Por Grecia Ortíz
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El presbítero y director de Casa del Migrante para Guatemala y El Salvador, Mauro Verzeletti, se muestra con entusiasmo y con mucha sinceridad en una entrevista para La Hora Voz del Migrante, en la que abordó la temática y situación migratoria en la región, un aspecto que se ha convertido prácticamente en el centro de su vida.
El presbítero llegó a Casa del Migrante hace más de 20 años y con mucha seguridad cuenta que ha conocido el país, pues la situación migratoria lo ha llevado a recorrer muchos lugares con el tiempo, por supuesto, algunos departamentos se han convertido en sus favoritos, por la belleza natural, el clima y su gente.
Cada vez que habla, sus ojos se tornan serios y más si es para conversar del tema migratorio, así que no oculta su frustración por lo que ocurre en el país, que asegura urge de propuestas enfocadas en quienes necesitan de ayuda.
Entre sus pasatiempos, dice entre risas, está el fútbol, (pasión que lleva en la sangre, pues es originario de Brasil), aunque ya no lo practica con tanta frecuencia; también la lectura y por supuesto su trabajo con las personas que hacen realidad el apoyo humanitario a los migrantes que llegan en busca de refugio a Guatemala.
En su trayectoria, el presbítero ha recibido varios reconocimientos por la defensa de los derechos migrantes.
“De vez en cuando para animarnos nos comemos una carnita asada, un churrasquito con todos aquí para estar juntos y me mantengo aquí en Guatemala y algunos días en El Salvador”, dice Verzeletti con sencillez, mientras se prepara para atender a periodistas de otros medios de comunicación que visitan la Casa del Migrante.
En los próximos días, Verzeletti espera viajar a Brasil y visitar a su familia, afirma que cada vez que lo hace comparte con sus seres queridos y realiza tareas agrícolas.
UN ROSTRO CONOCIDO PARA EL TEMA MIGRANTE EN LA REGIÓN
Desde 2017 que La Hora Voz del Migrante ha realizado sus publicaciones, Verzeletti se ha convertido en un asiduo columnista para las ediciones de cada semana, en donde aborda siempre desde su visión temas en donde destaca la migración y las poblaciones desprotegidas.
Pertenece a la Congregación de los Misioneros de San Carlos Scalabrinianos, fue ordenado sacerdote en 1993, tiene estudios en teología, Ciencias Sociales y Políticas, y fue tras su ordenación que trabajó como misionero en la frontera entre México y Estados Unidos.
Llegó a Guatemala en 1998, para trabajar de cerca de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal en Guatemala, recientemente, la congregación de los Misioneros Scalabrinianos cumplió 25 años en el país.