Ana Lara Alcántara fue conocida en internet hace unos días por su labor altruista de educar a niños de escasos recursos. Lara es una mujer jubilada de la Policía Nacional Civil (PNC), ahora su tiempo libre lo dedica a nueve niños menores de 6 años, quienes nunca habían ido a un centro educativo y tuvieron sus primeros acercamientos a la lectura y escritura con ella, en el garaje de su casa en Granjas Gerona.
“Mi profesión es perito contador y en el 1993 ingresé a la Policía Nacional”, comentó Ana Lara, “mi carrera de policía fue de 21 años de servicio; en el 2013 me jubilé”. Durante su tiempo como policía tuvo dos hijos. “Con el mayor que tuve la oportunidad de mantenerlo en la guardería de la policía; y con mi otro hijo que ya me tocaba ir a comisarías donde nos teníamos que ir 11 días y dejaba a mis hijos”, detalló.
En agosto Ana Lara cumplirá los ocho años de jubilada y durante este periodo de pandemia decidió emplear su tiempo extra en los niños vecinos de Granjas Gerona en la zona 8, de San Miguel Petapa.
“Tuve la iniciativa por el problema de la pandemia al ver que los niños no van a la escuela, claro porque son medidas de restricción, pero acá en Granjas Gerona hay niños que no cuentan con internet y más me enfoqué con los niños que en ningún momento habían ido a la escuela”, indicó.
LA PEQUEÑA ESCUELA DE ANA
Pese a que ella se graduó como perito contador, Ana ha utilizado sus propios recursos y habilitado un espacio en su hogar para recibir a niños en su pequeña escuela.
“Ahí vamos con los niños, esto es sin fines de lucro porque o sea es mi tiempo, yo lo doy lunes, miércoles y viernes de 2:00 a 5:00 de la tarde. Empecé el 15 de febrero de este año y me siento bien contenta con los niños, los padres están bien contentos también con los que los niños están aprendiendo”, expresó.
En esta travesía la mujer se percató que había infantes que aún no sabían agarrar un lápiz, mucho menos leer o escribir. Aquí comenzó la enseñanza empírica; con el apoyo de videos de YouTube Ana Lara ayudó a los pequeños a desarrollar habilidades motoras en las manos.
“Hubo niños que su primera vez en la escuela fue aquí y con un pizarrón y banquitas aquí en el garaje empezamos con ellos a recibir clases. Ellos en ningún momento habían ido a la escuela, algunos no sabían ni agarrar un lápiz entonces yo empecé con dinámicas para que ellos tuvieran movilidad en sus manitas; no soy maestra, pero ahí estuve viendo en internet unas tutorías y trabajé con los niños”, comentó.
Actualmente la policía jubilada imparte clases a nueve infantes. “Vienen nueve niños, la más pequeña tiene 4 años y el más grandecito 6. Después gestioné con la municipalidad de San Miguel Petaba para ver si me podían apoyar con escritorios porque incluso, siempre guardando las medidas de seguridad con las banquitas, no había mucho distanciamiento con los niños. Ya con sus escritorios los pongo más separaditos”, detalló.
Según comenta la maestra, los chicos y chicas han tenido un buen desarrollo en su aprendizaje. La base de las clases de Ana es el clásico libro Victoria, con el cual les ha enseñado a los niños el alfabeto.
“De veras que muy pilas los niños porque se acercan y ya tienen la movilidad con sus manitas y yo que empecé con rueditas, tronquitos; ya luego ellos podían ordenar y todo. Hablé con los papás y estuvieron de acuerdo en comprarles su librito Victoria y ahora ellos ya saben leer; hemos visto la P, la S, la L y las vocales, yo siempre les digo ‘vamos a ver vocales’ y ellos ya me las dicen y ya me leen bonito”, contó.
“Yo les paso su examen y va, ya vimos esta lección entonces a cada uno lo voy pasando conmigo porque me dieron de parte de la municipalidad una mesa y yo empiezo con las vocales: ‘me ponés la A, me ponés la U’ y así y ya de último les digo una oración y me la ponen en un cuaderno”, agregó.
Ana busca que los niños obtengan una educación integral, con actividades recreativas y dinámicas. “Los viernes hacemos educación física, ayer -9 de julio- les di una práctica de cómo usar la cuchara, cuchillo y tenedor con cubiertos plásticos. Todos eso yo lo compro y le digo a los papás que no se preocupen, solo el librito Victoria los compraron y fue muy útil”, indicó.
LA INICIATIVA INICIÓ ENTRE VECINOS
Inicialmente la pequeña escuela fue montada en la comunidad de Granjas Gerona. Ana les comentó a sus vecinos sobre su iniciativa, luego se corrió la voz sobre el proyecto. Al principio llegaban niños de nivel primarios; no obstante, Ana quería centrarse en aquellos que nunca habían ido a un centro educativo.
