Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt
Los envíos de dinero desde el extranjero que reciben las familias de Belisario, Mirna y Arminda, quienes viven en diferentes departamentos del país, les sirven para sostener las necesidades del hogar, alimentación, el pago de servicios de luz y agua, entre otros gastos.
Un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Guatemala efectuado en 2016, estimaba que la población beneficiaria de las remesas superaba los 6 millones 200 mil personas, que comparadas a 2010, representaron un crecimiento del 37.8 por ciento.
Esa encuesta evidenció que si bien solo un 13.2 por ciento de la población receptora de remesas podía cubrir el costo de la Canasta Básica, de no recibir esta contribución estaría en condiciones de pobreza o extrema pobreza, que con la Encovi 2014, alcanzaba a casi un 60 por ciento de la población.
Las remesas se emplean en gastos de consumo, inversión y ahorro, pago de créditos, así como salud y educación.
Sin esto, migrantes y analistas consultados, coinciden que serían miles las familias que quedarían expuestas a la línea de pobreza.
Es decir, sin esos ingresos más de 6 millones de personas y más 1.5 millones de hogares, perderían los medios de supervivencia, y de estar en el país los más de 2.7 millones de migrantes (1.8 millones envían remesas) que en la actualidad trabajan en EE. UU., tendrían que integrarse al sector formal o en el informal de la economía nacional.
Cada quince días, Belisario, un guatemalteco residente en Nueva York, le envía parte de lo que devenga de su trabajo de construcción a su madre y hermanos que viven en San Marcos para la compra de artículos de consumo en el hogar, para deudas que deben pagar a una entidad bancaria.
Para el guatemalteco los ingresos que transfiere a su familia son más que solo envíos, representan un sueldo.
“No creo que estuvieran bien sin las remesas, porque les han ayudado a ellos bastante, sobre todo para pagar créditos que con un trabajo normal allá a veces no se podría”, dijo el migrante.
REMESAS SON MÁS QUE UN ENVÍO DE DINERO
Para Mirna y sus hijos en Jalapa, las remesas fueron un alivio, porque mientras su esposo trabajaba en EE. UU., con eso compraban los alimentos del día. Asimismo, les permitió construir parte de su casa, que considera, ni con el salario de jornalero que tuvo por varios años habría logrado.
Ahora su esposo volvió junto a su familia y enfrentan la difícil realidad en la que viven, porque dice deben salir adelante con unos Q30 diarios, dinero que al final también les sirve para la compra de maíz y frijoles.
Para el resto de las familias en Jalapa, la situación es compleja y para muchos lo es aún más, porque a veces en el trabajo de jornalero devengan algo similar a lo que recibe el esposo de Mirna, “si les va bien o en época de corte de café”.
Según la OIM, las remesas no solo son un vínculo entre las familias, sino que “con su uso, pueden aportar a la reducción de pobreza de los hogares en las comunidades de origen, a facilitar el acceso a la salud y a la educación y a acceder a nuevas tecnologías”.
Las personas que envían remesas en su mayoría viven en Estados Unidos, y los beneficiarios son 1 millón 574 mil 973 hogares, los cuales inciden en un aproximado de 6 millones 200 mil personas, destaca la OIM; así que teniendo en cuenta que la Canasta Básica supera los Q3 mil 500, estos aportes resultan significativos.
En el caso de Arminda, de Santa Rosa es similar a los anteriores, su familia recibe remesas de su hermana, quien reside en Oregón desde hace varios años, así que siempre tratan de ahorrar.
“Cuando los recibimos los ahorramos, solo usamos para emergencias, en caso de que se necesite tratamos de cuidarlo como un aporte más de mi hermana”, dijo la entrevistada.
REMESAS SIGUEN MARCANDO UNA TENDENCIA AL ALZA; AL IGUAL QUE MIGRACIÓN
Hasta septiembre, las estimaciones del Banguat, puntuaban a las remesas en US$7 mil 747 millones 622 mil 900 y se espera que lleguen hasta US$10 mil millones al finalizar el año, cifra que se ha mantenido en aumento desde 2010.
Para comprender la importancia que han cobrado las remesas en el país podríamos compararlas con otras actividades económicas, por ejemplo, del 2017 al 2018, mientras las remesas aumentaron en US$1 mil millones; la exportación de productos tradicionales bajó en US$96 millones y las de no tradicionales aumentaron en US$186 millones.
Entre los productos que presentaron un mayor decrecimiento figuraba el café, azúcar, caucho natural, máquinas y aparatos mecánicos, según la Asociación Guatemalteca Exportadora (Agexport).
Hasta agosto, el comportamiento de exportaciones de acuerdo a esa Asociación, ha sumado en productos de no tradicionales US$2 mil 060 millones que presenta un aumento en relación a 2018, en tanto los productos no tradicionales, incluyendo el petróleo, suman US$5 mil 457 millones, aunque con una cifra menor a la del año pasado.
En 2016, cuando la OIM realizó su última medición de remesas, estas sumaron más de US$7 mil 273 millones y ahora en 2019, a tres meses de que finalice el año los ingresos, según el Banco de Guatemala (Banguat), suman una cifra superior a los US$7 mil 747 millones.
