En la zona 5 se realizó una de las quemas del diablo más llamativas de la capital. Foto La Hora/José Orozco

Con fogatas y piñatas en llamas, miles de católicos en Guatemala «quemaron» al diablo este martes cumpliendo una añeja celebración en la víspera de la festividad a la Virgen de Concepción y en la que aprovechan para protestar contra la corrupción.

La «Quema del Diablo», que tiene su origen en la época colonial, inició a las 18 horas junto con la detonación de pirotecnia en las calles del país para alejar a los malos espíritus y dar paso a la temporada navideña.

«Esta es una tradición muy chapina (guatemalteca) que con el pasar del tiempo se ha vuelto en una sátira hacia el gobierno de turno», dijo a la AFP el comerciante Sergio Albizúrez en la colonia Arrivillaga, en una zona popular en el este de Ciudad de Guatemala, donde los vecinos le prendieron fuego a un «diablo» de 5 metros de altura.

El monigote rojo, elaborado de papel y alambre, que la lumbre desintegró en cuestión de minutos, también lucía dos muletas en alusión al presidente Alejandro Giammattei, quien las utiliza por la esclerosis múltiple que padece desde la adolescencia.

Con el diablo también ardieron «billetes», pues varios sectores acusan a Giammattei de corrupción y «despilfarro» de fondos que debieron ser destinados para combatir la pandemia de covid-19, indicó Albizúrez.

«Por una parte la tradición no se queda abandonada y por otra estamos mostrando el malestar de todos» por la corrupción, estimó Erick Rosales, de 28 años, empleado de una fábrica de ropa.

 

Mientras, en la ciudad colonial de Antigua, al suroeste de la capital, pobladores del barrio Concepción quemaron un muñeco de satanás que habían colocado dentro de un ataúd con la frase: «Por tanta corrupción de nuestros gobernantes, hasta el diablo se murió».

«Quemar» al diablo es una tradición heredada del colonialismo español y, de acuerdo con historiadores, se hace para purificar el ambiente previo a la celebración a la Virgen de Concepción, cada 8 de diciembre.

La tradición es criticada por ambientalistas, que consideran que la quema genera contaminación, por lo que muchos feligreses optan por incendiar piñatas de diablos, que en los últimos años han confeccionado con características de algunos polémicos políticos y personajes de la vida pública.

Familias enteras disfrutaron de esa tradición. Foto La Hora/José Orozco
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