“Como son vecinos de acá yo les dije ‘miren, les voy a traer a sus niños’ y ellos les dijeron a otros vecinos y así fue, incluso vino un niño de Las Joyas que es otra como colonia. Incluso la primera semana que fue de tres días venían niños más grandes, había de quinto, primero en segundo. Yo con gusto hubiera querido que ellos vinieran, pero en sí yo me quería enfocar en los niños pequeños, ya después me fui quedando con los pequeñitos. De los chiquitillos eran más también, eran unos dieciséis”.
Aún sin la pandemia Ana expreso sus deseos por contribuir a la educación de los menores de edad. “Si hubiera tenido la oportunidad o incluso si no hubiera pandemia los hubiera tenido aquí, quizá enseñándoles a ellos un poco de lo que van aprendiendo en la escuela, viendo sus tareas”, agregó.
“El niño que viene de Las Joyas ya estaba anotado este año para entrar a preprimaria, pero me comentaba la mamá que las tareas que les dejan en la escuela son más como prácticas, donde en realidad ni lo hace el niño, lo hacía la mamá y me dice que conmigo están aprendiendo más. A ese niño entonces ya no lo llevaron a la escuela grande, como le dicen”, relató.
VISIÓN A FUTURO
A la maestra empírica le gustaría ampliar la educación de sus alumnos, no solo en un espacio físico sino en cuando a cursos impartidos y actividades para su desarrollo.
“Platicábamos aquí con mis hijos, les decía que me gustaría que por lo menos se pudiera en una guardería, donde estuviera un poco más completo para los niños, donde pudieran tener cada tres meses una consulta médica, llevarles un su registro y que se pudieran impartir más clases”, detalló.
Para la clausura de este año de clases la PNC le ofreció a Ana un recorrido para los educandos en la sede de la policía. “Incluso con la PNC me dijeron que para la clausura podría llevarlos a la dirección de la policía y los llevan en bus y así, bonito todo”, dijo.
La atención de la PNC hacia la iniciativa de Lara Alcántara sucedió luego que planeara una actividad con sus alumnos y Lesh, un muñeco de la Policía Nacional Civil. Cuando el grupo de policías llegó a la casa de Ana se encontró con una amiga de hace años, luego se publicó su trabajo en la página de la entidad.
“Todo esto me resultó del aire, porque yo estaba viendo una actividad para los niños y no me imaginé que fuera incluso a publicarse en la página de la PNC y allí como que se regó la noticia”, comentó.
Hasta ahora la expolicía ha hablado con la ONG World Share Guatemala; sin embargo, esta solo la puede ayudar por medio de la municipalidad. “Estuve gestionando con una oenegé que encontré por Facebook y me decían que tendría que ser por medio de la municipalidad que ellos apoyen, pero no me he abocado a la municipalidad por la pandemia”, mencionó.
ANA LARA: “LOS QUIERO VER EN LA UNIVERSIDAD”
Durante estos meses de acompañamiento Ana se ha encariñado con sus alumnos; aspira a que ellos continúen con su educación hasta ser profesionales en la universidad. “Paso mi tiempo con los niños, no lo estoy perdiendo, a ellos les platico que los quiero ver en la universidad, ‘yo quiero que ustedes sean el futuro de Granjas Gerona’, les digo”.
Las tres clases a la semana representan momentos de alegría para Lara Alcántara. “Con ellos siempre goza uno, nos ponemos incluso a jugar. Yo digo ‘vamos a ver, Kimberly, una cara seria’ y la pone seria; yo les digo a veces que se pongan en posición de descanso y luego me dicen ‘¡ahora usted seño! Posición de descanso’ y me pongo así y se empiezan a reír de todo”, expresó.
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Aseguró, además, que tanto ella como los niños están satisfechos con el trabajo realizado hasta ahora. “Los niños me preguntan ‘¿hoy hay clases?’, ‘¿vamos a ir a la escuela?’, o sea ellos están contentos y esa es una de las satisfacciones principales”, distinguió, “ellos me dicen ‘te amo’ y yo me siento bien, pienso en el cariño que ellos me tienen a mí y ellos saben también el cariño que le tengo a ellos”.
La líder de su comunidad indicó que acepta cualquier ofrecimiento de ayuda para su pequeña escuela, siempre y cuando sea dirigido específicamente a los niños y su formación. “Para que no haya malentendidos, acepto ayuda siempre y cuando sea para los niños. Siempre y cuando sea una su mochilita, útiles para los niños, una refacción o algún juego dinámico, sí, bienvenido sea”.
En Facebook se identifica como Linda Alcan, aquí puede ser contactada para más información sobre la ayuda.