Eso significa que las remesas marcaran este año una nueva tendencia al alza, al igual que lo han hecho las cifras de detenciones en la Frontera Sur de Estados Unidos, superando las más de 230 mil capturas de guatemalteco en el año fiscal 2019.
CLAVER-CARONE: VIVEN EN UN CICLO DE DEPENDENCIA
Si bien las remesas son consideradas por miles de personas como una esperanza y una fuente de sobrevivencia, el asesor especial del presidente Donald Trump, Mauricio Claver-Carone, expresó recientemente que los países, (al hacer referencia al Triángulo Norte), han mantenido un ciclo de dependencia de estos ingresos.
“Viven en el ciclo de dependencia de las remesas, las cuales quitan el incentivo del crecimiento económico porque simplemente están en un ciclo económico en el cual dependen de las remesas”, afirmó.
REMESAS AUMENTAN PORQUE LA POBLACIÓN BUSCA SALIR DE POBREZA
El migrante y economista guatemalteco, Marvin Otzoy, añadió que las remesas se han constituido como un ingreso y un aporte de incluso el 11 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), con el que se le considera dependiente al país.
Otzoy cree que, si las remesas han aumentado de manera tan significativa, se debe a que las personas han buscado en la migración una salida a su situación de pobreza, por falta de educación, salud, vivienda, entre otras.
Así que el guatemalteco, cree que estos aportes vienen a ser un importante aporte, que de no recibirlas las familias de connacionales, se verían afectadas y se quedarían sin acceso a la salud y expuestos a condiciones todavía más fuertes de pobreza.
“En el interior del país lo que rige es el salario mínimo en Guatemala que apenas supera los Q91 al día, lo que para un inmigrante viene a ser como un poco más de US$12 por hora, entonces realmente se ve que hay una gran diferencia entre unas naciones de primer mundo, con naciones que apenas están saliendo”, dijo.
El migrante, puntualizó que para salir de ese ciclo de dependencia es necesaria la creación de políticas públicas, que permitan que los envíos puedan ser empleados de manera eficiente.
SIN EL APORTE MIGRANTE, LAS FAMILIAS CAERÍAN EN EL ANALFABETISMO
Desde Nueva York, Carlos Ramírez dijo que no se puede discutir que Guatemala sea un país que depende de las remesas, aunque en el PIB, se ve reflejado que es un aporte por demás importante.
“A ese punto hemos llegado porque la economía no está activada, las pocas ganancias que obtiene un comerciante porque el monopolio la saca del país, entonces el dinero no se genera en Guatemala”, dijo.
De dejar de recibir ingresos de remesas, Ramírez cree que las familias se verían seriamente afectadas, porque con esos recursos envían a sus hijos al colegio, pagan zapatos, ropa, medicinas y alimentación.
Por eso, el migrante cree que el analfabetismo aumentaría, porque son las personas de escasos recursos las que reciben estos aportes y aprovechan en muchas ocasiones para la educación de sus hijos.
PAÍSES NO HAN LOGRADO GENERAR ALTERNATIVAS
Para el economista de la Asociación de Investigación en Estudios Sociales (Asies) Erick Coyoy, es un hecho que, en los tres países del Triángulo Norte, los ingresos por remesas incluso resultan ser mayor que lo que el Gobierno logra recaudar por impuestos, lo que solo demuestra la dependencia a estos recursos.
En el caso de Guatemala, anotó que el valor de las remesas se acerca al de las exportaciones “los países no han logrado generar alternativas para que la población tenga un empleo y un ingreso acá en el país y por esa razón se mantiene la dependencia no solo de hogares, sino en el equilibrio macroeconómico”.
La situación con las familias, a decir del entrevistado es que las familias no pueden dejar de recibir ese ingreso, porque no encuentran una oportunidad similar para sobrevivir.
“Se necesita algo de mayor alcance que permita a las personas deportadas generar un ingreso similar al que tenían allá con Estados Unidos… en general en Guatemala los salarios más bajos… se necesitan esfuerzos de mayor alcance para incorporar a la formalidad a estos trabajadores que son deportados por las medidas migratorias de Estados Unidos”, apuntó.
SIN EL APOYO DE MIGRANTES UNAS 600 MIL FAMILIAS ENTRARÍAN EN LÍNEAS DE POBREZA
Finalmente, el catedrático de la Escuela de Gobierno Mario Arturo García, opinó que el país ha hecho poco en la generación de empleo en Guatemala, los trabajos que hay son informales o con sueldos de “miseria” y ahí la vocación de las personas a dejar sus comunidades.
En ese sentido, el catedrático cree que, si las familias dejaran de recibir esos ingresos, entrarían a la línea de pobreza, porque se les quitan ingresos, “unas 600 mil familias de Guatemala con una facilidad increíble estuvieran en condiciones de pobreza y pobreza extrema”.
Las remesas a decir del académico continuarán al alza en los próximos cinco años, sobretodo porque la economía estadounidense se encuentra en auge generando nuevos empleos, “la dependencia de Guatemala en las remesas va seguir aumentando”.
Para complementar este tema, se intentó consultar a Javier Zepeda, secretario Ejecutivo de la Cámara de Industria a fin de obtener una postura al respecto, sin embargo, hasta el momento de cierre de este reportaje no se había obtenido una respuesta mediante llamadas realizadas a su teléfono celular y un mensaje enviado vía WhatsApp.