Tal como lo han denunciado distintos sectores de la sociedad, la pandemia del COVID-19 presentó con más fuerza las necesidades de la población que antes no eran tan evidentes. Al igual que otros grupos vulnerables, las personas con discapacidad ha enfrentado complicaciones en el proceso de inmunización; y, aunque ha habido un avance en la atención a esta población, aún existen distintos factores que limitan el acceso a la vacunación, exponiéndola a un riesgo mayor de contagio.
Según la encuesta nacional de discapacidad del 2016, en Guatemala habitan aproximadamente 1,070,000 personas con distintas discapacidades; asimismo, el censo poblacional refleja que esta población es conformada por 1,408,736 personas, indicando que el 10.2% de la población presenta una discapacidad. En adultos mayores el porcentaje de personas con alguna discapacidad puede llegar hasta un 25%.
El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) ha registrado hasta la fecha un total de 265,706 personas con discapacidad con una dosis de la vacuna y otras 152,278 con el esquema completo de inmunización. La entidad reveló que hasta ahora se han registrado 300,541 personas atendidas; si se toma en cuenta el dato del último censo, esto representaría solo el 21.33% de las personas con alguna discapacidad en Guatemala.
LA REALIDAD A LA QUE SE ENFRENTA ESTA POBLACIÓN
Las discapacidades más comunes y conocidas son las sensoriales y motrices; sin embargo, se debe recordar que existen otras que no son tan evidentes, como las psicosociales y cognitivas (asperger, autismo, entre otras). Uno de los retos a los que se expone la población con discapacidad es a la falta de información por parte de la ciudadanía e instituciones.
Nestor Mazariegos del Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (Conadi) refirió: “Por ejemplo, una atención prioritaria en los centros de vacunación, no se la darían a estas personas por no mostrar una discapacidad notoria”.
Además, debe tomarse en cuenta que el distanciamiento social muchas veces no puede cumplirse con estas personas, ya que, por su condición, necesitan apoyo personal y contacto físico con las personas y su entorno material.
Por otro lado, Jonatan Natareno, defensor de las personas con discapacidades de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) expuso que las instalaciones de los puestos de inmunización y pruebas no son del todo incluyentes o aptos para personas con discapacidades.
VACUNACIÓN NO FUE INCLUSIVA DESDE UN INICIO
El defensor Natareno recordó que al inicio del Plan Nacional de Vacunación (25 de febrero) no se incluyó explícitamente a las personas con discapacidad, más bien se permitió su vacunación conforme se habilitó la inmunización conforme a edades. “Si una persona con discapacidad quería adquirir la vacuna, pero la edad estaba en 40 años, ya tenía una dificultad”, indicó.
Al inicio de la segunda fase del Plan Nacional de Vacunación el Conadi creó un enlace con el Ministerio de Salud con una lista de candidatos a la vacuna a través de un formulario digital. Nestor Mazariegos mencionó que cuando estaba activa la fase para 50 años en adelante se logró incluir a los que estaban en el listado. “No fue gran población la que se registró en la página del Conadi. Los que se registraron para la vacunación fueron alrededor de 2,000 personas”, refirió.
Por otro lado, Allan Rosseline del Comité Prociegos y Sordos comentó que en un inicio un reto fue brindar la información a la población, razón por la cual algunas personas no querían adquirir la vacuna. No obstante, conforme el comité asesoró a estas personas, comenzaron a aceptar la inmunización y reconocer su importancia.
LA EXPOSICIÓN PARA PERSONAS CON SORDERA Y DISCAPACIDAD VISUAL
Alllan Rosseline de la dirección de Trabajo Social del Comité Prociegos y Sordos detalló que iniciaron las gestiones para vacunar a personas con discapacidad visual desde antes que llegaran las primeras vacunas a Guatemala. “Las personas con discapacidad no fueron incluidas explícitamente en el Plan Nacional de Vacunación. Las personas con discapacidad visual están más expuestas al virus porque dependen mucho del tacto; no pueden usar guantes y tienen que tocarlo todo”, comentó.
Bajo esta situación, indicó que las personas con visión completa pueden reconocer los dispensadores de alcohol en gel, lugares con alta afluencia de personas, incluso los servicios sanitarios; pero una persona con discapacidad visual no puede identificar estos aspectos tan fácilmente.
Por otro lado, Rosseline explicó que la barrera para las personas con discapacidad auditiva es el uso del cubrebocas. “Gran parte de su comunicación exitosa es la lectura de labios. La mascarilla que es altamente recomendada para todos, para ellos les dificulta la comunicación muchísimo, sobre todo si están hablando con una persona que no conoce el lenguaje de señas en Guatemala”, compartió.
Del mismo modo, el interlocutor o la misma persona con discapacidad debe quitarse el cubrebocas para poder comunicarse, lo cual los coloca en especial situación de vulnerabilidad.
