El gobierno del presidente Donald Trump, para aumentar rápidamente la capacidad de deportación, ha utilizado prácticas que han tomado por sorpresa a varios migrantes guatemaltecos que han sido retornados.
De acuerdo con los retornados, los aviones militares que el gobierno estadounidense usa para las deportaciones ya se han encontrado con cierto rechazo a la hora de aterrizar en América Latina.
Sobre todo, cuando los migrantes vuelan encadenados y esposados, según expresan varios de los guatemaltecos retornados. Junto con estas medidas de traslados ya supuso un primer roce el domingo 26 de enero con Colombia, uno de los países con migrantes.
Jorge Santos, de la Convergencia de Derechos Humanos que aglutina a varias organizaciones en Guatemala, dice que este es un tema que debería ser manejado desde lo civil, sin aviones militares y sin engrilletar a migrantes.
“El tema de los grilletes no debiese ser una condición en esta situación, ni encadenarlos de pies y manos y mucho menos que una autoridad militar asuma competencias en el marco de una acción que debería ser enteramente civil”, señaló Santos.
Trump ha dicho que está deportando a criminales a sus países de origen y ha justificado esas medidas en razones de seguridad. En enero, Estados Unidos deportó a 2 mil 795 guatemaltecos, pero solo 22 de ellos, estaban sujeto a un proceso judicial en el país.
Según el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), el perfil del migrante que es deportado es de amas de casa, trabajadores de la construcción, cocineros, pilotos y jardineros.
«No podemos negarnos y es nuestra obligación (recibir a los migrantes)», explicó Danilo Rivera, director del IGM sobre la llegada del vuelo del lunes con connacionales.
Asimismo, indicó que en el caso de los retornados que tuvieron conflictos con la ley en el país norteamericano son recibidos y atendidos con dignidad, pero que en el caso de existir alguna que tenga orden de captura por autoridades guatemaltecas, será entregado inmediatamente.
RETORNADOS Y SU DEPORTACIÓN
Margarita Raymundo, una migrante guatemalteca, había sido deportada desde Texas el pasado lunes. Migración la detuvo solo tres días después de cruzar la frontera junto con otros tres migrantes.
El agente que detuvo a Margarita Raymundo la encontró a tan solo cinco minutos de que llegara a la carretera en donde la esperaba un vehículo para llevarla a su destino.
La joven de 21 años contó que el funcionario le dijo que iba a ser deportada rápido, pero le advirtió que si la volvían a detener intentando entrar a Estados Unidos pasaría cinco años en prisión.
En Estados Unidos, ya tenía acordado que trabajaría en un restaurante. «Solo tengo otra oportunidad para ir, si voy a intentar (migrar de nuevo)», dijo entre lágrimas, en referencia una práctica común de los traficantes de personas de ofrecer varias oportunidades de intentar migrar si la primera fracasa.
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Lesly Ramírez, de 35 años, contó que los grilletes que le pusieron estaban muy apretados y le habían lastimado y dejado señales en las manos. Dentro del avión les dieron alimentos, pero no les quitaron las esposas, lo que les dificultó comer. Además de los grilletes, estaban encadenados en la cintura y los pies. Les quitaron las cadenas poco antes de que el avión aterrizara en su país, dijo.
Ramírez es madre soltera de dos niños y relató que había saltado el muro en la frontera entre México y Estados Unidos el viernes pasado. Después caminó un par de horas en territorio estadounidense, junto a otros dos guatemaltecos, hasta que fue detenida.
“No está bien el trato; todos somos seres humanos e íbamos a trabajar, no somos ningunos delincuentes”, recalcó Ramírez.
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