales.
Otros escucharon sus grabaciones en cassette y en disco, así como en disco compacto, y finalmente a través de plataformas de difusión de video.
Nació el 9 de octubre de 1939, en la capital guatemalteca; y su luz se apagó a 60 días de alcanzar los 85 años de edad.
Rindiendo Tributo a Rafael Hernández "Velorio": Icono de la Comedia Centroamericana y Global 🌟🎭 #HastaSiempreVelorio pic.twitter.com/7GUCM513GU
— Radio TGW (@TGWdigital) August 10, 2023
Siendo él un recién nacido, su familia decidió mudarse a Zacapa, en donde vivió hasta llegar a la edad de 7 años.
De acuerdo con las tantas veces que explicó el origen de su nombre artístico, cuando nació, su familia residía en el Barrio Gerona, en la zona 1 de la capital.
Allí, en las décadas de 1940 y 1950, contó miles de veces, los velorios se efectuaban en las casas, y asistir a la despedida de algún vecino era similar a encontrarse en un evento social masivo.
Los velatorios se hacían con la participación de familiares, amigos, vecinos, y muchas personas que se acercaban a dar el pésame a los deudos. Se compartía licor y comida.
De esa alegría, en un momento de tristeza, recogió el nombre que por varias décadas le acompañó en los escenarios.
Ya con una avanzada edad, instaló un comedor en la zona 1, y era común que se acercara a las mesas a intercambiar palabras con los comensales. También compartía de manera espontánea su talento: contaba uno o varios chistes.