Rosseline agregó que fue muy difícil incluir a estas personas debido a la baja disponibilidad de vacunas en el país, por lo cual se vacunó a este grupo conforme la edad avanzaba en el plan de vacunación. Actualmente ya se ha vacunado a la mayoría de los asistidos por el comité: los vendedores de billetes de lotería Santa Lucía, adultos mayores con discapacidad, miembros y egresados del comité.
Respecto a sus centros educativos, indicó que solo han sido inmunizados alumnos de un centro educativo para adultos con discapacidad auditiva en la zona 1 capital. “Esperamos que conforme el país autorice el uso y tenga disposición de vacunas para niños(as), podamos brindar ese apoyo a los estudiantes de los 9 centros de educación inclusiva y el programa de inclusión escolar en todo el territorio nacional”, manifestó.
Actualmente el grupo gestionado por la entidad ha logrado la vacunación de más de 270 personas con el esquema completo.
LA NECESIDAD COLECTIVA LOS LLEVÓ A EXPANDIR LA AYUDA
Según contó Rosseline, el Comité Prociegos y Sordos no tenía experiencia con personas con discapacidades diferentes a la auditiva y visual; sin embargo, al notar la necesidad de ayuda en el país, optaron por ayudar a movilizar personas con otro tipo de condiciones.
“No teníamos la experiencia, pero la misma necesidad nos llevó a traer un vehículo, llevar hasta 4 personas de apoyo para trasladar a una sola -con discapacidad-. Muchas personas con discapacidades físicas tienen sobrepeso, es muy difícil manipularlas, pero se ha hecho. Los que han pedido, a todos se les ha apoyado (sic). Pero con muchas personas lo que hicimos fue facilitar la información para que fueran a sus centros cercanos”, señaló.
PUESTOS ESPECÍFICOS PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD
Luego de presentar los listados de candidatos a la vacuna al Ministerio de Salud se habilitaron puestos específicos para atender a personas con discapacidades como el Campo Marte y Mariscal Zavala.
“Comenzaron a venir las vacunas de Moderna y se comenzó a hablar directamente con las autoridades del Ministerio de Defensa y nos dijeron que ellos iban a aceptar a todas las personas mayores de 18 años en condición de discapacidad”, relató Allan Rosseline de Prociegos y Sordos.
Detalló que en Mariscal Zavala se habilitó un área para atender específicamente a las personas con discapacidad en el salón de los espejos. “Se capacitó a los enfermeros y a los vacunadores del Ministerio de la Defensa sobre cómo interactuar con personas con discapacidad visual y auditiva, el lenguaje de señas y también se grabó en audio para que las personas tuvieran acceso a la información cuando llegaran a vacunarse”, informó Rosseline.
Él reconoció el aporte del Ministerio de la Defensa (Mindef) quien, además de la capacitación a su persona, dispuso de vehículos del Ejército para transportar a las personas desde la sede de Prociegos y Sordos hasta el puesto de vacunación. “Fue hasta que nos abrieron la puerta que logramos vacunar a las personas que aceptaron vacunar y que tenían más de 18 años”, resaltó.
¿QUÉ SOLUCIONES DEBEN APLICARSE?
Pese a los avances descritos por los representantes, aún existen acciones para mejorar la cobertura de vacunación en este sector de la ciudadanía. Partiendo de la forma en que el gobierno transmite la información relacionada a la pandemia, Nestor Mazariegos recordó que las últimas cadenas nacionales en televisión no han incluido la interpretación en lenguaje de señas.
En cuanto al servicio médico, agregó que existen pocas facilidades de acceso para personas con discapacidades motrices. Agregó que debe capacitarse al personal para poder atender y conocer todas las variantes de discapacidad. En esta línea, la defensoría de la PDH sugirió que se debe contar con los ajustes razonables para cada discapacidad.
Otro problema que aún se presenta es el acceso a la información al recibir la vacuna, pues se debe leer un apartado de consentimiento de información. Las personas con discapacidad visual no pueden leer el documento a menos que reciban apoyo de alguien más.
“Los centros deberían contar con un intérprete en lenguaje de señas; la lectura del consentimiento informado, porque las personas deben firmarlo al vacunarse, sin embargo, al tener una deficiencia visual las personas probablemente encuentren dificultad para acceder a la información que está impresa”, dijo Jonatan Natareno de la PDH.
CONTINÚAN BRINDANDO EL APOYO
El Comité Prociegos y Sordos aún brinda el apoyo tanto en transporte como en facilitación de información a quien lo requiera, para ello se han habilitado las siguientes vías:
Línea telefónica: 2382-1700 ext. 2174
e-mail: secretaria.tsocial@prociegosysordos.org.gt
WhatsApp: 5017-3517.