La Corte Suprema de Justicia (CSJ) volvió a naufragar en su intento por elegir presidente del Organismo Judicial (OJ). El pasado lunes 1 de diciembre, los 13 magistrados se reunieron en pleno para encarar, por séptima ocasión desde octubre, una votación que no termina de arrancar: la sesión concluyó sin una sola propuesta formal y, una vez más, sin una hoja de ruta clara para superar la crisis.
Han pasado ya más de siete semanas desde que venció el plazo legal para designar a la nueva autoridad del poder judicial. Desde entonces, el magistrado vocal I, Carlos Rodimiro Lucero Paz, ha asumido la presidencia interina. Pero la sala de plenos sigue paralizada por la incapacidad de la mayoría de magistrados para consensuar a un candidato que logre los votos suficientes.
Fuentes de alto nivel dentro de la Corte confirmaron a este diario que la falta de voluntad política se mantiene intacta. “No hubo intención en esta sesión y tampoco la habrá en las próximas”, señaló una de las personas consultadas. El cálculo interno, añaden, apunta al escenario de que la CSJ llegará a enero sin haber elegido presidente.
SIN VOLUNTAD
La raíz del estancamiento es conocida. El bloque dominante —conformado por Teódulo Cifuentes, Claudia Paredes, Carlos Ramiro Contreras, Igmaín Galicia, Jenny Alvarado, Clemen Juárez, Gustavo Morales Duarte, Flor García Villatoro y Luis Mauricio Corado— continúa sin acordar a quién respaldar tras la abrupta caída de su candidata favorita, la magistrada Claudia Paredes. La pérdida de su visa estadounidense, revelada en octubre, desató un desplome interno que fracturó la disciplina con la que el grupo había operado durante meses.
En el lado opuesto permanece el bloque disidente, integrado por Estuardo Cárdenas, René Girón Palacios, Flor de María Gálvez y el propio Lucero. Sus integrantes han cuestionado abiertamente decisiones administrativas y judiciales impulsadas por la mayoría, especialmente aquellas relacionadas con nombramientos irregulares en las nuevas Salas de Apelaciones.
La elección del presidente del OJ no es un trámite menor. Quien asuma la silla dirigirá, en 2025, dos procesos cruciales para el país: la designación de los magistrados titular y suplente que el Organismo Judicial postulará ante la Corte de Constitucionalidad, y la presidencia de la Comisión de Postulación encargada de elaborar la nómina de aspirantes a fiscal general, en sustitución de María Consuelo Porras, cuyo mandato concluye el próximo año. Sin un líder al frente, el poder judicial se asoma a una transición marcada por la incertidumbre.
En público, Carlos Lucero ha insistido en que la postulación de candidatos queda “a discreción de cada magistrado”, una frase que se ha convertido en la síntesis del impasse: nadie propone, nadie vota, nadie cede. En privado, las fuentes consultadas reconocen que el ambiente está “más irresuelto que nunca” y que, salvo un giro inesperado, diciembre transcurrirá entre sesiones fallidas y recesos sin avances.
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ANTECEDENTES
La CSJ ya ha convivido con interinatos prolongados. En 2008, el vocal I Eliú Higueros encabezó el poder judicial durante nueve meses por falta de acuerdos. Más recientemente, en 2019 y 2020, la magistrada Silvia Valdés acumuló casi cuatro años en la presidencia como interina.
“Se ha normalizado que no pase nada”, lamenta otra fuente consultada. A menos de un mes de cerrar el año judicial, la Corte Suprema permanece atrapada en sus propias fracturas internas, sin señales de que la séptima reunión sin presidente vaya a ser la última. Todo indica que el OJ iniciará 2026 sin rumbo político ni conducción definida, en uno de los periodos institucionales más sensibles de la última década.
